“Seguimos garantizando la escuela sin escuela”, decía una maestra mientras exponía las conclusiones de su comisión de trabajo durante la mañana del lunes, en la plaza céntrica de Moreno. La Jornada Pedagógica «Hacer Escuela en Moreno. Una lucha que enseña» convocó a más de trescientas personas, entre docentes, auxiliares, referentes académicos/as, directivos/as y representantes gremiales que se reunieron a compartir la experiencia del dictado de clases fuera de las aulas, una situación que atraviesan doscientas instituciones de esa localidad.
Desde el fallecimiento de la directora Sandra Calamano y el auxiliar Rubén Rodríguez por la explosión de gas del 2 de agosto, los equipos directivos, junto con los docentes y las familias, acordaron la imposibilidad del dictado de clases de un modo convencional debido al peligro inminente que representa la situación de infraestructura que atraviesan las escuelas.
Este martes, en la Escuela 49, muchos chicos volvieron a clases después de 89 días, pero en estos casi tres meses, cada comunidad debió organizarse para construir modos diversos de acompañar a los/as estudiantes en un proceso colectivo de enseñanza y evaluación, aún sin poder asistir a los establecimientos.
Así, estudiantes de los distintos niveles y sus docentes comenzaron a reunirse en las plazas de los barrios para poder dictar contenidos, de modo que “se generaron escenas nuevas para garantizar el aprendizaje”, como sostiene Mariana Cattaneo, secretaria general de Suteba Moreno. La presencia de las familias se convirtió en un factor fundamental, por permitir la permanencia de los/as niños/as más pequeños en esos espacios fuera de la escuela y por su acompañamiento cotidiano en esta dinámica inusual.
Las familias, además, son un actor fundamental de la Comisión de Seguimiento (antes denominado Comité de Crisis): un espacio intersectorial para asegurar la resolución de los graves problemas edilicios. No sólo hicieron los relevamientos que el mismo gobierno les solicitó para conocer el estado de cada escuela, sino que reclaman información que no les es provista sobre el grado de avance de las obras que se estarían realizando. “Son protagonistas en su reclamo al gobierno para que cumplan con sus obligaciones de infraestructura, para nosotros eso es fundamental, no sólo para que se visibilice lo que se está haciendo sino también para cuando se recuperen las clases”, explica la representante gremial de los/as docentes.
Esta situación de emergencia que activó procesos resolutivos no puede, sin embargo, extenderse mucho más en el tiempo. Hace casi noventa días que los/as alumnos/as de las escuelas especiales tienen interrumpidos sus tratamientos, hace la misma cantidad de tiempo que no están aseguradas las raciones de comida diaria para miles de estudiantes y hay niños, niñas y adolescentes pidiendo volver a su espacio cotidiano, a su patio, a su escuela.
La Jornada Pedagógica fue organizada con la participación de ocho universidades nacionales: la Universidad Pedagógica Nacional, las universidades de Morneo, José C. Paz, Luján y General Sarmiento, la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata, la de Ciencias Sociales de Lomas de Zamora y la de Filosofía y Letras de la UBA.