El gobierno informó que al cabo del segundo semestre de 2017 el 25,7% de los argentinos quedó bajo la línea de la pobreza, una proporción que abarca el 17,9% de los hogares de un espectro de referencia que abarca 31 aglomerados urbanos.

El informe de Incidencia de la Pobreza y de la Indigencia que elabora el ente estatal agrega que al finalizar 2017 la indigencia abarcó un 3,5% de los hogares indigentes y un 4,8% de las personas que viven en esos 31 aglomerados.

El trabajo del INDEC plantea que los números hablan de una “disminución de la pobreza y la indigencia”. En el caso de la pobreza, el dato venía de ser el 30,3% del total de la población en el segundo semestre de 2016 y el 28,6% en el primer tramo de 2017. 

Y si se considera la cantidad de hogares,  en diciembre del año pasado el número abarcó el 17,9% del total, después de haber representado el 21,5 en la segunda mitad de 2016 y el 28,6 en la primera de 2017. 

El presidente Mauricio Macri celebró la información como una victoria de su administración. En un discurso que ofreció en la Casa Rosada junto a funcionarios del oficialismo abogó por un abordaje “multidimensional” de la pobreza que, argumentó: “no solo se combate con transferencia de ingresos”.

En ese sentido, Macri apuntó contra los planes sociales, que “no son suficientes para garantizar un futuro mejor” y defendió a la educación como “un pilar fundamental” para combatir la pobreza. 

El titular del Ejecutivo señaló a su vez que “es necesario generar trabajo genuino y de calidad” y llamó a la población a “seguir trabajando juntos” en pos de los objetivo “único y claro” de reducir en número de pobres en el país.

Las palabras de Macri fueron festejadas y criticadas desde distintos espacios de opinión.
Para las voces críticas, la lectura oficial soslaya los efectos del ajuste brutal que implementó la administración de Cambiemos desde el primer minuto al frente del poder.

Ese ajuste, que entre otras medidas simboliza la decisión oficial de eliminar las retenciones a las exportaciones de productos agropecuarios y a las exportaciones de manufacturas industriales, redundó en una contundente transferencia de recursos desde sectores de bajos y medios recursos a sectores concentrados de la economía.

Posteriormente se complementó con los inéditos incrementos de las tarifas de los servicios públicos y una inflación que no conoció atenuantes desde la llegada de Mauricio Macri a Balcarce 50.

Entre otros, esos indicadores ponen en severo cuestionamiento la bajada de línea oficial que fue difundida por el propio jefe de Estado en una conferencia que se vio y oyó en vivo y en directo en todo el país a través de los medios de comunicación.

El Centro de Economía Política (CEPA) buscó poner en contexto los datos oficiales comparándolos con números recientes vinculados a la asignación de recursos. Entre 2015 y el segundo semestre de 2017 se produjo un retroceso del 11% de la Asignación Universal por Hijo, cuyos beneficiarios además se endeudaron en un 60 por ciento.

En el mismo tramo, agregó el CEPA, la jubilación mínima cayó un 7%, y el salario registrado promedio hizo lo propio otro 3 por ciento.

Además, la Tasa de Desocupación aumentó desde el 5,9% al 7,2 por ciento y el empleo no registrado trepoó del 32,7% al 34,6 por ciento.

El CEPA remarcó que para los meses que vienen se espera paritarias cerrando por debajo de la inflación además de los efectos de los cambios “regresivos” en la Ley de Movilidad Jubilatoria, sin mencionar que el gobierno tiene previsto seguir aumentando tarifas hasta 2019.

Pero el centro de estudios también cuestionó la metodología del INDEC: “En agosto de 2016 implementó cambios en las proyecciones poblacionales de la EPH (Encuesta Permanente de Hogares)”. Además apuntó que el Instituto incurre en una subestimación de la suba de tarifas y que no es claro para explicar lo que pasa con el nivel de los ingresos de la población de referencia.

A favor

Sin embargo, la visión de Macri fue respaldada por consultoras privadas y otros organismos.

Por caso, la consultora Ecolatina destacó que con el número del segundo semestre de 2017, referido a la población de referencia de los 31 aglomerados: “Se observa una reducción de 4,6 puntos porcentuales en relación al segundo semestre de 2016 (30,3%)” y agregó que: “Si se extrapolara al total del país esta disminución implica que entre el segundo semestre de 2017 y el segundo semestre de 2016 casi dos millones de personas dejaron de ser pobres”.

Para Ecolatina: “Esta mejora responde principalmente al aumento del empleo y la mejora de los ingresos reales. Aunque la generación de trabajo formal es lo ideal, el mayor dinamismo de la creación de puestos de trabajo informales (+4,3% interanual en el segundo semestre de 2017) pueden haber permitido a varias familias salir de la pobreza”.

La fuente también destacó como factor posible “que los salarios reales de los trabajadores no registrados fueron los que más crecieron en 2017, acumulando una suba interanual del 4,6% en el segundo semestre del año pasado”.

Otra hipótesis de Ecolatina dice que: “También puede haber jugado un rol importante en la reducción de la pobreza el boom del empleo en la construcción, sector asociado a trabajadores de menor calificación, que pueden estar expuestos a una mayor vulnerabilidad”.

Indigencia

El número de la indigencia también cayó, según las cuentas oficiales. Después de haber alcanzado al 4,5% de los hogares en el segundo semestre de 2016 y de mantenerse en ese nivel en el primero del 2017, cayó al 3,5% en la segunda mitad del año pasado.

Las personas en condiciones de indigencia son según el último dato el 4,8% de la población de referencia, después de haber sido el 6,1 y el 6,2% en el segundo semestre de 2016 y en el primer semestre de 2017 respectivamente.