El espionaje al Instituto Patria y a la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, fue ordenado por Silvia Majdalani y ejecutado por Alan Ruiz, quien le respondía directamente, salteando incluso todas las estructuras jerárquicas de la AFI.
Así lo aseguró el exdirector de Contrainteligencia y todavía hoy agente en funciones Martín Coste, quien en los papeles era el superior de Ruiz pero manifestó que no tenía poder de decisión sobre él ni sus espías, casi todos provenientes de la Policía de la Ciudad y agrupados en WhatsApp como SuperMarioBross.
Coste, quien actualmente se desempeña en Puestos de Control, en una oficina de la AFI en la localidad bonaerense de El Palomar, se presentó el viernes (feriado) a declarar ante el juez federal de Lomas de Zamora, Juan Pablo Augé. No respondió preguntas y pidió comparecer nuevamente la semana próxima, después de compulsar el expediente. Pero ratificó todo lo que expuso cuando declaró ante la Comisión Bicameral de Fiscalización de los Organismos y Actividades de Inteligencia, el 26 de junio pasado.
“Alan básicamente a mí me dijo que era algo que le había pedido ‘Ocho’ y que estaba judicializado. Siempre decía lo mismo. Eso me lo dice días posteriores; no recuerdo bien si fue el mismo día” en que estalló en los medios la noticia sobre la presencia de un vehículo de la AFI en las puertas del Instituto Patria. Coste explicó que hacía poco tiempo que estaba al frente de Contrainteligencia (un área que mutaba de nombre): “vuelvo el 3 de agosto y a los tres o cuatro días me entero por televisión de una situación. Empiezo a consultar internamente y me dicen que la orden la había dado este señor Alan”. El espionaje a las oficinas de CFK se conoció públicamente el 7 de agosto de 2018.
De la investigación interna surgió que “eso lo había ordenado Alan Ruiz hacía aproximadamente 15 días, y decía que era una orden que venía de la Ocho”. Así se la conocía a Majdalani en la AFI.
Majdalani apadrinaba a Ruiz. “Yo lo veo una persona súper capacitada, es lo mejor que tenemos en este momento; era lo que siempre quise. Me costó un montón sacárselo a Patricia Bullrich, porque trabajaba con ella, y quiero que esté ahí”, recordó Coste que le explicó “Ocho” cuando el espionaje a CFK aún no había estallado.
Tan independiente de la estructura vertical de la AFI era Ruiz que Coste apenas sabía que existía una oficina en la calle Pilar donde se reunían los SuperMarioBross. La Bicameral le preguntó si sabía qué hacía Ruiz y Coste respondió lacónicamente: “no”. ¿Y a quién le informaba?, insistieron los legisladores. “A la señora Silvia Majdalani, que fue quien me pidió que mantenga a Alan Ruiz”.
Cuando se descubrió el espionaje al Patria, Coste afirmo que mantuvo “una discusión con ella sobre este personaje”. Pero Majdalani volvió a respaldar a Ruiz. “Silvia me dijo: ‘Okey, pero yo a esta persona, ahora, con todo lo que sucede… Dejalo en algún lugar y depende de mí’. Lo dejé en un lugar y dependió de ella. Hay muchas personas que vieron esa situación”.
Coste también contó cómo fue la cobertura judicial que se diseñó en la AFI para ocultar el espionaje. Fue convocado al despacho de Majdalani: “Es ahí donde me encuentro a (Juan Sebastián, a cargo de Jurídicos) De Stéfano sentado con Alan Ruiz y el señor (Hernán) Martiré, que es un director de Jurídicos también”. El apellido de Martiré se insinúa importante para la investigación en el futuro cercano.
El juez federal Marcelo Martínez de Giorgi –según Coste- había enviado un oficio a la AFI preguntando si había tareas de inteligencia ordenadas por algún otro magistrado en torno al Patria. “Me dijeron que conteste que se estaban realizando las tareas en el marco de una causa del juez Villena, del G-20. Yo en ese momento sabía que era mentira. Mi problema ahí era que no sabía cuál era mi forma de poder llevar esto a una denuncia”.
¿Por qué no podía denunciarlo? Porque la estructura interna de la AFI no se lo hubiera permitido. “Yo no iba a ir a Sumarios a decirle a (Roberto) Real, que era amigo del ‘Cinco’ (Gustavo Arribas, jugaba al fútbol con él, ndr), yo no me voy a hacer responsable de ese sumario con el Instituto Patria. No voy a Jurídicos, voy a Recursos Humanos: ahí estaba Silvia Girón, la exmujer de Arribas. Asuntos Internos, ahí estaba Julio Becerini, el segundo de Gastón Quindi, amigo personal de Arribas. No había forma de generar una denuncia”.
Ante ese escenario, Coste dijo que presentó la renuncia. “No seas idiota, si tu resolución tiene dos meses. ¿Qué querés, que quedemos como unos pelotudos?”, lo rechazó Majdalani.
El espionaje al Patria era tan evidente como un elefante caminando por la Avenida Corrientes. ¿Cómo se disimula un elefante en la Avenida Corrientes? Colocando otros 50 elefantes alrededor. Eso hizo la AFI, según Coste.
“El área de Jurídicos, con Majdalani de por medio, me pidió un circuito clásico de documentación de una estructura de análisis y operaciones en contrainteligencia con informes relacionados a ciertos personajes políticos. Waldo Wolff, Graciela Camaño, Cristina Kirchner… Informes sobre una amenaza de origen anarquista. A mí me consta que era mentira. Me di cuenta de que no había una causa que ordenara esa situación. Me habían dicho que eso estaría en una causa judicial. Eso me lo dijo Majdalani”. «