Luego de leer varias veces la nota que Marcelo Figueras le realizó a Máximo Kirchner en el Cohete a la Luna y ante la decisión del líder camporista de “dialogar con todos” me pareció oportuno proponer esta conversación mediática.
Uno de los principales debates que propone Máximo Kirchner y que seguramente interpela a toda la política nacional es cómo se resuelve la comunicación con la sociedad y como se logra la participación popular. El presidente del PJ de la provincia de Buenos Aires se pregunta: “¿cómo nos comunicamos? ¿cómo conversamos con nuestra sociedad para debatir estos temas y que se entiendan? No queda otra que insistir, alentar a que participe cada vez más gente de su propio destino, que intervengan…”
En este punto creo que su intención es sana, honesta. El impacto de los Medios concentrados y las plataformas digitales con sus redes (Google, Amazon, Apple, Facebook, whatsapp, Twitter) es una trampa que somete a los habitantes de todo el planeta. Argentina tiene en su cultura herramientas y una ideología, el peronismo, que le han servido para sostener por ejemplo la permanencia de la representación de los trabajadores, de los sindicatos. Con distintos formatos, somos uno de los pocos países en los que, con aciertos y errores, los desocupados supieron darse un encuadre organizativo de poder político y social.
En la Argentina las mujeres obtuvieron sus reivindicaciones gracias a un modelo de organización horizontal, cuasi asambleario con ideas que enfrentaban los decires de los Medios.
Bajo el gobierno de Cristina fue la organización popular, apoyada desde el Estado, la que logró obtener la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. La militancia comunicacional de emisores comunitarios, cooperativos, de miles de pymes de arraigo local, de personas con discapacidad, de pueblos originarios recorrió el país de punta a punta (más de 4 o 5 años) hasta llegar al 2009 cuando fue promulgada luego de sortear exitosamente la Cámara de diputados y de senadores.
Aunque parezca mentira y a pesar de Mauricio Macri esa Ley tiene muchos puntos que siguen vigentes y que este gobierno no supo aplicar. Seguramente porque la mayoría de la dirigencia ni la leyó.
Vamos a otro ejemplo cercano. Lula salió de la cárcel y enfrentó a los Medios que no le eran afines (casi todos) y se animó con la violencia desatada por el bolsonarismo que le metió mucho miedo a la gente y aunque logró un ajustado triunfo electoral, revirtió la falta de participación. ¿Qué hizo? Recorrió Brasil de punta a punta y habló en vivo y en directo con su pueblo. En la disputa digital a través de las redes perdía 8 a 1 en cantidad de seguidores. Con participación y volviendo al cara a cara se puede romper el cerco informativo y la alienación mediática.
Acerca del dialogo y el poder
Un tema que recorre la entrevista de Figueras a Máximo Kirchner es el del poder y su construcción.
En un imaginario diálogo Máximo interpela a Héctor Magnetto: “¿Por qué no jugás más para tu país? ¿No te fue bien? ¿No te parece que te fue bien cuando tenías apenas un diario y ahora tenés todo lo que tenés? ¿Qué más querés? ¡Nunca tuvieron tanto poder!…
Uno de los resortes de poder es cierto son los Medios y Magnetto lo ejerce. Pero el neoliberalismo en su etapa más violenta está poniendo en crisis las reglas que rigen las democracias y los equilibrios de poder que entrañaban. Llegó la hora de discutir metodologías de análisis y de acción que garanticen la democracia. Hay que democratizar la democracia. Hay que unir el archipiélago de cientos de organizaciones que expresan el campo nacional y popular. Y con esa unidad dar batalla para poner el Estado en sintonía con los intereses de la gente y no con los de los Grandes Grupos Económicos Transnacionales y sus alfiles mediáticos y judiciales.
Máximo Kirchner propone y se dispone “a dialogar con todos, pero” aclara inmediatamente que “son ellos los que no quieren dialogar. Hay que tener decisión. Y eso no significa no construir. Yo estoy dispuesto a dialogar y a discutir.” Claro que el diálogo al que se refiere tiene que ver con los que detentan el poder real. “Lo sentamos a Magnetto, la sentamos a Cristina y a Macri y ahí vemos quién sabe y quién no sabe. Eso sería realmente una democracia. Que la sociedad pueda seguir esa discusión, ese debate.”
Esa utopía en la que quien más sabe está en condiciones de imponer su poder, está desmentida en los hechos. La experiencia que estamos viviendo nos demuestra que los acuerdos de Mesa Chica pueden llevarnos esta vez a una derrota electoral o a un triunfo que, en el mejor de los casos, nos devuelva un gobierno tan impotente como el que supimos construir.
Un capítulo aparte pero que merecería una mayor profundidad está en la idea de Máximo Kirchner de creer que “si Larreta, Massa, De Pedro, Fernández, Cristina, Manes y hasta la izquierda se presentasen ante el FMI y le dijesen: Así no podemos” tendríamos un resultado diferente al que estamos soportando.
Para cerrar este diálogo medial hago mías las palabras con las que Marcelo Figueras sella su intervención en la entrevista: “Cuando la dirigencia no estuvo a la altura, fue el pueblo en la calle el que torció el rumbo de la historia argentina. Es más factible que esto suceda que imaginar a los neoliberales sentándose con ustedes ante el FMI.”