Paul Auster que, sin duda, fue una de las visitas internacionales más convocantes de la de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, donde presentó su última novela, 4321, encabeza en los Estados Unidos el grupo de escritores opositores al gobierno de Donald Trump. Por esta razón, aceptó la postulación como candidato a presidir este año el Centro PEN de su país. La sigla PEN responde a las iniciales de poetas, ensayistas y novelistas, pero hoy conforman esta asociación internacional por la libertad de expresión también otros profesionales ligados a la escritura, como periodistas, historiadores, traductores y también bloggers. Existen 149 centros PEN distribuidos en 100 países. La institución no tiene ninguna identificación partidaria sino un estatus especial consultivo en Naciones Unidas (ONU) y estatus de asociado con la UNESCO. Auster pertenece a PEN desde hacer 40 años.
Durante su visita a nuestro país, el escritor se reunió con los representantes locales del centro que preside la prestigiosa escritora argentina Luisa Valenzuela, de gran renombre también en los Estados Unidos. Según lo informan los representantes de la sede argentina, Auster se mostró preocupado por saber cuál es la situación de los escritores y periodistas de nuestro país respecto a la libertad de expresión que, según el último informe de Reporteros sin Fronteras cayó dos puntos en el ranking mundial, ubicándose en el puesto número 52. Reporteros sin Fronteras, indican que en Argentina los medios de comunicación más críticos a menudo son acusados de calumnia y comparecen ante tribunales civiles. En 2017, durante las multitudinarias manifestaciones, varios reporteros fueron agredidos violentamente por la policía.
Alexandra Jamieson, Miguel Gaya y Gabriel Súnico, miembros del Centro PEN Argentina, fueron los interlocutores de Auster, quien destacó la importancia de incorporar jóvenes a la lucha por la libertad de la palabra y señaló que actualmente PEN Internacional es la única organización que verdaderamente está al frente de las denuncias sobre el intento de acallar a periodistas y escritores en todo el mundo, que en muchos casos incluye la muerte.
Por su parte, los representantes de la institución en el país lo pusieron al tanto de la situación de Argentina en donde la libertad de expresión se ve amenazada por la persecución a periodistas disidentes, la pérdida de puestos de trabajo, la concentración de medios, y el acallamiento de voces y medios alternativos. Lo informaron, además, acerca de la preocupación que provoca el hecho de que se hayan abandonado programas de promoción de la lectura, traducción y circulación de autores argentinos y de que no existan políticas culturales que protejan y estimulen la edición nacional.
El escritor no sólo brindó su apoyo a PEN Argentina, sino que se comprometió a ser el enlace con la fundación Freedom Writers de los Estados Unidos con el objetivo de lograr un intercambio con otras organizaciones que sostienen, como PEN Internacional en su Acta Constitutiva, que la literatura no conoce fronteras y debe mantenerse como una divisa común entre los pueblos, a pesar de las convulsiones internacionales o políticas. Destacó, además, que en el mes de julio la Argentina será la sede del Encuentro Latinoamericano de Centros PEN cuya temática estará relacionada con la defensa de las lenguas de los pueblos originarios.
Auster se ha interesado desde siempre por la política. Precisamente en 4,3,2,1 traza un panorama de la situación de los años 50 y 60 en esta materia. El triunfo de Trump lo impulsó a tener un mayor protagonismo en este sentido. Cuando se conoció el resultado de las elecciones en su país, declaró: Estoy absolutamente atónito de que hayamos llegado a este punto. Estas elecciones han sido lo más escandaloso que he visto en el mundo político en toda mi vida». Se pronunció, además, contra los posibles recortes presupuestarios en el campo cultural en su país.