La declaración de la exsecretaria de la UFI Amia Soledad Castro, que fue presentada como una novedad saliente en la investigación por la muerte de Alberto Nisman, parece destinada a forzar un eventual llamado a indagatoria a la fiscal Viviana Fein.
Castro, hoy secretaria letrada del juez de la Corte Suprema Horacio Rosatti, declaró el 25 de abril pasado ante el fiscal Eduardo Taiano, quien tiene delegada la investigación. Pese a que el juez no tiene intervención directa, en la audiencia intervino (y preguntó) Noel Fernández Rivera, secretaria del magistrado Julián Ercolini.
La declaración focalizó en la ausencia de una serie de pendrives que Castro entregaba periódicamente a Nisman con los «avances» de la denuncia, y que no fueron hallados en el departamento la noche en que apareció muerto. ¿Pudo alguien haber hurtado esos elementos? Si fuera así, se impone preguntar si allí había prueba adicional a la que hasta hoy se conoce sobre la acusación de Nisman contra representantes del gobierno anterior. La respuesta es negativa.
Cuando los colaboradores de Nisman supieron que el fiscal estaba muerto contó Castro buscaron a la autoridad judicial a cargo. Entonces apareció el nombre de Fein: «Intentamos llamar y nadie nos atendía. A partir de ahí, yo les solicité a distintas personas con las que me estaba comunicando telefónicamente, (…)que intentaran dar con el número de Fein para poder dar con estas autoridades. También llamamos a comisaría, a conocidos, al conmutador policial, a ver si alguien tenía los datos de ella o su secretario». Bastaba con formular la denuncia policial, pues son las fuerzas de seguridad las que saben qué juez y fiscalía está de turno con cada zona. Castro confesó que directamente buscaron a la fiscal.
¿Quién aportó el dato de Fein? Un secretario penal, Diego Donarini. Pero él no supo que el muerto era Nisman. «Quiero aclarar que en la primera comunicación el doctor Vargas (Walter, otro secretario de la UFI) no le informó al Dr. Donarini quién era la persona involucrada en el hecho ni le dio detalles relativos a nuestras preocupaciones en torno al procedimiento que se estaba llevando a cabo», aseguró Castro.
Castro respondió ahora (tres años después de su primera declaración) que en aquella ocasión no le preguntaron como ella hubiera esperado. Interrogada por el abogado querellante Federico Casal, la exsecretaria de Nisman explicó que «la sumariante (que tomaba la declaración) iba resumiendo conceptualmente lo que manifestaba en el acta. En esa práctica, en esa forma de asentar en el acta, había cosas o detalles que podían quedar fuera de ese resumen o quizás con cierta ambigüedad». «Yo relaté la secuencia de múltiples llamados durante la tarde del día domingo y el arribo a Le Parc con cierto grado de detalle, eso quedó consignado con algún otro grado de detalle en el acta y no hubo ningún tipo de repregunta como para que yo pudiera aportar más detalles». Dicho de otro modo: tenía «más detalles» pero no los aportó.Sobre esas bases, más apoyatura mediática, se está construyendo la acusación contra Fein. En la redada también podría caer su secretario, Bernardo Chirichela. «