El gobierno nacional salió este lunes a criticar la misa que llevó adelante el obispo de Luján de Mercedes, Agustín Radrizzani, con el peronismo opositor. Si bien no hubo ninguna comunicación oficial, medios hegémonicos reprodujeron versiones en off del malestar oficial tras el multitudinario acto.
Según consigna La Nación, medio afín a la Iglesia Católica pero que no se acercó a Luján para cubrir el principal acto político religioso del fin de semana, funcionarios cercanos al jefe de Gabinete Marcos Peña, en particular el secretario de Culto Alfredo Abriani, indagaron sobre el vínculo de Jorge Bergoglio con el acto del sábado.
También funcionarios de la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, aseguraron que se comunicarán con representantes de la Iglesia para indagar el trasfondo político del acto del sábado. “Los obispos se dejaron usar”, asegura La Nación que consignaron desde esa cartera.
Si bien el malestar oficial se focalizó en la injerencia del Papa en el acto, el posicionamiento de la Iglesia Católica argentina, en particular de sus representantes en la provincia de Buenos Aires, molestaron también a la gobernadora María Eugenia Vidal, con la que habían tenido buen vínculo, hasta que la funcionaria comenzó a trazar alianzas con nuevos cultos evangelistas que se están instalando en el Conurbano.
La misa del sábado tuvo un claro tinte opositor que se dejó leer en las palabras de Radrizzani, cuando aseguró: «Ante la falta de trabajo por los despidos masivos y la flexibilización laboral donde muchos tienen un salario injusto y jubilaciones que no alcanzan por un sistema económico en clave egoísta, que prioriza la especulación financiera en detrimento del trabajo, rezamos para que los que gobiernan, oficialismo y oposición, cambien este modelo económico que pone en peligro la vida y la paz social», leyó el religioso ante la multitud.
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