El detenido Gabriel Nicolás Carrizo, acusado de participar en la organización del atentado contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, tenía en su celular un mensaje en el que se afirmaba la voluntad de «matar al jefe de La Cámpora», informaron este lunes a Télam fuentes de la investigación.
«Estamos pensando en matar al jefe de La Cámpora esta vez», «Están llegando todos. Vamos a tener una reunión grupal», son los mensajes detectados en el celular de Carrizo que le mandó a una persona agendada como ‘Jony White’, tan solo dos horas después del fallido ataque contra la exjefa de Estado.
El mensaje, según pudo reconstruir esta agencia, salió del celular del cuarto detenido por el ataque a la vicepresidenta a las 23.40 del 1° de septiembre y no sería el único que lo compromete en la causa en la que se investiga el intento de magnicidio.
El receptor del mensaje, ‘Jony White’, es una persona de estrecho vínculo con Carrizo cuya identidad se mantendrá reservada para no frustrar medidas de prueba en curso en la investigación, dijeron las fuentes.
Carrizo está detenido desde el miércoles pasado y se hizo conocido el 2 de septiembre cuando acompañó a Brenda «Ámbar» Uliarte, procesada por el intento de atentado, durante una entrevista que le concedieron al noticiero televisivo de Telefe.
En aquella entrevista, Carrizo se presentó como el dueño de la máquina de hacer los copos de azúcar que vendían «Ámbar» y su novio, Fernando Sabag Montiel, el hombre que apuntó a la cabeza de la vicepresidenta con una pistola Bersa calibre .32 que tenía cinco balas en el cargador.
Junto con Carrizo y Uliarte, de la entrevista otorgada a Telefe Noticias también participaron Sergio Orozco, Leonardo Volpintesta, Miguel Ángel Castro Riglos y Lucas Acevedo.
De los cinco que se presentaron junto con Uliarte, hasta ahora solo Carrizo está imputado en la investigación, mientras que el resto permanece en el expediente en calidad de testigos.
Las comunicaciones
Los mensajes de WhatsApp conocidos este lunes no le habían sido exhibidos a Carrizo durante la indagatoria del viernes pasado, por lo que si la jueza federal María Eugenia Capuchetti y el fiscal Rívolo los consideran como elementos de prueba, se descuenta que dispondrán que se le amplíe la indagatoria.
Entre los mensajes que sí se le exhibieron, figura un diálogo con su hermanastra identificada como «Andrea», a quien la misma noche del atentado fallido le dijo que el ataque debió haberse concretado en otra fecha y que él le había aportado a los agresores una pistola de un calibre diferente al que finalmente utilizaron.
«Estuvo muy cerca, falló el arma, no lo entiendo, andaba bien», se lamentó el acusado en un intercambio de mensajes con «Andrea», según pudo reconstruir Télam de fuentes con acceso a la investigación.
El diálogo que llamó la atención de los investigadores y que ocurrió después del ataque -por el que están procesados el agresor Fernando Sabag Montiel y su novia Brenda Uliarte- fue el siguiente:
– Nicolás Gabriel Carrizo: Andrea, el arma es mía.
– Andrea: No está a tu nombre Gaby.
– Carrizo: No, pero aparecen mis huellas.
– Andrea: Gaby no quedan tus huellas. No te comas la cabeza. Tiene la huella del otro chabón.
– Carrizo: Esto estaba planificado para dentro de una semana. Hizo todo mal. Es un pelotudo.
– Carrizo: Estamos decididos a matarla a la puta esa.
– Andrea: Pensá en tu hermano Gaby.
– Carrizo: Cristina tiene miedo, salió mal pero tiene miedo.
– Andrea: Pensá en Facu.
– Carrizo: Mi amigo estuvo a un segundo de convertirse en héroe nacional Andrea… Estuvo muy cercaaa. Falló el arma. No lo entiendo, andaba bien.
Horas más tarde, Carrizo le mandó otro mensaje a la misma persona.
