El economista de ultraderecha Javier Milei buscará superar en el balotaje de este domingo el 30 por ciento que obtuvo en las PASO de agosto y en la primera vuelta del 22 de octubre. Un eventual crecimiento dependerá, casi por completo, de las voluntades que sume por el acuerdo que selló con el expresidente Mauricio Macri después de la derrota de Patricia Bullrich, que la dejó afuera de la segunda vuelta. El tercio de los votos que cosechó en las dos oportunidades anteriores asoma como un piso y un techo para la campaña de La Libertad Avanza, aunque esta visita al cuarto oscuro reconfigurará todos los porcentajes.
El segundo balotaje que se realizará desde la recuperación democrática será un duelo electoral entre Milei y Sergio Massa. Las mayores incógnitas estarán concentradas en el nivel de participación que registre el comicio, la cantidad de votantes en blanco, de ausentes, y la capacidad de fiscalización que puedan articular entre LLA y el PRO después de cuatro semanas de trabajo.
Las variables son prioritarias en el mapa de arena que tienen los coordinadores de campaña de Milei, pero la fiscalización sigue siendo el tema más urgente. A un mes del pacto con el PRO, también significó un primer examen sobre el funcionamiento de la sociedad entre Macri, Bullrich y Milei. Cerca del economista opinan que el primer efecto práctico fue contar con más y experimentados fiscales. Detrás del discurso público para no exhibir las costuras tirantes, la calificación no es satisfactoria, sino paliativa.
Aunque ahora cuentan con una parte de la estructura del PRO, Milei no alcanza a los 140.000 fiscales necesarios porque el aporte prometido por Macri fue menor. En la Provincia de Buenos Aires, donde hace falta un piso de 40.000 fiscales, los principales intendentes del macrismo esquivaron el bulto. Sostuvieron que aportarán algo, pero aclararon que no se comprometerán a cuidar los votos de un pacto que consideran ajeno, inconsulto y con una cláusula de incondicionalidad que les resulta indigerible.
Los demás socios de JxC tienen una posición más intransigente. Desde que Gerardo Morales dijo que hará «todo lo posible para que no gane Milei» sólo hubo una catarata de pasos al costado de dirigentes e intendentes de la UCR. Las declaraciones del titular de la UCR y gobernador jujeño fueron el arranque de una silenciosa estampida en distritos clave donde Milei pretende remontar la desventaja que espera en la Provincia de Buenos Aires. El radicalismo tiene una amplia capacidad de fiscalización en Santa Fe, Córdoba, Mendoza y en territorio bonaerense.
La ausencia de la UCR cordobesa ya se hizo sentir este jueves en el cierre de campaña que protagonizó Milei en la capital provincial. En Santa Fe, donde el radical Maximiliano Pullaro asumirá la gobernación dentro de 20 días, se repite el paso al costado para respetar el pacto que impulsó Macri. Mendoza es la única de los tres distritos clave de la zona centro del país donde la UCR podría aportar parte de su aparato, pero el martes surgió un dato inquietante para el tablero que coordinan Macri y Bullrich. El Senado provincial aprobó el presupuesto 2024 que tendrá Alfredo Cornejo a partir del 10 de diciembre cuando jure nuevamente como gobernador, pero la sanción fue posible a partir de un acuerdo con el Partido Justicialista que aportó los votos necesarios. Fue motorizado por los intendentes peronistas que hacen campaña por Massa.
La negociación legislativa sumó un interrogante al rol que podría tener la UCR para cuidarle los votos a Milei en Mendoza, una de las provincias donde alcanzó la victoria, tal como pasó en Córdoba y Santa Fe. El tema no es menor para el equipo de campaña de LLA porque todo lo que puedan sumar provendrá de los votos que surjan del pacto con el PRO. El comportamiento de los demás socios de JxC, empeñados en la no colaboración, también aumenta el estado de zozobra y cansancio que registran entre quienes votaron a Bullrich. Cada uno de esos puntos originaron el durísimo cruce entre Macri y Morales hace una semana, cuando distribuyó desde su cuenta de twitter la frase: «País raro este, parece que Milagro Sala y Gerardo Morales van a votar al mismo”. La chicana originó una furiosa respuesta del jujeño y la amenaza velada de contar por qué el expresidente no afronta causas judiciales aún peores. La ofensiva de Macri no fue fortuita y refleja el intento del PRO para evitar que el respaldo a Milei se deshilache por la resistencia negativa del radicalismo y la CC.
