Cinco días después de cumplir tres años como presidente del Mercado Central, Nahuel Levaggi presentó la renuncia al cargo. Su salida implicó la finalización de uno de los procesos políticos más interesantes del gobierno del Frente de Todos. Por primera vez desde su creación en octubre de 1984, esa enorme estructura alimenticia funcionó bajo la conducción de un referente de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT), una organización rural de pequeños productores con fuerte presencia federal en la producción, distribución y comercialización de frutas y verduras.
Levaggi proviene de la agricultura familiar y de los movimientos campesinos, pero con una experiencia política acuñada por la crisis de 2001. Casi dos décadas después, el Mercado Central fue una experiencia concreta de gestión pública para una organización que consolidó su presencia territorial con el correr de los años. La experiencia de Levaggi allí concluyó a través de una carta. Mil días después ,hace un balance de su gestión y habla por primera vez desde que dejó el puesto.
-¿Cuánto tiempo estuvo al frente del Mercado Central?
-Tres años exactamente. Llegamos el 24 de marzo del 2020 a los tres o cuatro días de que se decretó el aislamiento por la pandemia y nos hicieron la propuesta de hacernos cargo del mercado. Tenía que ver con una decisión del Ejecutivo de proponer a alguien que viniera de las organizaciones campesinas con mucho trabajo y propuestas de la comercialización de frutas y verduras.
-¿Cuáles fueron los principales problemas que encontró cuando llegó a la conducción del Mercado?
-Arrancamos la gestión en la pandemia y eso prefiguró todo. Llegamos a un mercado con más de 30 años de una comunidad interna muy enquistada en ciertos vicios y ciertas maneras que hubo que transformar en función de una gestión transparante con participación y priorizando el trabajo. Ese mercado es casi un municipio, porque tiene más de 500 hectáreas y casi 100.000 personas que circulan a diario. Buscamos revertir una gestión en función de los negocios privados y ponerla en función del pueblo en general y los trabajadores mas postergados y desposeídos.
-¿Por qué tomó la decisión de dejarlo a fines de marzo?
-Nosotros desarrollamos todo lo que estaba a nuestro alcance de la gestión, pero vinimos con propuestas hacia el modelo agroalimentario que no tuvieron respuesta. Para influenciar y tener una política activa respecto al abastecimiento y precio frutihortícola impulsamos una serie de propuestas a distintos ministros, incluso al presidente Alberto Fernández, de una producción estatal contracíclica de alimentos con una sociedad del Estado para garantizar el abastecimiento. Eso no fue tomado en cuenta. Tampoco sucedió la planificación que le habíamos propuesto a la secretaría de Agricultura (conducida por Juan José Bahillo, que depende del ministro de Economía Sergio Massa). Teníamos a nuestro alcance una serie de medidas para impactar sobre el precio de las frutas y las verduras y como no había respuesta evaluamos que nuestra fuerza estaba mejor puesta en el territorio que en ese lugar de gestión. Así entendimos que nuestro trabajo en el Mercado estaba cumplido y nuestra tarea histórica seguirá en los territorios y con la Mesa Agroalimentaria.
-¿Cómo es el rol del Mercado Central en la formación de precios de frutas y verduras?
-Hay un imaginario de que en el Mercado se construyen y se definen los precios. En realidad se van definiendo los precios en frutas y verduras, pero entendiendo que el Mercado Central es uno de los más de 40 mercados que hay. Hay muchísimos en el conurbano y otros a nivel nacional. Por otro lado, la fruta y la verdura se define por oferta y demanda. Un cajón de tomate no vale lo mismo en un día a las tres, a las ocho o a las 11 de la mañana. Tienen precios distintos porque son productos perecederos y si se te ponen feos los tenés que tirar porque así no los vendés.
-¿Qué factores influyen en los precios?
-Estamos hablando de estacionalidad, regionalidad, impacto de factores climáticos, de secas, de lluvias, de plagas, es decir, hay muchos elementos que impactan en la producción y por ende en el abastecimiento. Hay veces que algunos productos están por el piso y otras que están altos. Hay una idea errada de que los precios se definen en el Mercado Central, la mejor manera de garantizar precios accesibles para el pueblo en lo que refiere a frutas y verduras y también para el productor, es desde la producción, no de los mercados concentradores, garantizando un abastecimiento constante y permanente en función de la demanda.
-Desde la conducción del Mercado, ¿cómo fue la discusión con productores y comerciantes sobre la formación de precios?
-No fue una discusión, lo que hicimos fue transparentar y publicar diariamente los precios en el Mercado para que los sepan los consumidores y los productores. Eso ayudó a los productores a defender su producto, entendiendo que el Mercado concentrador es una instancia de intermediación entre el productor y el negocio minorista. Que se sepan los valores que se están manejando en un precio de referencia ayuda a los productores a defender sus productos.
-¿Se puede tener un debate de este tipo con una inflación tan alta?
-Con la inflación tan alta siempre se genera el debate. Es un debate hacia el sector privado pero sobre todo para el sector público, porque si no hay una activa política pública para fomentar la producción y mejorar canales de comercialización y educar en el consumo, es muy difícil generar un cambio.Tendría que haber una política agraria de fortalecimiento para garantizar el abastecimiento frutihortícola, fomentar que haya más producción en determinadas regiones, transparentar los canales de comercialización y hacer fuertes campañas de concientización sobre el consumo, para explicar cómo suplantar un producto cuando sube, por ejemplo, por estacionalidad.
–¿Cuáles fueron los principales desafíos?
-El Mercado Central tenía una lógica de fortalecer más negocios particulares y nosotros llegamos a hacer una gestión más para el pueblo. Al no acordar con negocios particulares hubo una tensión respecto a eso. Para las transformaciones que veníamos planteando, la no respuesta del gobierno nacional hizo que muchas cosas que podían ser positivas no sucedieran. Desde el Mercado Central pusimos a funcionar una Sociedad del Estado y a intervenir en la compra y venta de fruta y verdura. Eso con una inyección de fondos del Estado nacional podría haber sino una herramienta muy fuerte de transformación. Eso no sucedió y no pudimos elevar en la escala.
–¿Por qué cree que no tomaron en cuenta las propuestas que presentaron al gobierno?
-No fue por una voluntad en contra, sino por no entender la importancia de avanzar en estos temas. Porque tenemos una dirigencia política que no entiende la necesaria transformación del sistema alimentario. Solamente entiende el agro en función del ingreso de dólares o cuando la carne está cara. Pero no entiende la necesidad de potenciar y fortalecer la producción de alimentos para el consumo interno.
-¿Cuál es el futuro de la organización luego de esta experiencia de gestión?
-El futuro sigue siendo la construcción de una gremialidad y la defensa de los pequeños productores y la construcción de mesas mas amplias como la mesa agroalimentaria argentina. El debate sobre los agrotóxicos siempre está presente.
-¿Cuál es su balance político de su intervención en el Mercado?
-Que con claridad y decisión la presencia en espacios de gestión pública puede dar resultados. Nos sirvió para conocer las complicaciones de la gestión pública, que no es fácil pero tampoco imposible. «