Y llegó el día. Después de 20 días de conocerse el primer caso de coronavirus en la Argentina y al cabo de 266 personas contagiadas, apareció el primero de transmisión comunitaria. Alguien que contrajo el virus sin haber venido del exterior ni haber tenido contacto con otro que haya viajado. Alguien del que se desconoce cómo ni cuándo se contagió.
A pesar de lo alarmante que suena, el Ministerio de Salud preveía que el momento iba a llegar más temprano que tarde, y la cuarentena buscaba también alargar ese período hasta la fase comunitaria. Si sucedió en el resto de los países, era casi imposible que no sucediera aquí. Para conocer en profundidad de qué se trata esta nueva fase del coronavirus en territorio nacional, Tiempo habló con Leda Guzzi, especialista integrante de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI).
–¿Qué significa el primer caso de transmisión comunitaria?
–La transmisión comunitaria hace referencia a la transmisión persona a persona del virus, a nivel local, sin la necesidad de que exista un nexo epidemiológico, que refiera al origen del virus fuera de los límites del país. En sentido opuesto un caso importado es aquél en el que la infección se adquirió en un viaje al exterior.
–¿Implica que ahora se verán mayores aumentos?
–El comienzo de la circulación viral autóctona implica que el virus circula libremente de persona a persona y puede desencadenar un aumento exponencial en el número de casos. Por esto resulta fundamental el aislamiento obligatorio que evita y corta (literalmente) la cadena de transmisión. Porque cualquier persona, de cualquier edad es capaz de portar el virus y transmitirlo a otra persona, incluso estando asintomático. Es por esto que si bien los niños no son un grupo especialmente vulnerable para el COVID 19, sí se pueden convertir en transmisores de la infección al resto de las personas. Este fue el fundamento por el cual se suspendieron las clases tempranamente.
–¿Qué sucedió en otros países luego del primer caso comunitario?
–La respuesta fue dispar. Países como Italia y España que tardaron en tomar decisiones enérgicas para cortar la transmisión persona a persona, están viviendo el drama de la saturación y el colapso del sistema de salud, ya que miles de casos se presentaron juntos acumulados en períodos breves de tiempo, lo que impidió que el sistema de salud pudiera prepararse y fortalecerse para hacer frente a tremendo aluvión de casos. Por su parte, Argentina decidió enfrentar la pandemia enérgicamente tomando decisiones críticas y de gran impacto socioeconómico, cultural e incluso psicológico de la población, al definir medidas de aislamiento social en forma progresiva pero en corto tiempo, hasta llegar a la cuarentena con sólo 45 casos. Esto permite frenar la transmisión persona a persona y que los casos se vayan presentando más distribuidos a lo largo del tiempo, lo que evita claramente la saturación y colapso del sistema de salud.
Es el famoso aplanamiento de la curva epidémica. Para el éxito de esta estrategia hace falta el compromiso responsable de todos los ciudadanos y ciudadanas en el cumplimiento estricto de la cuarentena. Si nosotros como ciudadanos fallamos, la estrategia no va a funcionar y las consecuencias pueden ser muy penosas para nuestro país.
–¿Se están viendo cambios en el comportamiento del virus?
–Efectivamente este virus tiene potencial mutagénico por tratarse de un ARN VIRUS. Sin embargo no hay evidencias científicas actuales que confirmen que haya sucedido una mutación en el genoma viral. Las diferencias en el comportamiento en cuanto a mortalidad por ejemplo, son multifactoriales. En Italia se presentó con una mortalidad que es el doble de la que se observó en China. Las causas pueden ser diversas, en primer término el hecho de que el promedio de edad de la población en Italia es mucho mayor (pirámide poblacional invertida), y sabemos claramente que a mayor edad después de los 50 o 60 años, mayor es el riesgo de mortalidad. Por otra parte si el sistema de salud esta sobresaturado cómo está sucediendo en este momento en la península itálica, es probable que algunos pacientes graves no accedan al mejor estándar de tratamiento, sino al que se le puede ofrecer y esto puede tener un claro impacto en la supervivencia… Por otra parte, la tasa de mortalidad surge de un cociente entre el número de muertos y los casos diagnosticados. Si el testeo y por lo tanto el diagnóstico, es escaso (por no contar con el recurso o por decisión política), la tasa está sobre estimada y uno está viendo sólo la punta del iceberg y no todos los casos tal vez leves o asintomáticos que conforman la base de ese iceberg…
En Argentina, comenzamos en los últimos días con una fase de descentralización del diagnóstico de COVID 19 no sólo para la red de laboratorios que responden al instituto Malbrán sino también se habilitó a los efectores privados a realizar el diagnóstico con métodos propios, obviamente validados y autorizados por Anmat. Yo creo que en Argentina podemos tener la gran esperanza de que la historia de esta pandemia se escriba con otro color… Y que el costo humano, social y psicológico de este tremendo flagelo sea el menor posible.