Javier Milei completó casi todos los casilleros de su futuro Gabinete y este sábado le puso nombre a las dos autoridades del Congreso que están dentro de la línea de sucesión presidencial. Sólo le queda oficializar al próximo ministro de Defensa, el último confín de la disputa que mantiene con Victoria Villarruel. La vicepresidenta electa tiene menos margen para extender su influencia al área castrense desde que su compañero de fórmula terminó de ordenar el vínculo con el expresidente Mauricio Macri y dejó claro que no hay margen para un cogobierno, sí para recibir a algunos de sus exfuncionarios, pero sin que eso empodere al magnate o lo transforme en un intermediario con alguna cuota de poder en la futura gestión.
La pieza desequilibrante de esa tensión, tal como lo anticipó este diario el domingo pasado, es Patricia Bullrich, que finalmente aceptó volver a la conducción del Ministerio de Seguridad. La titular del PRO trizó el liderazgo que Macri estaba reconstruyendo luego del respaldo que le ofrendó a Milei pocas horas después de la primera vuelta del 22 octubre. El fundador del PRO pretendía poner funcionarios como un jugador de ajedrez que mueve alfiles y Bullrich se salió del juego, desacreditó al expresidente y empoderó a los futuros ministros que pasaron los últimos quince días trabajando para limitar un eventual desembarco de enviados y veedores de Macri en la futura administración.
Con Bullrich adentro del gabinete y sin la influencia de Macri, Guillermo Francos cumplió con el primer objetivo que se había fijado. El próximo ministro del Interior es el encargado de construir una base de sustentación política para Milei y para eso consideraba vital frenar la omnipresencia de Macri después de la victoria en el balotaje. Hubo aprendizajes determinantes entre el arranque del acuerdo que sellaron en la residencia de Macri para pasarle a Milei los votos de Bullrich. El «pacto de Acassuso» comenzó a regir el 23 de octubre y se extendió hasta unos días después de la victoria del 19 de noviembre. Duró hasta que Francos y el futuro jefe de Gabinete, Nicolás Posse, le hicieron un ofrecimiento individual a Bullrich para desarmar la negociación que había propuesto Macri, como el ganador de un premio que estaba esperando cobrar su recompensa en cuotas de poder.
Dicen que la ex y futura titular de Seguridad fue la que más sufrió al Macri recargado, en el breve periodo que comenzó después de la primera vuelta y se clausuró oficialmente esta semana. Desde que ella cedió a los planteos de Macri y aceptó aliarse a Milei para transferirle los votos, el rol del expresidente se expandió por encima de los límites que Bullrich estaba dispuesta a aceptar. Se lo dijo personalmente en una durísima discusión que sucedió la semana pasada y que estancó el diseño del gabinete y de lugares claves en el Congreso. El vínculo entre ambos ha vuelto a romperse y las astillas desinflaron el globo de aspiraciones que estaba alimentando el magnate, especialmente a favor de Cristian Ritondo, que preside el bloque del PRO en la Cámara de Diputados y era otra ficha determinante en el mapa de poder que estaba armando Macri. El magnate sumó ahora la postulación para suceder a Bullrich al frente del partido amarillo. La iniciativa fue propuesta por el vicepresidente de la fuerza, el diputado nacional Federico Angelini.
Con la inclusión de Bulrich a la nómina de Milei comenzó a generarse la hecatombe que está implotando al PRO. Podría extenderse al radicalismo, con muchas menos implicancias, si sigue en pie la oferta para que Luis Petri quede en Defensa.
La caída de un acuerdo general de cogobierno con Macri dejó sin margen a Ritondo para quedarse con la conducción de la Cámara Baja. El diputado se habría ido de la residencia de Acassuso con la promesa de ese cargo, pero poco después se enteró que también estaban promoviendo a Florencio Randazzo en el mismo lugar.
Ambos llegaron a sumar el 50% de chances para alcanzar la conducción del cuerpo. Ritondo no pudo desde que Bullrich aceptó la invitación de Francos al nuevo esquema de poder presidencial, pero sin el carnet del PRO. Las opciones de Randazzo sucumbieron por dos frenos, aunque se trata de otra pieza que Francos estaba promoviendo para mellar los alcances del acuerdo con Macri. El primer reparo surgió de las entrañas del futuro bloque de La Libertad Avanza, que dentro de una semana contará con 38 bancas en Diputados y 7 en el Senado.
En las pocas reuniones que mantuvieron para conocerse y verse las caras, primero convocadas por Marcela Pagano y luego por Oscar Zago, acordaron reclamar la conducción de la Cámara para LLA. El mensaje no era sólo para Ritondo sino también para Randazzo. Su buena estrella perdió impulso por ese planteo y pareció apagarse cuando Francos se reunió con los gobernadores del panperonismo. Le dijeron que sabían claramente que estaba impulsando a Randazzo y que ellos no hablaban con Floro desde hace años. En rigor, el diputado y exministro tiene vínculos que van más allá de la relación con el cordobés Juan Schiaretti, pero el acuerdo de los mandatarios provinciales fue desautorizarle a Francos la sobreventa de Randazzo como un potencial articulador con las provincias desde el cuarto lugar de la sucesión presidencial.
Sin Randazzo y con Ritondo afuera de la competencia (herido por la caída del pacto con Macri) Milei aceptó jugar uno propio. Oficializó al diputado electo Martín Menem como candidato a ocupar la presidencia de la Cámara Baja y a Francisco Paoltroni para sentarse en la presidencial provisional del Senado, el tercer puesto sucesorio después de Milei y Villarruel.
