En medio de las negociaciones a contrarreloj por el Presupuesto 2025, este jueves Javier Milei almorzó con gobernadores del ex Juntos por el Cambio en Casa Rosada. Empanadas de por medio, los mandatarios provinciales desplegaron sus reclamos por la recomposición de las deudas que la Nación mantiene con las cajas jubilatorias provinciales y la reactivación de la obra pública ante un gobierno dispuesto, al menos, a escuchar. En ambas terminales calificaron positivamente la reunión, sin embargo, ningún dirigente dio declaraciones a la prensa tras el encuentro.
Del convite participaron Rogelio Frigerio (Entre Ríos), Ignacio Torres (Chubut), Claudio Poggi (San Luis) y Marcelo Orrego (San Juan) y el jefe de gobierno porteño Jorge Macri. Por parte del gobierno, en tanto, se sumaron el jefe de gabinete, Guillermo Francos; el vicejefe Lisandro Catalán y la secretaria general de la presidencia, Karina Milei.
Según pudo reconstruir este medio, la reunión estuvo lejos de ser una charla técnica de acuerdos. Más bien sirvió para que el presidente exponga de primera mano la decisión del rumbo económico que le está imprimiendo a su gobierno. En tanto, en el oficialismo reconocen que la intención de estos encuentros cerrados no son para “solucionar cuestiones particulares” sino para unificar posturas con las cabezas provinciales dueñas de las bancas con las que el oficialismo cuenta para aprobar el presupuesto en algunas semanas.
“Hubo coincidencias entre el presidente y los cinco gobernadores con respecto a la oportunidad histórica de generar mayores inversiones y aumentar el comercio de las provincias y la Argentina con el mundo”, sintetizaron cerca de uno de los mandatarios presentes.
Entre las discusiones que se pusieron sobre la mesa estuvieron las siempre polémicas deudas de las cajas jubilatorias. Desde hace varios años, por decisión propia, trece provincias manejan el pago de haberes previsionales desanclados del monto nacional que se establece a través de la fórmula que utiliza el ANSES. Se trata de Buenos Aires, Chaco, Chubut, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Formosa, La Pampa, Misiones, Neuquén, Santa Cruz, Santa Fe y Tierra del Fuego, cuyos estados provinciales perciben mensualmente un aporte nacional que, desde hace años, acumula una deuda que todos los gobiernos admiten impagable.
En este contexto, con la puesta en marcha del plan motosierra, el gobierno de Javier Milei definió suspender todos los envíos provinciales, generando a los gobernadores la presión de poner en regla sus propias arcas para evitar caer en un proceso de cese de pagos. Unidos por el espanto, los mandatarios aglomeraron sus reclamos y exigen desde entonces que se salde la deuda con cada una de las cajas.
Lejos de bajar la conflictividad, en marzo, en plena puja por la aprobación de la Ley Bases, el gobierno inició un proceso de auditorias en cada una de las provincias para conocer de primera mano el índice de deuda que la nación tiene con los territorios. Con este proceso, se conoció que varias mantienen una deuda superior con el estado nacional que la que le reclaman, lo que abrió una nueva instancia de negociación que se mantiene hasta hoy.
A pesar de la guerra fría iniciada meses atrás, y lejos de la insurgencia que supo exponer en los primeros meses de gestión, en el gobierno dicen que están dispuestos a llegar a un acuerdo siempre y cuando las cuentas cierren. “El jefe de Estado no tiene problema de que se reasignen partidas, siempre y cuando quede en claro de dónde salen los fondos con una ecuación que tiene que respetar el déficit cero”, dijo horas previas a la reunión el jefe de gabinete, Guillermo Francos, a los acreditados en Casa Rosada esta mañana.
Esta premisa incluye, además, el futuro del otro gran reclamo que sostienen los popes provinciales. El fin de la obra pública en las provincias no sólo puso en jaque los índices de empleo en cada una de las jurisdicciones sino que además se convirtió en una amenaza contundente de cara a las elecciones del próximo año, donde cada gobernante deberá sacar músculo si quiere consolidar su poder en el territorio.
Con los reclamos ya conocidos de memoria, en el gobierno confían en que encontrarán un punto medio entre nación y las provincias que culmine con la conformación de un gran bloque nacional de centro derecha.
Como contó este medio en su edición dominical, los estrategas electorales del oficialismo apuntan a ser los mayores beneficiados en la atomización que sufren por igual todos los partidos tradicionales. Con las rupturas cotizando en bolsa, en el gobierno afirman que abrirán las puertas a todos los huérfanos que estén dispuestos a alinearse con la gestión nacional para consolidar un gran bloque en el Congreso que le garantice al gobierno “salvar” los vetos que, están seguros, vendrán. En números, el sueño húmedo libertario apunta a consolidar un virtual interbloque de 110 bancas que reúna a La Libertad Avanza, PRO, MID, peronistas díscolos y el radicalismo con peluca.
De esta forma, en el gobierno adelantan que habrá nuevas reuniones en los próximos días. Todavía sin fechas concretas, cerca del presidente afirman que extenderán invitaciones a los gobernadores radicales para así completar la grilla de mandatarios aliados que se inició este lunes con una cena en la Quinta de Olivos de la que participaron Raúl Jalil (Catamarca), Osvaldo Jaldo (Tucumán), Gustavo Sáenz (Salta) y Hugo Passalaqua (Misiones).