– Carrizo: Mira no sé si es una buena noticia pero el arma con la que intentó ponerla no es la mía, yo le di un 22 corto… recién hablé con la novia y la tiene ella así que mañana la vamos a ocultar y vamos a ir a Crónica a hablar.
En ese diálogo «Andrea» le habría sugerido que diera una entrevista televisiva como finalmente hizo.
Cuando la jueza Capuchetti le preguntó en la indagatoria por esa secuencia de mensajes, Carrizo intentó hacerlos pasar por una persona de su familia. «Acá es donde le quiero explicar para sacar malos entendidos. Le estaba haciendo una joda a mi hermanastra, voy a parecer un gil, le estaba haciendo creer que era parte de esto, no fue real», afirmó ante una pregunta que le hizo la jueza María Eugenia Capuchetti.
«No estaba vinculado con Brenda ni con ‘Nando’ y ahora entiendo porque estuve en el calabozo, por esa mierda que dije, les juro que fue mentira. Me la mandé con hacer esa joda, yo siempre jodo así. Yo les quiero decir que, si voy preso por una pelotudez, es que yo me pego un tiro, yo nunca pensé que esto iba a terminar vinculándome», continuó hasta romper en llanto.
«Yo se lo juro por Dios, yo lo que quería hacerles creer a Andrea y a mi hermanastro era que esto era un plan, con fines de joder, hacer show, no era en serio, no existe esa arma, no hay nada. Investiguen, fíjense, yo nunca estuve cerca ni de la casa de Cristina. Vine acá con los celulares, yo no tuve nada que ver», agregó.
Una hipótesis que manejan los investigadores es que el arma a la que se hace referencia en los intercambios de WhatsApp realmente existió y que Carrizo, junto con Uliarte, se encargaron de descartarla el día posterior al ataque cuando se encontraron y comenzaron un periplo que terminaría en la entrevista televisiva.
Fuentes de la investigación confirmaron a Télam, además, que de la información incorporada al expediente surge que Sabag Montiel y Uliarte habían compartido información sobre otra pistola, una que pareciera ser calibre 9 milímetros.
Los mismos voceros aseveraron que del teléfono de Carrizo surgen otras conversaciones y participaciones en grupos de whatsapp con mensajes que podrían estar vinculados al ataque contra la vicepresidenta y con planes de atacar a otros dirigentes políticos.
En su indagatoria Carrizo aseguró que trataba a Sabag Montiel («Nando») y a Uliarte hace pocos meses, que los conoció en una fiesta que él mismo organizó y que luego le ofreció trabajo a él en su grupo de vendedores de copos de nieve: fue allí que explicó que les cobraba una suerte de canon y los proveía de los insumos y elementos para la venta.
Carrizo está acusado de «haber tomado parte, prestando su acuerdo y cooperación, junto con, cuanto menos, Femando André Montiel Sabag, Brenda Uliarte y Agustina Mariel Díaz, en la planificación del intento premeditado de dar muerte a Cristina Fernández de Kirchner».
«Intervino de forma activa en la planificación del suceso, habiendo aportado para su realización un arma de fuego tipo pistola calibre .22 corto, la cual finalmente no fue la empleada para concretar el delito planificado. Tal circunstancia se desprende de los mensajes mantenidos entre el aquí compareciente y ‘Andrea’, como así también con otros contactos», según surge de la imputación que le leyeron.
Además, fue acusado por «haber falsificado o participado en la falsificación de los certificados de discapacidad», algo que surge de los mensajes detectados en su celular con el propio Sabag Montiel, el atacante de la vicepresidenta, a quien tenía agendado como «Nando».
El último fin de semana, la jueza Capuchetti le rechazó la excarcelación tras considerar que su libertad podría representar un riesgo para la investigación, a la vez que le solicitó a la Policía de Seguridad Aeroportuaria «que arbitre los medios necesarios a los efectos de que se le brinde apoyo psicológico como así también que se extremen los recaudos a los efectos de salvaguardar su integridad física».