Miles de personas se movilizaron este jueves en la localidad bonaerense de Azul contra el cierre de la planta de Fabricaciones Militares de Azul y el despido de más de 250 trabajadores.
Acompañados por sindicatos, agrupaciones sociales y políticas, los despedidos marcharon por las calles de la ciudad para que se reabra la fábrica y se reincorpore al personal.
El secretario general de ATE, Oscar de Isasi, sostuvo que se trató de «una pueblada histórica»: «Nos querían derrotados después del 1 de enero, pero acá estamos. Acá están los que nunca creyeron en el proyecto del Gobierno pero también los que apostaron y se sintieron defraudados», aseguró.
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El encuentro se produjo luego de que se realizara una mesa de diálogo entre el intendente Hernán Bertellys y el interventor de Fabricaciones Militares, Luis Riva, quién responde al ministro de Defensa, Oscar Aguad.
En conferencia de prensa, el intendente informó que se abrió un canal de diálogo con la empresa estatal para la semana próxima para analizar alguna posibilidad de que pueda continuar activa.
Sin embargo, las declaraciones de Riva no acompañaron ese espíritu: El cierre de la planta en Azul es absolutamente necesaria para poder sacar a Fabricaciones Militares adelante».
Confirmó que el cierre de Fanazul es parte de una decisión de «reducir el déficit» del organismo «en un plan a tres años»: «Fabricaciones Militares es la tercera empresa del Estado que más cuesta al Estado Nacional, cuesta una fortuna; el año pasado costó 2.400 millones de pesos», indicó en diálogo con Radio con Vos.
Sobre el cierre de la planta en Azul, Riva señaló que en el encuentro con el intendente explicaron al municipio las razones del cierre de la planta y consignó que puso «a disposición los activos» entre los que citó «las tierras» para «otras actividades, en caso de que surjan inversores privados».