La movilización de fuerzas de seguridad a Rosario, la connivencia entre peronistas y socialistas en Santa Fe, y la acción de las bandas ligadas al narcotráfico, no le son ajenas al exministro de Seguridad de la provincia, Marcelo Saín. Sabe de qué habla. En veinte días saldrá a la luz su libro Ciudad de pobres corazones. Estado, crimen y violencia narco en Rosario (Editorial Prohistoria).
Según el exfuncionario, la economía informal en esa ciudad comenzó a incorporar a partir de 2013 dinero del narcotráfico cuyas bandas “sumamente rústicas”, por sus delitos anteriores como robos, extorsiones, piratería del asfalto, ya tenían armada toda la estructura para operar en connivencia con la policía al amparo del poder político y judicial de la provincia.
-¿Sirve hablar de guerra contra el narcotráfico?
-Ya se demostró en todo el mundo que el concepto de combate al narcotráfico no funciona. Al delito se lo controla y se morigeran sus efectos. Estados Unidos demostró que eso puede ser exitoso y lo logró. Hablar de guerra al narco solo sirve a la propaganda política montada como show para establecer en la opinión pública, tallada por los medios de comunicación, que hay un compromiso político de ir contra algo que está fetichizado: la droga. En materia de política de seguridad el problema no son las drogas, sino el crimen que gestiona ese conjunto de mercados.
-¿Y en el caso argentino cuáles son las directivas de gestión?
-La clase política en Argentina decidió que esto lo tenía que gestionar la policía y le delegó el poder. Y la policía pactó con el crimen permitiendo que lleve adelante actividades criminales en un nivel de clandestinidad que no genere problemas de carácter político porque el mandante de ese doble pacto es el gobierno. Eso se quebró en Rosario porque se fragmentó el Estado en distintos niveles.
-¿Por qué motivo ocurrió eso en Rosario?
-Cuando nosotros empezamos a ver la estructura criminal del narcotráfico nos dimos cuenta de que la estructura policial que le brindaba esa protección tenía una un fuerte vínculo con un sector de la política. En las distintas causas judiciales que fuimos viendo, el clan de Esteban Alvarado fue investigado por una jueza que archivó las distintas causas.
-¿Qué fue lo que aportó usted desde su gestión para enfrentar el tema?
-Cuando llegué para dirigir el organismo de Investigaciones de la Policía Judicial hicimos la primera gran investigación con los fiscales Luis Schiapa Pietra y Matías Edery. Fuimos por el clan de Esteban Lindor Alvarado que era mucho más robusto y diversificado que sus enemigos Los Monos. Nos dimos una estrategia para observar cuatro aspectos básicos de la organización: la estructura criminal propiamente dicha, en gran medida dedicada al narcotráfico; la estructura armada de la organización, tenía grupos de gatilleros que se dedicaban exclusivamente a la calle para matar gente contraria, disciplinar para adentro la organización, ajustar gente que se iba o los traidores y matarlos; la estructura económica de la organización, donde había una primera línea de empresas directamente vinculadas a Esteban Lindor Alvarado pero también había otro tipo de inversiones mucho más alejadas, y finalmente, la protección estatal, un núcleo policial muy fuerte que tenía un vínculo estrechísimo con un sector del peronismo y del propio gobierno progresista. Esto se ventiló en el juicio. Por esa investigación me acusaron de espionaje ilegal y me armaron dos causas judiciales.
-¿Hay connivencia entre el peronismo y los socialistas en este tema?
-Cuando ventilamos esto y fuimos contra este grupo empezaron los problemas con nosotros. Todo esto se dijo en el juicio, pero no se publicó porque hay una suerte de protección mediática. Tampoco los sectores políticos de Cambiemos y del socialismo denuncian el vínculo del peronismo con este sector policial, ¿por qué? Se sacan chispas todo el tiempo, se tiran muertos todo el tiempo, pero esto no lo dicen porque saben que si tiran de la soga aparecen ellos también.
-Entonces hay operaciones políticas…
-La balacera al mercado de los suegros de Messi, por ejemplo. A mí nadie me va a sacar de la cabeza que esa balacera, si no es parte de una operación política, se le pareció mucho. Al día siguiente ya estaban todos los precandidatos de Cambiemos con el discurso bien arregladito y con la fórmula de resolución de todos estos problemas. Entonces evidentemente si no hay una mano de Cambiemos, se parece mucho.
-¿La solución está a manos de Perotti o de Alberto Fernández?
-Perotti ha sido un outsider de las estructuras de poder que cogobernaron la provincia de Santa Fe. Perotti, como Alberto Fernández, tiene que aprender que a veces hay que decir no y hacerlo con firmeza. La que mejor entendió esta cuestión en la provincia fue Cristina Fernández, que terminó acordando el apoyo a Marcelo Lewandowski como senador. Cristina Fernández estaba más al tanto de lo que pasaba en Santa Fe que el presidente Fernández.
-¿Resuelven algo las medidas del gobierno anunciadas esta semana?
-Creo que lo único que puede hacer el gobierno nacional es armar una unidad de investigación en Delitos Complejos muy específicamente abocada a Rosario. Y no pueden seguir trabajando de manera fragmentada en materia de investigación de la criminalidad compleja. Tienen que formar parte de un mismo grupo operativo de investigación y bajo conducción política. No creo que se resuelva eso desparramando gendarmes por la ciudad, cual Operativo Centinela. Salvo que se busque un ansiolítico para la ocasión. «