El juez de instrucción Luis Schelgel dispuso el primer auto de prisión preventiva para el vaciador de medios de comunicación Mariano Martínez Rojas, fallido comprador del diario Tiempo Argentino y de Radio América. Se trata de, acaso, la causa menos grave de todas las que pesan sobre el empresario prófugo de los tribunales argentinos hasta la semana pasada, en que fue deportado de Estados Unidos.
Martínez Rojas fue procesado en 2017 por la falsificación de la firma de un contador para presentar un documento ante el Consejo de Ciencias Económicas de la Capital Federal y de ese modo beneficiar a una empresa ignota, Ichi SRL, supuestamente dedicada a la fabricación textil. Por ese delito había sido embargado, además, hasta cubrir la suma de 15 mil pesos. En aquella oportunidad, el juez Gabriel Nardiello dispuso el procesamiento por el delito de “uso de documento privado falso”, que contempla penas de entre seis meses y dos años de prisión.
Martínez Rojas fue procesado por haber “adulterado los estados contables de la firma Ichi SRL”, que según las consultoras de riesgo empresario que circulan por internet tiene un giro comercial de entre medio y un millón de pesos anuales, entre uno y cinco empleados, opera desde hace menos de un lustro pero no registra un domicilio físico en el que exista un establecimiento fabril. En la dirección registrada en el barrio de Flores, según Google Maps, hay una casa particular.
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Como estaba en Estados Unidos, Martínez Rojas figuraba como “rebelde” en este expediente. En el interín entre el procesamiento y su arribo, detenido, al país, el juzgado cambió de juez subrogante, y ahora se hizo cargo Schelgel.
Anoticiado del regreso de Martínez Rojas, emprolijó su situación procesal, le dictó la preventiva y envió el expediente a la Cámara del Crimen para que allí tramite la revisión, tanto del procesamiento cuando de la detención que pesa sobre él.
La causa se inició a raíz de la denuncia del contador Enrique Darío Shaferstein, advertido por la entidad que los nuclea sobre la existencia de un documento con su firma que, finalmente, se reveló apócrifa. Martínez Rojas no está acusado de haber fraguado él la firma del contador. Pero sí de haberse beneficiado con esa falsificación, realizada por un desconocido para la Justicia.
El vaciador (apenas un eslabón de una cadena de estafadores que perjudicaron la vida y la profesión de decenas de trabajadores de prensa) permanece detenido en dependencias policiales situadas en la intersección de la calle Cavia y la Avenida Figueroa Alcorta.
Tiene además al menos otras tres causas judiciales por las que fue extraditado: en el expediente conocido como la “mafia de los contenedores” y los ataques con una patota a Tiempo Argentino y a la planta transmisora de Radio América.