Mauricio Macri, el presidente que nunca está de vacaciones, a pesar de haberse tomado 41 días de descanso desde que asumió, vuelve a hacer una pausa en sus actividades oficiales. Aunque acaba de volver de pasar 14 días en el barrio cerrado Cumelén de Villa La Angostura, junto con su esposa Juliana Awada y su hija Antonia.
Llama la atención la cantidad de días que el primer mandatario necesita para vacacionar, ya que hace poco el gobierno recortó gran parte de los feriados largos que permitían, además de incrementar el turismo interno, disfrutar de pequeñas interrupciones en el año laboral al ciudadano corriente.
Imposible que no resuenen las desatinadas palabras de Elisa Carrió, en este país no trabaja nadie, que lanzó como defensa de la anulación de los llamados feriados puente. El nuevo destino en que Macri piensa eludir junto a su familia el vértigo de sus actividades es la residencia presidencial de Chapadmalal, construida en 1947 por el presidente Juan Domingo Perón. El complejo se halla a 23 kilómetros al sur de la ciudad de Mar del Plata kilómetro 544 de la Ruta 11, y además de un grupo de chalets, mirador, canchas de tenis y paddle, salida directa al mar con un muelle de 200 metros y helipuerto, cuenta con nueve unidades hoteleras destinadas al turismo social.
A las 17 del viernes 27 arribará al aeropuerto para luego dirigirse vía helicóptero a su destino. De su agenda para el fin de semana, sólo se ha confirmado su asistencia al clásico River Boca, que se jugará el sábado por la noche en el estadio mundialista de Mar del Plata.
Los primeros días de diciembre de 2016, los colaboradores más cercanos del Ejecutivo tomaron un resonado retiro espiritual al final del cual se autocalificaron con un ocho el trabajo realizado hasta ese momento. En este caso, se espera la visita de la gobernadora de la provincia, María Eugenia Vidal, y de su primo Jorge Macri, intendente de Vicente López.