«Soy más candidato a presidente que ayer porque creo que la etapa que viene en la Argentina necesita de un liderazgo con capacidad de diálogo y equipos de gestión con una mirada amplia sobre la Argentina», sentenció Sergio Massa a las pocas horas de conocerse la decisión de Cristina Fernández de Kirchner de acompañar como vicepresidenta a Alberto Fernández para competir en las elecciones de octubre.
Massa evaluó el nuevo escenario como una llave política que abre nuevas posibilidades. Sin embargo, en lo inmediato, no se despegará de la estrategia que tiene trazada. «Más que nunca Alternativa Federal es un instrumento imprescindible para la construcción del nuevo gobierno en la Argentina a partir del 10 de diciembre. Vimos un gesto de un lado de la grieta que es comprender que la división sólo genera fracaso para la Argentina. Tenemos la responsabilidad de construir una gran coalición opositora», evaluó.
Las «nuevas posibilidades» que diagnostica el líder del Frente Renovador luego del anuncio de CFK alejan el sueño de un sector del kircherismo de verlo como candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires.
Desde el entorno del trigrense aseguraron que Massa insistirá con su candidatura presidencial y le dan crédito a la chance de ir a una PASO con Alberto Fernández, antes que a competir en Alternativa Federal (AF) con Juan Manuel Urtubey o Roberto Lavagna.
El cálculo que hacen en la mesa del massismo es sencillo: si se gana la interna, Massa será presidente; si pierde, tendrá un lugar en el futuro gobierno; y si se cae en la elección general queda bien plantado para lo que viene.
Además, desde el comando de campaña massista detallaron: «Sergio y Alberto son muy amigos. Tienen una excelente relación y hablan casi todos los días. Las garantías para ir a jugar la interna, en caso de que se dé, van a estar».
El viernes por la tarde los rumores de un acuerdo entre el PJ kirchnerista y el massismo se expandía por todo la arena política. Más allá de las especulaciones y los off the record los referentes del Frente Renovador, sobre todo en la provincia de Buenos Aires, repetían: «Sergio no va a mover primero. Primero tiene que mover Cristina». Ahora que la expresidenta abrió la partida el turno le corresponde a Massa.
El discurso de Massa cambió hace seis meses y no se modificará hasta el 12 de junio, día en el que vence el plazo para la inscripción de frentes electorales. Su mensaje tiene como eje las críticas al gobierno de Mauricio Macri y el fracaso de su política económica.
Una intención de voto que promedia los 14 puntos en las encuestas lo mantuvieron en el medio de un tironeo entre Alternativa Federal y el kirchnerismo.
En ese marco y rápido de reflejos, el exintendente de Tigre llamó ayer a unos cuantos periodistas y les avisó: «Yo no me bajo». La difusión del mensaje no sorprende a nadie. El viejo manual de la política ordena tensionar hasta el final y garantizar el mejor cierre de listas posibles. Y así será.
En el Frente Renovador, ponen en duda la asistencia de Massa a la reunión convocada por Juan Schiaretti, flamante gobernador reelecto de Córdoba, y de la que participarán, el socialista santafesino Miguel Lifchitz, Margarita Stolbizer, Juan Manuel Urtubey y Miguel Ángel Pichetto. La asistencia de Roberto Lavagna tampoco está confirmada. La sede, el día y la hora también. Los gobernadores peronistas no serán de la partida. La excusa formal es, en este caso, respetar los procesos electorales provinciales.
Durante la agitada jornada del sábado el líder cordobés salió a ratificar que su espacio no incluye a CFK. Un discurso que se distancia de lo que predica a Massa y se da de bruces con las posturas que hicieron pública algunos gobernadores peronistas que supuestamente abrevaban en ese espacio. Sergio Casas (La Rioja), Domingo Peppo (Chaco) y Juan Manzur (Tucumán), todos asiduos concurrentes a las mesas lideradas por Schiaretti, saludaron la fórmula vía redes sociales. «