El desbocado precio de la leche, uno de los productos que más se ha encarecido en los últimos meses y que más escasea en las góndolas –más allá de la promesa del gobierno de asegurar su abastecimiento, claro que tras una fuerte remarcación–, viene generando escenas poco habituales frente a tambos de todo el país: la venta directa de leche al público, a casi la mitad del valor que se paga en el supermercado.
El interés común de los consumidores por acceder a este alimento básico a precios económicos y el de los tamberos que, en medio de una profunda crisis que multiplica el cierre de establecimientos, perciben de la industria láctea valores por litro sensiblemente inferiores al precio final del sachet en la góndola, terminó por abrir al público las puertas de los tambos, que inclusive publicitan sus ofertas online.
La fila de personas con grandes recipientes frente al tambo Guercio, en la localidad de Bermejo, departamento mendocino de Guaymallén, llamó la atención de los medios locales. Allí la leche se vende a 20 pesos el litro. En territorio bonaerense, un establecimiento de Luján publicita en Mercado Libre “leche de tambo al por mayor” también a ese precio, que se comercializa, de acuerdo a las respuestas del vendedor, “suelta, a granel, cruda a 5 grados, en cualquier envase limpio, no menos de 50 litros”.
En efecto, la leche es cruda y no puede consumirse directamente. Según los tamberos que venden al público, debería hervirse, enfriarse en un envase bajo el agua de la canilla y llevarse a la heladera. Autoridades de Bromatología y Zoonosis de varios distritos reaccionaron informando que el Código Alimentario Argentino prohíbe la venta al público de leche cruda. Un tambo de Emilio V. Bunge, en el partido de General Villegas, debió dejar de hacerlo.
El tambo Guercio, en Mendoza, fue inspeccionado la semana pasada y se le impidió seguir vendiendo, pero ante el aluvión de clientes, la Dirección de Inspección General del municipio de Guaymallén los autorizó a vender leche –que está pasteurizada– siempre que lo haga en envases nuevos que garanticen la seguridad bromatológica. “Lo hacemos hace años y nunca tuvimos inconvenientes. Y ahora no damos abasto para atender a toda la gente que viene a comprar leche. Antes nunca les preocupó cómo la vendíamos, pero ahora que es un paliativo a la crisis, nos ponen trabas”, dijo Leonardo Guercio, propietario del tambo.
El combo de crisis y riesgo sanitario repite el escenario de 2002, cuando muchos tambos volvieron a vender directo al público. En varios concejos deliberantes bonaerenses se presentaron proyectos para permitir la comercialización, pero fueron rechazados. Sólo en Olavarría se aprobó por un polémico decreto, luego anulado. «