El expresidente Mauricio Macri citó a Julio Conte Grand a un almuerzo en el restaurante Kansas el 9 de enero del año pasado para interiorizarse personalmente por un problema personal del procurador general de la Provincia de Buenos Aires. No hablaron ni de la Fundación FIFA, ni de ningún otro asunto vinculado con la actividad de uno u otro. Macri se enteró de un problema familiar que atraviesa Conte Grand y en honor a una supuesta amistad entrañable, hasta ahora desconocida, se juntaron a la vista de todo el mundo y se aseguraron de que la foto trascendiera casualmente.
Esa es la versión oficial que les contó el jefe de los fiscales bonaerenses a los legisladores de Comisión Bicameral de Seguimiento y Fiscalización de los Organismos de Inteligencia cuando declaró durante unas tres horas el 27 de enero pasado. El procurador no detalló (y los diputados y senadores no se lo preguntaron) cuál era esa cuestión privada por la que Macri se interesó. Tampoco desde cuándo tenían una afinidad tal que propiciara ese encuentro casi misericordioso.
Cuando el presidente de la Bicameral, el oficialista Leopoldo Moreau, le señaló que su conducta había sido imprudente, Conte Grand le respondió: “Lo voy a tener en cuenta”.
La declaración de Conte Grand, que Tiempo consiguió reconstruir con varias fuentes (el testimonio completo está protegido legalmente y el juez federal de La Plata Ernesto Kreplak –que ya lo tiene– se lo retacea hasta a las partes) tuvo momentos curiosos.
El actual procurador fue secretario de Legal y Técnica del gobierno bonaerense de María Eugenia Vidal. Incluso participó de los timbreos proselitistas de Cambiemos en territorio provincial. Sin embargo, Conte Grand les dijo a los legisladores –entre los que estaba el exministro de Seguridad de Vidal y hoy diputado Cristian Ritondo– que ese no fue su gobierno. Cuando le insistieron sobre su pertenencia política antes de ser procurador, Conte Grand replicó que eso había pasado “hace mucho”.
Negó todo. Negó reuniones privadas con los exjefes de la AFI Gustavo Arribas y Silvia Majdalani, negó haber tenido conocimiento de fiscales bajo su órbita que operaban con agentes de inteligencia, negó el contenido del video en el que se ve a funcionarios, empresarios y espías hablando de la “Gestapo” e incluso se negó a sí mismo en relación con los sindicalistas Hugo y Pablo Moyano.
Durante la audiencia se le exhibió un video del programa de TN A dos voces, en el que Conte Grand dijo sobre Pablo Moyano: “Hay pruebas para que esté imputado y para que esté detenido. Yo tengo la certeza de que es así. Mis fiscales tienen la instrucción muy clara y categórica de colectar la totalidad de la prueba necesaria como para salir del principio de la libertad y pasar a la excepción, que es la privación de la libertad”.
El procurador negó que eso hubiera sido una indicación directa para meterlo preso. Sostuvo que aludía a una “instrucción general” a los fiscales, mas no en relación específica con los Moyano. Hubo miradas de incredulidad y un atisbo de discusión con Moreau, que Conte Grand buscó saldar con una expresión del tipo “no nos vamos a poner de acuerdo”.
En el mismo contexto negó haber tenido conocimiento de que el fiscal Sebastián Scalera –un perro de presa contra los Moyano– tuviera relación con los servicios de inteligencia. Ni que otro fiscal, Mariano Leguiza, fuera quien gestionó la reunión de dos jerarcas de la AFI con el juez de Avellaneda Luis Carzoglio para pedirle, según el magistrado, que metiera preso a Pablo Moyano.
Aunque los hechos ocurrieron en 2018 y fueron de público conocimiento (Carzoglio fue suspendido poco después y nunca volvió a su juzgado), Conte Grand prometió que promovería una investigación contra Leguiza al día siguiente de declarar ante la Bicameral.
El desconocimiento de los hechos sobre los que era interrogado llegó a las reuniones con Arribas y Majdalani. Y allí apareció la cumbre del G-20 como explicación para los “dos o tres” encuentros que reconoció.
La cumbre de poderosos mandatarios del mundo en Buenos Aires también sirvió para explicar por qué tenía un teléfono encriptado que le había provisto la AFI. Conte Grand aseguró que se lo dio “un empleado” tras una reunión por la seguridad del G-20, que nunca lo usó y que lo devolvió, aunque no recordaba cuándo, ni a quién.
La negación incluyó a la reunión en la que se habló de la «Gestapo» contra los gremios. El procurador se despegó de las afirmaciones del exministro de Trabajo bonaerense Marcelo Villegas que lo involucraban a él como parte de un acuerdo espurio de persecución a sindicalistas. A la reunión en sí, la naturalizó como un encuentro de trabajo en el que se les prometía “acompañamiento” a los empresarios supuestamente víctimas del gremialista Juan Pablo “Pata” Medina. Incluso parangonó esa situación con la que vivían los empresarios de la construcción en Bahía Blanca, hasta que un día fue allí la gobernadora Vidal y prometió respaldo para que hicieran denuncias penales. De inmediato el fiscal Juan Pablo Fernández, quien “no se animaba” a impulsar causas, tomó coraje y comenzó a avanzar. Como con el Pata Medina, después de la reunión de la «Gestapo».
El procurador general bonaerense tampoco conocía la existencia de bases de la AFI en la provincia de Buenos Aires. Se trata del “Proyecto AMBA”, que se proponía combatir el crimen organizado utilizando la inteligencia y en realidad fue el espionaje a movimientos sociales, religiosos, comedores comunitarios y, sobre todo, organizaciones políticas opositoras al gobierno de entonces.
Conte Grand dijo que nadie le informó, y que tampoco supo por otra vía de la existencia de esas bases, entre las cuales estaba la de Mar del Plata, donde fueron espiados familiares de víctimas del submarino ARA San Juan. Cuando los legisladores le preguntaron por qué si las bases estaban en su jurisdicción nadie le informó sobre su existencia, el procurador respondió con un lacónico “no lo sé”.
Cuando promediaba la audiencia, Ritondo propuso una suerte de cuarto intermedio porque “hace dos horas que está declarando”, pero fue Conte Grand quien abortó esa pausa: “Terminemos hoy, porque acá no vuelvo nunca más”. «