El humor le puso el broche de oro a la jornada. Dimitry Feokstistov, embajador de la Federación Rusa en la República Argentina, participaba de la conferencia de prensa junto a Ginés González García y Santiago Cafiero. Hacía pocos minutos había aterrizado el avión de Aerolíneas Argentinas con la primera tanda de 300 mil vacunas Sputnik V traídas de Moscú. Dimitry, nombre que empuja la imaginación hacia las novelas de Dostoievesky, finalizó su discurso diciendo que Sputnik y la victoria tienen el mismo símbolo. Y luego hizo el gesto de la V con dos dedos de su mano derecha. Si Dimitry sabe o no que ese es el gesto con el que se identifica la militancia peronista es un misterio.
Dentro de pocos meses habrá elecciones. Este primer año de Alberto Fernández pareció eterno. La pandemia cambió la percepción del tiempo. Lo anterior parecen escenas de otra vida. Que los chicos vayan a la escuela, juntarse en una pizzería, abrazarse porque sí. Es como una historia de ciencia ficción en la que los seres humanos añoran las cosas que podían hacer sus predecesores primitivos.
El punto es que en política ocurrió algo similar. El gobierno de Macri parece lejano. En un primer año de gestión hubiera sido lógico que la herencia de la administración anterior ocupara el centro del debate público. La pandemia tapó todo. Macri zafó. Quizás sea cierto lo que el operador judicial del expresidente, Daniel Angelici, suele decir: “Mauricio tiene suerte”. Para Angelici la suerte no es un tema ajeno. Es dirigente de fútbol, operador en tribunales y empresario de bingos. Sabe hacerse rico con la fantasía de la suerte.
Cambiemos empieza el año electoral con la ventaja que le dio la pandemia. El Covid cubrió, como el cielo cuando se nubla, la gestión que creó 5 millones de nuevos pobres, emitió 100 mil millones de dólares de deuda en 4 años y cerró miles de empresas
Sin embargo, los efectos políticos tienen dos caras. Para el Frente de Todos hay una luz que se abre. Son varios los empresarios que auguran un rebote fuerte de la economía en 2021. No sería extraño. Alcanza con mirar la historia reciente y los despegues de la Argentina luego de grandes crisis. Los escenarios nunca se repiten igual, pero hay muchos indicadores que se parecen al inicio del gobierno de Néstor Kirchner y los últimos meses de Eduardo Duhalde. Todo depende, claro, de la evolución de la pandemia.
Es ahí donde entra la vacuna rusa, enemiga de quienes apuestan a una derrota electoral del gobierno. Con una elección parecida a la de 2019, el FdT podría lograr mayoría en Diputados, ahora es primera minoría. La derecha política, mediática, financiera intentará impedir con todos sus recursos que esto ocurra. Obturar la consolidación del poder del FdT es el objetivo. No importa si hay que estimular el miedo a la vacuna para que más personas se enfermen y mueran.
También están los debates internos del FDT. Son amplificados por quienes quieren transformar sus deseos -que se rompa la coalición de gobierno- en análisis. Las diferencias, por ahora, se vienen metabolizando con un manejo bastante diplomático. Un ejemplo al revés: el fraticidio de Alianza País, la fuerza creada por Rafael Correa, en Ecuador. Al lado de ese proceso, las internas actuales del peronismo se parecen a un grupo de señoras tomando el té y jugando al bridge.
La unidad del antiperonismo colabora. Hay una dialéctica de la batalla política. Cambiemos se mantiene cohesionado a pesar del fracaso de su gobierno. Es un dato que de nada sirve negar. El efecto paradojal es que ayuda a la unidad del peronismo. Es más habitual que el peronismo se fracture cuando se siente invencible. Pasó durante varios momentos del ciclo histórico que terminó en diciembre de 2015.
La ansiedad de algunos de los sectores que respaldan al gobierno es comprensible, pero precisa de que se dimensione lo que implicó gestionar la pandemia. Y, como se dijo, la transformación del tiempo. Es complejo juzgar con el lente habitual y plantear que en los primeros 12 meses deberían haberse impulsado cambios más profundos. La pandemia tapó todo como un tsunami, también el proyecto inicial del oficialismo.
El año termina con la llegada de Sputnik y con Dimitry haciendo la V. Son buenos augurios. «