Ante el desmoronamiento de la alianza opositora la instrucción fue que nadie haga ningún movimiento ni declaración que interrumpiera a sus adversarios. Todo el peronismo obedeció y Sergio Massa espera que siga así. Dirigentes y candidatos esquivaron de manera habilidosa las preguntas de la prensa que indagaron sobre cómo repercutía el pacto entre Mauricio y Javier Milei en las filas del oficialismo. La astuta calma ahora debe durar hasta la primera posta, el debate que se llevará a cabo entre ambos candidatos el domingo 12 de noviembre en la Facultad de Derecho.
Esta semana Massa se reunió primero con los intendentes bonaerenses y el gobernador reelecto Axel Kicillof en la casa de Gobierno de la provincia y al día siguiente encabezó el encuentro de los gobernadores peronistas y aliados en el Consejo Federal de Inversiones. De ambas reuniones se fue con tarea. Esta semana transitará la agenda de reuniones con gobernadores e intendentes en sus respectivos distritos. Es que la elección de balotaje deja solo al candidato presidencial frente a su oponente, ya que no se elige ni gobernadores ni legisladores ni intendentes, como en las generales. Por eso Massa necesita que mandatarios y, sobre todo, jefes comunales se muevan con el mismo ímpetu de cuando fueron candidatos.
Según pudo saber Tiempo, el candidato de Unión por la Patria visitará este domingo la estratégica provincia de Tucumán donde participará de la asunción del gobernador electo Osvaldo Jaldo y se reunirá también con el saliente, Juan Manzur. Luego, en la semana, también se reunirá con el catamarqueño Raúl Jalil, otro gobernador peronista ganador en su terruño.
Las próximas tres semanas «serán de actividad intensa», cuentan voceros del massismo. Se planifica una visita a Mar del Plata y a la Patagonia.
El candidato espera poder sumar más encuentros con los mandatarios de las provincias del norte, como su aliado el salteño Gustavo Sáenz, pero es posible que se concrete una actividad junto al radical Gerardo Morales, ya en declarado desafío a su casi exjefe político. Los vasos comunicantes entre Morales siempre estuvieron activos. Cuando Macri enumera las veces en que los diputados de Morales votaron junto al oficialismo, da cuenta de una situación que es real, pero que, sin embargo, no difiere de otras veces en que legisladores de alguna provincia desobedecen a la cúpula partidaria en favor de alguna ley que beneficie a su terruño.
Sin embargo, los puentes tendidos desde el massismo hacia el radicalismo, en este contexto, tienen otro significado. Es que el debate de la coalición opositora plantea tres opciones: primero, la falsa neutralidad de la «libertad de acción» que les permite a los dirigentes escapar de un posicionamiento público; la segunda es sumarse a la aventura con Mieli o, en tercer lugar, apoyar a Massa. Sin embargo, si bien desde el oficialismo no reclaman un pronunciamiento expreso por parte de los radicales, sí esperan que militen el voto entre sus seguidores en nombre de los valores democráticos y en contra de las ofensas que propaló el ultraderechista contra Raúl Alfonsín.
Massa no tiene cuestionamientos internos de ningún sector del peronismo a la hora de encarar esa búsqueda del voto radical. Y ante quien quiera oírlo, revive el recuerdo de la transversalidad que llevó a cabo Néstor Kirchner durante los primeros años de gobierno, una forma de buscar gobernabilidad después del estallido social.
Además, esta semana, Massa intercalará en su agenda visitas a distintos municipios del conurbano. La intensiva búsqueda del voto peronista desencantado que llevaron adelante los intendentes fue clave para el aluvión del domingo pasado. Lo mismo se repite a nivel provincial con el empuje que hizo la candidatura de Axel Kicillof.
Además de sectores del radicalismo, Massa ya consiguió el apoyo de dirigentes del PRO como Emilio Monzó y Nicolás Massot, quien este sábado dijo a Radio con Vos que no será neutral y que «Milei no es un cambio deseado». De la Coalición Cívica no podrá esperar más que una vehemente neutralidad, debido al histórico encono que se tienen con su líder Elisa Carrió.
Sin embargo, Massa no quiere que esta búsqueda de lazos políticos se vea ante el electorado como un acuerdo de cúpulas que profundice más el sentimiento antipolítico que caracterizó este desconcertante año electoral. Es por eso que evita emparentar ministerios con nombres propios. Pero sí avisa cada vez que puede que dirigentes de la hasta ahora oposición serán parte del nuevo eventual gobierno. Es por eso que este miércoles, luego de armar de manera performática la foto de familia junto a los gobernadores, les dijo a ellos y a todo el electorado: «Creo que es el tiempo de empezar un nuevo gobierno, una nueva etapa, y que esa nueva etapa tenga como característica el diálogo con todos los sectores. Voy a elegir a los mejores sin dependencia de ninguna condición o cuestionamiento político. Porque además el 10 de diciembre el que toma las decisiones soy yo». «