La presentación de un libro de investigación periodística sobre el peor atentado terrorista que sufrió la República Argentina –la voladura de la mutual AMIA, en julio de 1994- desencadenó preguntas y muestras de asombro en el café cultural Caras y Caretas en el barrio de San Telmo.
Sucedió el miércoles por la tarde, en un auditorio lleno y con la participación del autor, el periodista Juan Salinas. De la charla-debate también formaron parte la diputada Nilda Garré, ex ministra de Seguridad del kirchnerismo; el abogado penalista Juan Manuel Ubeira, quien tanto en la causa por el atentado como en la del encubrimiento representó al comisario de la Bonaerense Juan José Ribelli; y el periodista Daniel Schnitman, conductor del programa “La voz y la opinión” que se emite por AM740 Radio Rebelde.
El libro en cuestión, que al finalizar la charla se vendió a buen ritmo, se titula La infAMIA. Los servicios de inteligencia en el atentado y su encubrimiento. El memorándum con Irán, Stiuso y la muerte de Nisman.
Desde el inicio mismo del panel quedó claro que la presentación del libro iba a estar envuelta en debates y polémicas. El propio autor contó que el sociólogo y periodista Jorge Elbaum –cuya participación estaba prevista en el evento, según el flyer de convocatoria- había declinado de participar por tener diferencias con el contenido del texto. “Él considera probada la participación de Hezbollah y se basa en bibliografía norteamericana”, fue una de las primeras advertencias de Salinas cuando la gente todavía se estaba acomodando.
Conocido en las redes y redacciones como ‘Pájaro Rojo’, Salinas tiene una explicación totalmente diferente de la génesis, organización y autoría del atentado del 18 de julio de 1994 en la mutual de la calle Pasteur. El periodista aclaró sin embargo que su investigación no considera de ninguna manera que la explosión de la AMIA haya sido un auto-atentado.
“Macri y los dirigentes de la colectividad judía son encubridores», fue una de las definiciones impactantes con la que el autor de La infAMIA arrancó la charla.
Salinas puso especialmente el foco en la disolución de la Unidad Especial de Investigación al atentado a la AMIA, decisión resuelta por el Ejecutivo en marzo de este año. Esa medida dejó sin funciones al ex senador nacional por Chubut del radicalismo, Mario Cimadevilla, cuya actuación había generado fuertes disgustos a las autoridades nacionales, sobre todo al actual ministro de Justicia Germán Garavano.
Cimadevilla llegó a acusar a Garavano de encubrimiento: lo responsabilizó por la decisión oficial de absolver a los ex fiscales Eamon Mullen y José Barbaccia, quienes están siendo juzgados en la causa por encubrimiento que también involucra a Carlos Menem, el ex titular de la SIDE menemista Hugo Anzorreguy, al ex juez Juan José Galeano y al ex titular de la DAIA Rubén Beraja.
En su intervención, Garré se dedicó a desmenuzar y desmentir con datos y anécdotas la hipótesis oficial de que en el atentado a la AMIA se utilizó una camioneta-bomba: la ya famosa Traffic. La diputada también puso especial énfasis en una serie de acontecimientos previos que apuntan a la participación o corresponsabilidad de sectores de la Policía Federal en la planificación y ejecución de la voladura.
Garré se refirió también a la participación en el caso de un agente de inteligencia de la Policía Federal (un “pluma”, según la jerga de la institución) muy formado, que hablaba idish y estaba infiltrado en las instituciones judías –de nombre José Alberto Pérez, se lo conocía como Iosi– y que unas semanas antes del atentado de 1994 recibió un encargo por parte de sus superiores: debía conseguir los planos de la AMIA o hacer un croquis visual de sus instalaciones. Los periodistas Miriam Lewin y Horacio Lutzky escribieron un libro sobre ese agente encubierto. Se titula Iosi. El espía arrepentido.
Teatro de operaciones político, ciénaga judicial
En otro tramo de su participación, Garré recordó que el Estado argentino delegó toda la investigación del atentado en las agencias de inteligencia de Israel y Estados Unidos. También cuestionó el rol de la Comisión Bicameral creada en aquel tiempo en el Congreso con el objeto de monitorear el avance de las pesquisas: el titular de esa comisión era el fallecido ex gobernador rionegrino Carlos Soria.
Según la ex ministra, la intención de Soria fue apuntalar la visión oficial de lo que había sucedido. En aquel momento ya estaba probado el pago ilegal al reducidor de autos usados Carlos Telleldín para que incriminara a un grupo de policías bonaerenses. Tanto Garré como Salinas recomendaron la lectura de las conclusiones a las que arribó en el último tiempo el Grupo Especial de Relevamiento y Análisis Documental (GERAD), de la UFI AMIA.
La presentación del libro siguió con las exposiciones del periodista Schnitman y el penalista Ubeira. El primero se concentró especialmente en el rol de Beraja (“tengo el honor de encabezar el único medio periodístico judío que está querellado por la DAIA”), mientras que el abogado de Ribelli lanzó algunas definiciones muy fuertes para condenar la falta de garantías de la Justicia argentina.
“En referencia a la causa por el memorándum de entendimiento con Irán, debo decir que tener atado a la pata de la cama al ex canciller de la Argentina es algo inconcebible. Voy a decir algo fuerte. El hijo de Jacobo Timerman (por Héctor, ex canciller, que padece cáncer, con prisión domiciliaria) al final tuvo menos garantías democráticas que su padre, detenido por la dictadura”, provocó Ubeira. “El atentado y la causa judicial de AMIA son un teatro de operaciones político y una ciénaga judicial”, subrayó luego.
Antes de la despedida, Salinas compartió su hipótesis de por qué se atentó contra la mutual judía. “Hubo una alianza de narcotraficantes, traficantes de armas y sectores de los servicios de inteligencia”, lanzó.
Quienes quieran sumergirse de lleno en el caso judicial más opaco de los últimos años en la Argentina, con la intención de revisar los datos que aporta el periodista, tienen a partir de ahora un nuevo libro de consulta.