De a poco, la esquina de Río de Janeiro al 1000 se va poblando. Vecinas y vecinos del barrio, integrantes de la juventud sindical de la CGT, militantes del PJ Ciudad y hasta algunos pibes empiezan a imaginar el mural. Con la camiseta de Argentina sobre la piel y un pincel en la mano, un flaco va de un lado a otro de la pared y retoca la frase. La pintura blanca cobra forma y va ganando espacio sobre el ladrillo. “Los días más felices fueron, son y serán peronistas”, se lee un rato después. Lo quisieron tachar, pero Juan Domingo Perón ya está de vuelta en su esquina de Caballito. 

Esta misma esquina que ahora se llena de dedos en V y canciones, el sábado, unas horas después de festejarse el Día de la Lealtad, había amanecido casi sin rastros del mural que homenajea al peronismo. Tapadas con pintura, ya no estaban las figuras de Perón y Evita abrazados. Tampoco se leía la frase y la pregunta que recorría al barrio era “¿Quién dio la orden para eliminar el mural de casi 30 años que es patrimonio cultural del barrio?”

La respuesta aún es incierta. Pero la frase ya está restaurada entre la juventud de la CGT, artistas del barrio y el PJ de la Ciudad. “Hoy más que nunca, con Perón y con Evita, y lamentablemente si no somos nosotros los que defendemos esto ¿Quién lo va a hacer?”, evaluó Sebastián Maturano, secretario de Juventud de la central sindical. 

A su alrededor, cientos de personas presenciaban otro regreso. Una vuelta más de Perón, y también de Evita.  La acción fue una respuesta rápida combatir el intento de borrar la historia y para seguir presentes en el porteño territorio de Caballito.

Historia del Mural

La obra fue realizada por el escultor, dibujante y muralista Rodolfo Aguerreberry. Se trata de un artista que desarrolló una intensa actividad docente y con un legado artístico que puede encontrarse en muchos barrios. Entre 1994 y 1995, varios militantes peronistas y el propio  Aguerreberry iniciaron la pintada del mural 

Aguerreberry fue profesor de la Escuela Nacional de Bellas Artes Manuel Belgrano, y en 1976 ingresó en la Fundación Ort como coordinador de talleres creativos de plástica.