Indagar en la construcción de un relato cruento que justificó la irrupción de una dictadura que actuó en aras de una proclamada libertad, fue la motivación que guió al periodista y escritor Mariano Hamilton a repasar un período de la historia argentina que “se encuentra bastante escondido” en la memoria colectiva. Así se gestó Días Malditos, una novela que remite a las sangrientas jornadas que se desarrollaron entre el bombardeo a Plaza de Mayo del 16 de junio de 1955 y la caída del gobierno constitucional de Juan Domingo Perón, en septiembre de ese año.
“Hubo 303 muertos y miles de heridos en el bombardeo a Plaza de Mayo y en los cuatro días de enfrentamientos que antecedieron a la caída de Perón cayeron 85 personas, en combates que se sucedieron en distintos puntos del país. Se vivió una guerra civil y una violencia inusitada y quise saber por qué”, señala Hamilton en diálogo con Tiempo.
El rol de la Iglesia y su conflicto con Perón, los hechos de la marcha del Corpus Christi, los dirigentes leales al Gobierno y los militares que conspiran para derrocar a un fatigado general son parte de esta trama en la cual se suceden hechos, locaciones y personajes que protagonizan la narración de esta tragedia argentina, en la cual Hamilton “arma su propio Perón” de esos Días Malditos, que también parecen tener un vaso comunicante con el presente.
“Cada uno arma el Perón que desea. En mi caso, hice el Perón de esos 110 días. Es uno cansado, agobiado, superado por la situación y que extraña mucho el empuje de Evita y su significación política”, afirma Hamilton.
– ¿Por qué es importante traer la memoria de esos días trágicos de 1955 a este presente?
-Hace tres años, cuando comencé con la escritura (el presidente Javier) Milei ni siquiera estaba en el radar de la opinión pública, pero a medida que pasó el tiempo esta historia cobró actualidad. En aras de la libertad se construyeron relatos cruentos, criminales y perjudiciales para el pueblo argentino. La denominada “Revolución Libertadora” (o “Fusiladora”) fue uno de esos tantos episodios.
-¿Qué es lo que le resulta atrayente de ese período anterior a la caída de Perón?
-Creo que se trata de un tiempo bastante escondido en la historia argentina. En el bombardeo a Plaza de Mayo, ejecutado principalmente por Marina y algunos pilotos de la Aeronáutica, hubo 303 muertos y miles de heridos. En los enfrentamientos que se producen entre el 16 y el 20 de septiembre hubo 85 muertos y combates en varios puntos del país como en Bahía Blanca, San Luis, Mendoza, Córdoba y en San Martín, en la provincia de Buenos Aires. Me metí entonces en esta novela, que no es un libro de historia, construida con los personajes que son protagonistas de la historia y le dan dramatismo a los hechos.
-Escribió varias versiones hasta llegar a la edición final.
-Sí. Primero me propuse contar la historia desde el recuerdo de un viejo almirante que había formado parte del bombardeo a Plaza de Mayo y repasaba los hechos. Era un personaje de ficción, pero en la editorial me convencieron que no era lo más conveniente porque podía confundir a los lectores. Luego, me propuse escribir en presente continúo, como lo hacía el periodista Mario Wainfeld en sus columnas, pero no pude avanzar. Entonces decidí construir una narración que avanzara a medida que transcurren los días y se divide por locaciones y personajes. De esa forma reconstruí la historia. Pero me excedí con la extensión y hubo que cortar hasta dejar una versión final con 500 páginas, que es la que finalmente quedó.
-¿Cuál fue el aspecto de Perón que intentó destacar?
