Efecto zócalo
Gran parte de la ciudadanía se orienta, informa, a través del zócalo televisivo (también por las redes) que es igual que el titular de la noticia gráfica. Simplifica, reduce, empobrece, en síntesis, muchas veces incluso no está en línea con la propia nota que zocalea o titula. Quiere vender o imponer una idea.
Es el modo de “estar con vos” de un gobierno y buena parte de los medios de peso pesado, en esta época de máxima velocidad y poco tiempo para todo. Y también hay que decirlo, un gobierno con mucho apoyo en general y gran parte de los medios acríticos, tiene impunidad para decir una cosa y hacer otra. O sea, logran que te atragantes con el árbol y no puedas ver el bosque.
Las pasantías no pueden ser una APP
Son expertos del marketing y han construido una gestión del Estado, pero con criterios de mercado. Seducirte con cada nueva aplicación, porque vos sos un usuario de APP, eso es la ciudadanía para ellos: usuario/a de muchas aplicaciones. Pero los costos de las APP, que son gratuitas (palabra que para ellos reemplaza lo público, y tiene matiz mercantil) están en la calidad de formación, de miles de estudiantes para que lo den por bueno o en tiempos complicados se resignen en ese “es lo que hay”. Aplicación. Que seas aplicado. Por ahí, de ese modo te llueve alguito. Es también una forma de disciplinar a la sociedad.
En este caso, esta bueno que veas que son las pasantías en el último año de la secundaria, y que no puede ser ni improvisación ni marketing. Estamos hablando de casi 30.000 estudiantes de más de 440 escuelas en la ciudad de Buenos Aires.
Ninguna reforma escolar ha prosperado sin contar con la docencia. No hay dudas que las pasantías laborales (y las apoyo cuando son pedagógicas) son una aproximación situada a experiencias próximas que generan ansiedad e incertidumbre. Un simulacro que sirve para aprender haciendo en ámbitos laborales y lograr amortiguar los efectos o riesgos de dicha experiencia, porque sigue siendo parte de la escuela. Y debe ser acompañada con criterios pedagógicos, no los que regulan solo la actividad empresarial especifica. Quienes hacen las pasantías son estudiantes de la secundaria, y quienes supervisen dicho proceso deben ser centralmente docentes y parte del personal escolar especializado, más allá de referentes en las empresas.
No olvidemos que estas pasantías se dan en el marco de la Secundaria del Futuro, y que cuando lanzaron este modelo aún no habían concluido ni siquiera una cohorte de la NES (Nueva Escuela Secundaria) otro ensayo porteño. Por lo que se parece más a efectos de marketing que a reformas educativas serias. Hemos escrito sobre esto acá.
El problema es que cuando se las diseña como una APP, te dicen que son resultado de consultas y nunca han armado un dialogo real y serio con lxs involucradxs. Puede no gustarles a estos gobiernos los sindicatos, pero no hay reformas educativas que sean eficaces (en ningún lugar del mundo) si no se dialoga y genera consenso con lxs actores claves, lxs docentes; y los sindicatos son su representación como trabajadorxs.
El peligro de la precarización
Lxs chicxs aprenden más de lo que ven que hacemos que de lo que le decimos que hagan. Si se precariza el acceso a educación como derecho (siguen sin resolverse vacantes a escuelas), si se precariza a miles de chicxs sin su netbook, reconocido por la propia ministra durante la pandemia. Si esta precarizado el presupuesto educativo (cayó progresivamente durante todos sus años de gobierno en más de una década) y las erogaciones se trasladan a subvencionar privada y al marketing comunicacional del gobierno de la ciudad. Si se ha precarizado la formación docente asfixiando como nunca a los 29 institutos de formación docente de prestigio centenario para darle aire a una nueva universidad. Si la vida laboral esta precarizada como nunca, que razón fáctica puede indicarnos que no precarizarán las pasantías laborales que parece no tienen nada de educativas. O mejor dicho, pareciera que pretenden educar para disciplinar en la domesticación a las reglas perversas de la desigualdad, aceptando las reglas de mercado como las únicas posibles.
Del modo que las están armando (no comunicando) va en línea con la idea de una sociedad que entienda a la educación como una mercancía y no como un derecho, y por tanto el tránsito por ella como la naturalización de sus leyes, de oferta y demanda, nada de currículum escolar.
Una última cuestión, que nadie debe olvidar: la secundaria forma para el ejercicio pleno de una ciudadanía democrática y responsable de cada estudiante, ingresar en el mundo laboral y seguir estudiando en el nivel superior son parte de los desafíos, de un presente precarizado y cambiante, que debemos acompañar como Estado y sociedad, no son modelos fijados de antemano. El periodista Martín Suarez, en Tiempo Argentino, dio detalles sobre las pasantías en una nota corta, al pie y contundente.