Cristina Navajas nació en septiembre de 1949, en la Ciudad de Buenos Aires. Egresó como maestra del Normal N° 1 y luego estudió Sociología en la Universidad Católica Argentina (UCA). Allí conoció a Julio, el menor de la familia Santucho. Ambos integraban el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). Cristina militó en Avellaneda y después tuvo diversas responsabilidades. Al momento de su secuestro, era docente de las escuelas del PRT, donde enseñaba Historia de la Revolución Latinoamericana.
En la casa paterna de los Santucho –una familia tradicional de Santiago del Estero– el clima era de mucha participación y discusión política entre los diez hermanos. Los debates ideológicos se superaron cuando Mario Roberto Santucho, el séptimo hijo varón, puso de acuerdo a la mayoría de los hermanos, que militaron en el Partido Revolucionario de los Trabajadores y el Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT – ERP). Julio era el décimo hijo, y para él se esperaba una carrera religiosa. Fue pupilo, se recibió de teólogo y estuvo a punto de ordenarse cura.
Durante la conferencia de prensa, Julio contó que mientras estudiaba teología ya había comenzado a militar en el PRT junto a Cristina y decidieron irse a vivir a Avellaneda. “Tengo que mencionar que mi hermano Roby me dio una batalla infernal para que no entrara al seminario, pero cuando le dije que me iba me dio otra batalla para que me quedara, porque me decía que un cura revolucionario tenía influencia social. En ninguno de los dos casos le hice caso y me fui”, recordó.
En 1971 se casaron, en 1973 tuvieron a su primer hijo, Camilo, y en 1975 a Miguel. Cristina fue desaparecida, embarazada, el 13 de julio de 1976.
Julio había sido enviado a Europa y Argelia por el PRT y, tras el secuestro de su mujer, no pudo regresar al país por el riesgo que implicaba para su vida. Logró sacar a sus hijos del país con dos militantes que se hicieron pasar por pareja. Susana Fantino, una compañera del Partido, simuló ser la madre de los niños, y tiempo después formó pareja con Julio, con quien tuvo en 1980 una hija a la que llamaron Florencia.