En las próximas elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) hay dos números mágicos: el 30 y el 40. Uno funciona como piso básico para mostrar un mínimo de potencia electoral; el otro es el techo que necesitaría romper una fuerza política para intentar crear el efecto “caballo ganador” y lograr imponerse en la primera vuelta de octubre. Mientras los resultados no queden por debajo de ese piso ni por encima de ese techo, los márgenes de diferencia plantearían, en principio, un inevitable escenario de balotaje, a cara o seca.

El temor que recorre en este momento al equipo de campaña del presidente Mauricio Macri no es, como era hace un año y medio, no alcanzar el techo de los 40 puntos, sino quedar por debajo o muy cerca del piso de 30. El impacto simbólico -y real- de un presidente buscando su reelección y quedando por debajo del tercio en las PASO podría ser letal para el proyecto del jefe de Estado. Y no son pocas las encuestas que muestran que este es un escenario posible.

Los sondeos también indican otro dato. A la hora de preguntar por un posible balotaje, los votantes de Sergio Massa y Roberto Lavagna se dividen de un modo distinto. Los de Massa, que ronda los 8 puntos, se inclinarían un 70% por Fernández-Fernández y un 30 por Macri. Los de Lavagna, que se ubica entre 8 y 10 por ciento, se dividirían exactamente al revés. La mayoría de los votantes de Lavagna son socioculturalmente más cercano a Cambiemos que los de Massa. Los lavagnistas forman parte del universo de los arrepentidos de Macri, pero con rechazo al peronismo.

Una reciente encuesta reservada del consultor Hugo Haime, que recorre distintos espacios peronistas y a la que este medio tuvo acceso, muestra el siguiente escenario nacional: la fórmula Alberto Fernández-Cristina Kirchner mide 41% de intención de voto; el presidente Mauricio Macri tiene 28%; mientras Lavagna y Massa están ambos rondando los ocho puntos. En este sondeo, que como toda encuesta es una foto y no la película y debe analizarse con precaución, los dos números mágicos que se plantearon al inicio de esta nota se rompen de un modo desfavorable al Gobierno. La fórmula Fernández-Fernández quiebra levemente el techo del 40 y el presidente queda -levemente- por debajo del piso del 30.

Es aquí donde las alarmas del oficialismo se encienden para apurar los procesos y tratar de arrebatarle al exministro de Economía los votos que en un balotaje, en principio, irían a Macri. ¿Y cuál es el modo de lograrlo? Creando la presión para que Lavagna decline su postulación.

El argumento que ya comenzó a usarse a través de los medios está basado en el “miedo” que, según los focus group del oficialismo, sienten los votantes que no quieren apoyar a CFK. El “Lavagna es funcional a Cristina” sería la línea de acción.

Por otra parte, el fiscal federal Jorge Di Lello abrió una investigación basada en la columna publicada en el diario Pérfil el domingo pasado en la que Jorge Fontevecchia, CEO del grupo de medios, denunció que empresarios cercanos a la Rosada le habían ofrecido 8 millones de dólares al exministro para que deponga su postulación. Pareciera, si es que la denuncia tuviera asidero, que esos seis puntos que Lavagna le estaría sacando a Cambiemos se pretenden comprar por dos dólares cada voto.

Con todo este ruido rodeándolo, el exministro de Néstor Kirchner y Eduardo Duhalde se mantiene en sus trece. Hace meses que los referentes de Alternativa Federal tratan de convencerlo de que acepte una primaria contra los otros postulantes del este pretendido frente que hoy hace agua. Nunca lo aceptó. Desde un principio quiso ser candidato único y sigue igual. Lo mismo parece ocurrir con su postulación. “Están quienes se amontonan y quienes mantenemos la coherencia”, declaró este martes, para cuestionar a Massa, pero, al mismo tiempo, confirmar su postulación.

Si el Gobierno pudiera manejar a los candidatos de la debilitada tercera vía como fichas de ajedrez, la jugada ideal sería que Lavagna se baje y que Massa siga solo, sin acordar con Fernández-Fernández. Por ahora, el movimiento está saliendo al revés.