De acusado a acusador y nuevamente a acusado. Desde hace años, el coronel retirado Alberto Francisco Bustos utiliza diferentes estrategias para intentar escurrirse de la Justicia por su participación en el grupo de tareas del Regimiento de Mercedes durante la última dictadura y por ahora lo viene logrando.
El testimonio del militar retirado Omar Barbieri, quien compartió destino con él en Mercedes, lo ubicó como parte de la patota de represores del Regimiento y, en particular, en el operativo en el que fueron secuestrados y desaparecidos Pedro Martucci y Rocío Martínez Borbolla, madre de Bárbara y Camilo García.
Al verse acorralado por su declaración, Bustos lo atacó con dureza y lo denunció por falso testimonio en 2021 para intentar desacreditar sus dichos. Días atrás, el 17 de febrero, la Sala IV de la Cámara Federal de Casación Penal rechazó el recurso de Bustos y dejó firme el sobreseimiento a Barbieri que ya habían dictado en primera instancia y que había sido luego confirmado por la Cámara Federal.
Este nuevo fallo, que respalda el testimonio de Barbieri, volvió a poner el foco en el rol que tuvo durante la dictadura Bustos, sobre quien hay un pedido de indagatoria pendiente realizado por la querella de Barbara García, representada por Pablo Llonto, en el juzgado federal 3. “Es imposible que este tipo esté suelto cuando Casación afirma su responsabilidad en el secuestro y desaparición de mi mamá. Es un peligroso disparate”, comentó a Tiempo Barbara, quien celebró este nuevo fallo que corrobora los dichos de Barbieri.
En el Regimiento de Infantería 6 de Mercedes, Bustos era jefe de la Compañía C con el grado de teniente primero. En 1979, ya ascendido a Capitán, pasó a prestar servicio al Destacamento de inteligencia 101 La Plata y un año después al Batallón 601, cabeza del sistema represivo, primero en Central de Contrainteligencia y luego en la División Seguridad.
Hasta ahora, ni siquiera pudo ser indagado. En 2017, cuando fueron detenidos otros miembros de la patota del RIM 6, decidió evitar el mismo destino: escribió una carta, sacó su viejo uniforme del armario y se disparó en el pecho. Su mala puntería hizo que siguiera con vida, sin embargo logró así evitar ser juzgado en el debate conocido como “RIM 6 de Mercedes” en el que fueron condenados el año pasado las excarapintadas Martín Sánchez Zinny y Emilio Morello y Horacio Linari.
En la carta de despedida a su familia, amigos y excamaradas, que luego publicó el diario La Nación, el militar retirado señaló que sus obligaciones como soldado eran “no caer prisionero del enemigo y/o intentar la evasión si fuera apresado”, y añadió: «los terroristas que iniciaron una guerra para imponer por la fuerza un sistema antidemocrático y cambiar los valores que sustenta nuestra sociedad nacional hace más de 60 años prosiguen la guerra para vengarse de los que los derrotamos. Por eso no me entregaré al enemigo terrorista y apátrida que continúa políticamente la lucha».
Cuatro años después de ese episodio, cuando parecía que la Justicia ya se había olvidado de él, el testimonio de Barbieri lo volvió a implicar. El exmilitar contó sobre un encuentro con Bustos durante 1977 en el quincho del Regimiento en el que charlaron de manera reservada. Le relató su participación en el operativo en la casa de Haedo de Martínez Borbolla en junio de 1976 y cómo tuvo que parar a Sánchez Zinny, quien con su escopeta recortada apuntaba a los dos hijos de la mujer, Camilo y Bárbara, de 4 y 9 años, y les decía: “¿a quién mato primero, a vos?”.
Barbieri relató que solía verlo de civil junto al resto de la patota y recordó que en la conversación surgió también su rol en otro operativo, en una casa que el ERP usaba como imprenta clandestina en la localidad de San Martín, y una visita posterior que realizó al centro clandestino de detención “El Vesubio”. «Sabe, Barbieri, eso era un horror. Había olor a muerte», le dijo Bustos y le recomendó que no se metiera “en eso”.
Apenas se conocieron las declaraciones de Barbieri en el juicio “Vesubio III” y en el de “RIM 6 de Mercedes”, Bustos lo denunció. La misma estrategia intimidatoria había utilizado Sánchez Zinny contra Barraba García, quien lo había reconocido como integrante del grupo que secuestró a su madre. Aunque finalmente ambos fracasaron.
Los problemas de salud del exmilitar ya parecen haber quedado en el pasado. Apenas unos días atrás, habría participado de la celebración que hizo un grupo de expolicías por los 34 años del intento de copamiento del Regimiento de La Tablada de 1989. «
Nueva investigación sobre la muerte de Ponce de León
El supuesto accidente automovilístico en el que murió en 1977 el obispo Carlos Ponce de León será investigado como un homicidio en el marco del terrorismo de Estado. La Sala B de la Cámara Federal de Rosario hizo lugar este jueves al pedido que realizaron la fiscalía a cargo de Patricio Murray y la querella de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y reabrió así la causa, que en plena dictadura había concluido que se trató de un simple choque.
Ponce de León, obispo de San Nicolás, era constantemente amenazado y perseguido por defender a presos políticos. Era seguido constantemente por los servicios de inteligencia del área militar 132 y se lo señalaba en los informes como “enemigo” por dar apoyo y refugio a “sacerdotes marxistas”.
El 11 de julio de 1977, Ponce de León murió cuando chocó una camioneta F-100 mientras viajaba por la Ruta 9. La causa fue cerrada rápidamente como un accidente y el conductor de la camioneta, Luis Antonio Martínez, fue condenado por homicidio culposo.
Una pericia realizada por el especialista Jorge Geretto fue clave para convencer a los jueces de la necesidad de investigar el hecho como un asesinato. A partir de una reconstrucción digital de las diferentes versiones declaradas por el conductor de la camioneta, concluyó que se trató de un choque provocado.
A partir de la reapertura de la causa, la fiscalía solicitó que tanto Martínez como su acompañante, Carlos Bottini, quien aparece vinculado a los servicios de inteligencia, podrán ser llamados a indagatoria junto a las autoridades del Área militar 132.