-Obviamente que no hay un solo Perón. Tenemos el de Trabajo y Previsión; el de la Presidencia; el de la primera etapa del exilio, el que alienta a los jóvenes a la lucha armada y el que regresa como un león herbívoro que busca acordar. En este libro armé mi propio Perón de esos Días Malditos. Es un Perón que queda cruzado cuando se produce el bombardeo y que tiene miedo que Argentina viva una situación como la que afrontó España en la Guerra Civil. No quería tomar decisiones radicales para extremar la situación y no quería que se construyeran mártires. Creo que fue acertada su decisión de no mandar a fusilar a quienes hicieron el bombardeo. Lamentablemente, la Justicia militar les dio a esos pilotos penas muy bajas y en septiembre salieron todos en libertad tras el golpe de Estado.
-Pero hay un momento en el cual Perón se radicaliza y eso convence a los militares golpistas que deben derrocarlo.
-Eso se produce el 30 de agosto de 1955, luego de un anuncio de renuncia de Perón que no llega. Hay una movilización de la CGT a Plaza de Mayo y es allí donde Perón pronuncia eso de “por cada uno de nuestros que caiga caerán cinco de los de ellos” y eso convence a los sectores del Ejército de avanzar para derrocar al gobierno, sobre todo al general Eduardo Lombardi.
-En el libro hace hincapié en el rol del general Pedro Eugenio Aramburu y del almirante Isaac Rojas, pero también de otro actor civil como el dirigente socialista Alfredo Palacios.
-Considero que es una figura bastante oscura y poco democrática que fue funcionario de la dictadura que se constituyó tras el derrocamiento de Perón. Es una persona que dividió al Partido Socialista en torno a la cuestión del Canal de Panamá y tuvo una participación cuestionable en la Semana Trágica, cuando presenció las torturas que recibieron los obreros que realizaron la huelga de los talleres Vasena. Es algo que se cuenta en el libro Pesadilla de Pinie Wald. Es un personaje que no me agrada.
-Algunos creen que en esos días de 1955 marcaron el inicio de la violencia política en Argentina.
-La violencia política siempre existió en Argentina a lo largo de toda su historia. Desde unitarios y federales y a lo largo del siglo XX. Creo que vivimos en días en los cuales esa violencia es más simbólica, pero sigue latente y siempre estamos a un paso de volver. Si no, miremos lo que pasó con el intento de asesinato de Cristina Fernández de Kirchner.
-Perón tenía bastante respaldo e incluso las unidades del Ejército que le eran leales habían controlado la rebelión. ¿Por qué prefiere renunciar y partir al exilio?
-Porque ve que no tiene el respaldo del movimiento obrero de la CGT y el Ejército deja de ser un bloque que lo respalda y se suma a conspirar con la Marina. Cinco días antes del golpe, Perón brinda un discurso en la CGT y siente el recelo de algunos dirigentes. El gobierno se sostenía en una tríada que formaban los trabajadores, el Ejército y la dirigencia sindical. Perón siente que ya no tiene ese apoyo, y decide renunciar. No lo hace ante el Congreso, como marca la Constitución, lo hace ante el Partido y parte al exilio. Es una renuncia que no tiene sustento legal.
Hamilton escribió varios libros y forjó una prolífica carrera en el periodismo gráfico. Sin embargo, desde hace años participa como panelista en programas televisivos en los cuales se debate la realidad y la coyuntura política. Se identifica con el peronismo y con esta obra dio un paso más en la reafirmación de esa identidad.
-¿Cree que el movimiento popular está perdiendo la batalla cultural con el gobierno de Milei?
-Es algo dinámico, una noticia en desarrollo. El peronismo estuvo prohibido 18 años y es un movimiento que siempre tiene un as en la manga que le permite resurgir
-¿Los argentinos vivimos en Días Malditos?
-Son días tremendos. Estamos ante un cambio de era, un cambio de régimen. No sé muy bien dónde y cómo termina esto, pero tengo la convicción de que no termina bien. Estamos gobernados por una persona (Milei) que está dispuesta a todo. Un pequeño dictadorzuelo, como lo definió Cristina. Es un incapaz y ante eso no hay salida.