Las columnas son un rosario que peregrina por la calle Osvaldo Cruz rumba a la Parroquia Virgen de los Milagros de Caacupé. Familias, obreros, misioneros, gremios y cristianos de a pie se arriman a la Villa 21-24. En la mañana gélida del martes, en los últimos destellos de un invierno explosivo, la barriada del sur profundo que hermana Barracas, Pompeya, Parque Patricios y el Riachuelo es el escenario donde se celebra una misa de apoyo al papa Francisco. Y también un rechazo. O una advertencia, como la graficó el padre Pepe, teledirigida: «La libertad no es hacer lo que uno quiera». La génesis fueron los insultos que le dedicó el candidato a presidente de La Libertad Avanza, Javier Milei, que lo trató de “jesuita que promueve el comunismo”. Como reza una pancarta amarrada al templo, donde se deja clarito: “La patria se construye en la unidad y la justicia social”.
Desde Moreno se acercó el padre Jorge, cura villero que predica en la zona sur del municipio del oeste conurbano, en la Parroquia San Martín de Porres. “Queremos reivindicar el proyecto del Papa: de unión, de inclusión, de no violencia, de solidaridad”, dice el muchacho cerca de una imagen de la Virgen de Luján que es cargada por los muchachos de la CTA.
En los últimos días, el dirigente (y diputado) libertario calificó a Francisco de “jesuita que promueve el comunismo”, “personaje impresentable y nefasto” y “representante del maligno en la Tierra”. Remarca Jorge: “Esta es una misa en desagravio por los insultos de Milei. Su proyecto va en contra de los barrios populares, de nuestro pueblo. Por eso nos juntamos hoy. La situación es complicada, pero seguimos sosteniendo en la parroquia, en los comedores. La respuesta no es menos Estado, sino más presencia, más apoyo, más derechos. Por eso queremos rezar hoy y seguir trabajando todos los días, por una Argentina más justa.”
Necesidades
Con los pies en el barro de la calle sin asfaltar y la mirada en el cielo diáfano. Así espera Angélica Paz el inicio de la misa. Jubilada, migrante misionera, 50 años rompiéndose el lomo limpiando casas ajenas. “Vengo para apoya al Papa y a la Argentina frente a estos malvados que lo llaman diablo, que quieren una Argentina para los ricos, que no saben de nuestras necesidades”, dice la señora con la frente bien alta.
Después, gira la cabeza, mira un cartel que dice “Solidaridad con Francisco y con el pueblo pobre”, piensa un rato. Y cuenta: “El Papa sabe de nuestras necesidades, él venía al barrio, daba misa acá. ¿Qué sabrá el señor Milei y los políticos sobre lo que es la vida de los trabajadores?”.
El padre Toto de Vedia juega de local. Hace de director de orquesta desde el escenario. Cerquita está el padre Pepe Di Paola. Se agitan banderas, se le da duro y parejo al bombo, se canta contra Milei en la 21-24. Pegadito al templo está Alejandro Giorgi. Es obispo auxiliar de Buenos Aires. Trabajó pila de años codo a codo con Francisco en sus porteños.
«Donde no haya descartados y olvidados»
“El pueblo se une hoy, estas son las reservas de esperanza y fe que necesitamos para la Argentina. Hay que defender la dignidad humana, no atacarla, como dicen algunos. El Papa no se merece ser insultado, salió de nuestras entrañas, de nuestro pueblo. Si alguien quiere el bien para la Argentina, no puede insultar al otro. Necesitamos más que nunca la unidad, la esperanza, el agravio”, resalta. Sobre el rol del Estado, el hombre de fe opina: “El pueblo pobre la está pasando mal. Y por eso los que más tienen tiene que ayudar, el Estado tiene que ayudar, no tiene que achicarse, todos tenemos que ayudar.”
Al mediodía zarpa la ceremonia. Llega al escenario una imagen de la virgen de Caacupé en los hombros de los vecinos. Decenas de curas de opción por los pobres se arriman al frente. El obispo Gustavo Carrara, responsable de la Pastoral de las Villas de la Ciudad de Buenos Aires, dirige la batuta.
Los religiosos predican para quien quiera oír: “Hacemos esta misa en apoyo al Papa, que tiene una prédica a favor de la amistad social y donde no haya descartados y olvidados, mensaje por el cual recibe agravios e insultos. Optamos por una política que busca el bien común teniendo en el centro a la persona humana. Endiosar el mercado lleva a la deshumanización a través del olvido de los más débiles. Si solo despertás leones, es lógico que se coman a los corderos más indefensos. En la ley de la selva solo ganan los más fuertes».
«Alguien con desorden emocional»
«Si solo despertás leones, es lógico que se coman a los corderos más indefensos», advirtieron los 70 sacerdotes de villas y barrios populares de todo el país en el documento que leyeron al final de la misa, sobre el escenario montado en las puertas de la iglesia de Caacupé.
«Expresamos nuestro más enérgico repudio a distintas manifestaciones del candidato de LLA Sr. Javier Milei, que afectan a la persona del Papa, que pasan desde agresiones vulgares impropias de quien busca representar nuestro país hasta conceptos mentirosos sobre las ideas del Papa», comenzó diciendo el texto. Fue el único momento de la misa donde mencionaron expresamente al candidato libertario. Al instante, silbidos de los presentes. La multitudinaria celebración contó con el aval del arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge Ignacio García Cuerva.
«Es indigno de un candidato decir lo que dice contra el Papa e ir en contra de la justicia social que es parte del evangelio y la doctrina social de la iglesia», planteó el padre Pepe. Los curas villeros hablaron de la «amnesia» de no recordar lo que sucedió en 2001, hace solo (o demasiados) 22 años.
Y dejaron otra frase que puede marcar los tiempos venideros: «uno se termina preguntando si alguien con ese desorden emocional (en referente a Milei), que no puede encontrarse con quien piensa distinto sin gritar e insultar, puede soportar las tensiones propias del cargo público al que aspira».
Javier es empleado de comercio. Vino con los compañeros del gremio a la misa. Abraza una foto de Francisco. Antes de seguir rezando, dice: “Milei dice menos Estado, nosotros desde el peronismo decimos más derechos. Nosotros no destruimos ni insultamos como la derecha. Nosotros construimos. Y ahora necesitamos una mano de todos. De Francisco, de todas las religiones, para ganar las elecciones. Por eso vine a la misa, por eso estamos militando”. Cuestión de fe.