Una preocupación en LLA es que la última etapa de la campaña no haya servido para reorientar el liderazgo de ese grupo de votantes en crisis. El mayor temor es que la pelea abierta de JxC desactive a una parte de ese universo. «Podrían quedarse en la casa o votar en blanco por el nivel de confusión o porque les cuesta votar a Milei por fuera del rechazo que tengan por Massa», confiaron a este diario desde las tropas del PRO que están comprometidas con la fiscalización.
Los que tienen intervención territorial responden a Bullrich y no a Macri. El alcance de la capacidad de control del magnate es muy acotado. Una demostración de esa debilidad está en el rechazo que cosechó en la mayoría de los intendentes del PRO, controladores de una de las porciones de poder real que le queda a JxC después de haber quedado afuera del balotaje. La otra parte está en manos de los 10 gobernadores electos y en ejercicio de JxC. Todos se escudan en la «prescindencia» por el temor que les provoca Milei, pero también porque les cuesta pensar que la interlocución con un eventual gobierno de LLA implique el regreso de Macri.
«Si nosotros no nos esperábamos quedar afuera del balotaje, imaginate cómo puede estar la gente que nos votó», lamentó un dirigente macrista que no comulga con el pacto que selló Macri con Milei. El silencio de algunos confirma el alcance acotado del respaldo. Es el caso del alcalde electo Jorge Macri. Sucederá a Horacio Rodríguez Larreta a partir del 10 de diciembre y es uno de los futuros «gobernas» de JxC que más le escapa al apoyo que pactó su primo. En territorio porteño la fiscalización también está en veremos por la renunencia de radicales, larretistas y lilitos que decidieron dejar en soledad a la capacidad del «bullrichismo».
Los dirigentes que responden a Macri están empeñados en acordonar el control del partido amarillo hasta que llegue fin de año para renovar autoridades. Será después de una definición forzada por los resultados de este domingo: si Milei pierde, el futuro del PRO que responde a Macri será tan ominoso como el de su fundador. Si sucede lo contrario el magnate habrá recuperado parte del poder que perdió en las elecciones de 2019, pero a costa de una fractura irreversible de JxC que se cocina a fuego lento en cada territorio y, en especial, por la fiscalización y la negativa a cuidar votos ajenos.
La incondicionalidad que Bullrich le ofrendó a Milei no prendió adentro del PRO. En la última semana se transformó en preocupación, a partir de las decisiones que impulsa un sector del entorno de Milei, especialmente conducido por su hermana Karina. Ambos autorizaron al apoderado Santiago Viola para que presente una denuncia ante la Justicia Electoral sobre el presunto rol de la custodia de Gendarmería Nacional en el movimiento de las urnas. Este viernes no pudieron aportar detalles y relativizaron el planteo de «fraude colosal».
La decisión de los Milei fue leída como un error dentro de LLA. En el PRO no salen de la sorpresa porque quedó al desnudo que no hay mecanismos para acordar decisiones. Los dirigentes que hablan con Milei ya le habían advertido sobre los riesgos de no presentar el acopio inicial de 350 boletas para abrir cada una de las mesas en todo el país, tal como lo sugiere la Justicia. Los apoderados de ultraderecha sólo entregaron 100 y aseguraron que lo hicieron para evitar el robo de boletas. La Cámara Nacional Electoral y los jueces con competencia en la materia advirtieron que la provisión será de «exclusiva responsabilidad» de LLA.
La denuncia de Milei contra Gendarmería y la negativa a entregar boletas forma parte de una misma estrategia. Está concentrada en instalar la idea en los medios de un presunto fraude ante una eventual derrota o frente al escenario de una diferencia muy escasa entre ambos candidatos. Para esa aventura tampoco hay acuerdo entre los garantes del pacto entre Macri y Milei. En el PRO temen que la incondicionalidad que ofrendaron les juegue en contra detrás del empecinamiento del economista y su hermana por sostener el fantasma del fraude sin una sola prueba. «