El cambio de composición parlamentaria el próximo 10 de diciembre traerá consigo el cambio de autoridades en la Cámara Baja como de los bloques. Es ese marco, ya con Sergio Massa designado como presidente de la Cámara de Diputados resta por resolver quien será el jefe de bloque del oficialismo. En esa carrera, ante la posible ida de Agustín Rossi al ministerio de Defensa, Máximo Kirchner saca una ventaja.
Más allá de ser el hijo del matrimonio político más influyente en los últimos quince años, Máximo Kirchner fue una pieza fundamental para el armado de la unidad que terminó con la victoria electoral y en particular para aceitar la relación con Sergio Massa. Con esos antecedentes sobre la mesa, el nombre de Máximo no suena descabellado.
Pero también es cierto que el nombre genera cierto recelo entre el peronismo de los gobernadores y el peronismo no krichnerista en especial. Por eso, en primer término en los pasillos del Congreso la idea que circulaba era la posibilidad de armar un interbloque donde convivan las distintas fuerzas. Sin embargo, por estas horas, se llevan a cabo las negociaciones para construir un bloque único en el que convivan todos los sectores parlamentarios que son parte del Frente de Todos.
Desde el kirchnerismo sostienen que, siendo Massa el futuro presidente de la Cámara, lo lógico sería dejar en manos de otro sector, en este caso el más cercano a Cristina Kirchner, la presidencia del bloque. Desde el peronismo de los gobernadores sostiene que tanto Rossi, en caso de quedarse, como Máximo Kirchner, son dirigentes que limitarán la extensión de la mayoría parlamentaria.
Por caso, si se atiende las normas no escritas de la Cámara Baja, no caben dudas de que el sector mayoritario del oficialismo tiene la potestad de imponer al jefe de la bancada. El resto lo deberá resolver la política.