El cargo que detentará el productor agropecuario detrás de la próxima vicepresidenta cerró con una serie de especulaciones sobre la presencia del panperonismo, que seguirá siendo primera minoría en las dos cámaras. Cristina Fernández de Kirchner, en los últimos días de su vicepresidencia, despejó los rumores y aseguró que no había intención de disputar ese cargo ni romper la tradición de que la fuerza ganadora de las elecciones pueda ocupar toda la línea sucesoria, aunque sea minoría en el recinto.
La dos veces presidenta clausuró una discusión interna que lideró José Mayans, uno de los jefes del bloque oficialista que esperaba marcarle la cancha a Villarruel y disputar la presidencia provisional, como sucedió el 29 de noviembre de 2001, cuando el peronismo eligió a Ramón Puerta en lugar del radical Mario Losada y lo puso en la presidencia provisional del Senado, un puesto que había cobrado doble relevancia en la sucesión presidencial tras la renuncia de Carlos «Chacho» Álvarez a la vicepresidencia un año antes. El dato ha quedado arcano en el pasado, pero como una vuelta del destino, el miércoles pasado se cumplieron 22 años de aquella escena previa a la crisis del 2001, justo cuando se estaba concretando la Asamblea Legislativa para proclamar a Milei y Villarruel como la fórmula ganadora de la segunda vuelta.
Mayans no pudo avanzar con los planes sobre la presidencia provisional, pero esta semana no se privó de detallarle a Villarruel, con diplomacia, que con los ocho escaños que tendrán en el Senado apenas alcanzarán a cubrir la mitad de las comisiones que LLA debería ocupar. Los números no le dan y quedarán a merced de los acuerdos que puedan pactar con gobernadores o con el interbloque de Juntos por el Cambio, cuyos socios radicales y macristas se preparan para negociar por separado.
En Diputados se abre otra etapa con la nominación de Menem en la presidencia del cuerpo. La postergación de Ritondo implica menos posibilidades de contar con un amplio respaldo de JxC o, al menos, de un amplio sector del PRO y aliados más pequeños. Si los cálculos eran muy finitos con Ritondo adentro, y marcaban una distancia cercana de 40 escaños para llegar al cuórum de 129,ahora se abre un capítulo de negociación «ley por ley» donde los malheridos harán valer su capacidad de daño, especialmente en el bloque del partido amarillo, que podría transitar una balcanización al calor de la influencia de Bullrich y el contrapunto que se cocina con Macri.
A primera vista la aritmética política de Milei en las dos cámaras del Congreso es perdidosa. Francos se impuso en la interna de poder con Macri y sumó a Bullrich, pero por ahora perdió a Ritondo. La zona que comenzará a transitar desde el 10 de diciembre en Diputados será desconocida y dependerá de los acuerdos que la Rosada pueda tener con gobernadores y aliados. Será un examen numérico que no se condice con las ambiciones de Milei para los primeros seis meses de gobierno. El presidente electo anticipó que convocará a extraordinarias y que enviará un paquete de leyes que implicarán derogaciones, reformas, privatizaciones, un posible presupuesto 2024 y un ajuste fiscal muy agudo. Los números, por ahora, no le anticipan sanciones veloces sino largos debates y virtuales estancamientos. Son seis meses. Es el tiempo de tolerancia que Milei tendrá con el Congreso, aunque podría reducirse al período de extraordinarias.
Después de asumir el economista hablará el 10 de diciembre en las escalinatas del Palacio Legislativo. Volverá el 1 de marzo para abrir el período de sesiones ordinarias. Entre una escena y la otra se definirá el vínculo del próximo presidente con el Legislativo y cómo podría escalar la tensión si las dos cámaras se transforman en un freno insalvable para el programa de ajuste de Milei.
La nominada canciller Diana Mondino ya anticipó que la soga de la tolerancia institucional es corta. «Lo que corresponde es que el Congreso trabaje, apruebe y para eso la gente vota. Si alguien tiene la convicción de que algo es necesario se hará (por decreto), pero mucho mejor es que los argentinos nos pongamos de acuerdo en que hay que trabajar», le dijo la economista a FM La Patriada cuando salía de exponer ante la UIA.
Los tiempos legislativos pueden ser porosos para la estrategia de Milei. El presidente electo sabe que el panperonismo tiene mayoría en áreas determinantes, como la Comisión de Acuerdos del Senado, por donde pasarán los pliegos de militares y diplomáticos y también en la Comisión Bicameral de Trámite Legislativo, que tiene la misión de validar o anular los decretos de necesidad y urgencia que firme el presidente. En ese territorio también tiene mayoría el PJ, pero todo podría estirarse hasta que se constituya la comisión. Así como buscarán negociar «ley por ley» para sumar votos, la táctica legislativa podría desarrollarse «día a día» para aprovechar vericuetos y darle tiempo al Ejecutivo para que el Legislativo no le complique los planes.
La batalla será áspera y cuerpo a cuerpo en Diputados. En el Senado la debilidad de LLA es mucho mayor y podría ser la ventana para que Villarruel actúe como un tapón en caso de que se empantane el debate legislativo y se transforme en un obstáculo para el próximo gobierno. Cerca de Milei prefieren esperar y, como dijo Mondino, primero le darán una oportunidad al Congreso, aunque saben que el camino asoma muy escarpado.
Carolina Ragazzon
5 December 2023 - 10:39
queda en claro que todos los que nos destruyeron, desde el retorno de la democracia o resabios anteriores, se unen para hundirnos por completo. Saquear lo que queda. Y venía para cambiar?? jaja! qué ilusos!!!! Volvieron para saquear y reventarnos.