Lejos de las gestas que pensaron la Patria desde un ideal de libertad, soberanía y democracia, las últimas medidas del gobierno nacional, continúan alejándonos de los valores de aquellos verdaderos patriotas. La evidente gestión de políticas para los ricos y poderos, sumadas a las desafortunadas declaraciones de varios funcionarios en referencia a la clase trabajadora, la eliminación de trabas para que extranjeros puedan comprar tierras y otras tantas acciones en esta línea, juegan un contradictorio marco histórico y una paradójica antesala a los próximos festejos patrios. Por eso, invitan al Rey de España.
En este contexto, la nueva familia de billetes con imágenes de la fauna autóctona que incluye al jaguareté y a otros animales, vacía de contenido la historia. A su modo, los billetes permiten leer la historia de nuestro país y la formación del Estado Nacional, dando cuenta del valor del pluralismo en la República Argentina. Sin duda, estos cambios despolitizan la moneda, quitando todo vínculo con la acción política, como por ejemplo el financiamiento de políticas sociales.
Los nuevos billetes/animales reflejan que las finanzas no tienen patria y expresan una dimensión de autonomía soberana cercana al poder global de la renta financiera por sobre la capacidad de articulación y regulación política de los estados. Se pretende así separar el significado de soberanía monetaria de la soberanía nacional, cuando en realidad la moneda representa nuestra identidad como Pueblo y Nación. El reemplazo de próceres por animales trasciende por su condición natural el dominio territorial de un país. Las especies, aun cuando sean autóctonos, no respetan fronteras nacionales. Las finanzas tampoco.
Además del billete de $ 500, el remplazo en el billete de $50 de las Islas Malvinas por un Cóndor tiene también un alto valor negativo por la reminiscencia al denominado Plan Cóndor, que fue el instrumento del que se valieron las cúpulas dictatoriales para doblegar la resistencia de los pueblos del Cono Sur, y que trajeron como consecuencia la tortura, el exterminio, la desaparición forzada de personas y la instauración de la Doctrina de Seguridad Nacional. El respeto a la memoria de los desaparecidos, los valores de la justicia social, la reivindicación contra el colonialismo y el compromiso en defender la verdad frente a la impunidad, merecen en el Doctrina de Seguridad Nacional, nuestro rechazo a un proyecto que abandona a los próceres por animales. «