«Acá lo importante es que mostremos a la Gorda adentro», celebró un funcionario del macrismo cuando el encuentro de la alianza Cambiemos había terminado sus escasos 30 minutos de exposiciones, que fueron filtradas a la prensa, mediante algunos segmentos de imágenes que no pudieron ocultar los cortes de rostro entre el presidente Mauricio Macri y su socia esquiva, la diputada nacional y líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, que le dedicó sendos gestos adustos al mandatario en los pocos minutos que pudieron verse.
La puesta en escena estaba convocada para el 4 de este mes, pocos días después del Encuentro Nacional de Intendentes y de la cita previa que hizo Cambiemos con 400 de sus 600 intendentes repartidos en todo el país. El relanzamiento político de la coalición de gobierno fue un pedido de la mayoría de los intendentes radicales y de la coalición que reclamaron, siempre dentro de la edulcorada estética del PRO, un espacio de representación y ordenamiento político de la alquimia electoral que los llevó al Gobierno.
A diez meses de su llegada, los protagonistas de la alianza volvieron a sentarse en público junto al nuevo Presidente. El último encuentro había sido en marzo, es decir, siete meses atrás: un lapso de tiempo que no resulta menor para la historia reciente del oficialismo, cruzada por el tarifazo y las consecuencias sociales del ajuste, cuyas mitigaciones no aparecen en el corto plazo, sino recién después de marzo del año que viene, cuando el calendario electoral de las elecciones de medio término ya reclamen los primeros poroteos dentro de Cambiemos.
«Hasta ahora tenemos mesas de coordinación en 19 de los 24 distritos», explicó el titular del PRO Humberto Schiavoni, ex ministro del otrora gobernador Ramón Puerta en Misiones, y ayer encargado de revelar las máximas debilidades territoriales del PRO. «Una de los puntos donde no tenemos una mesa que coordine a todos los partidos es la ciudad de Buenos Aires», dijo el jefe partidario del macrismo en referencia a su tierra originaria, ahora gobernada por el alcalde Horacio Rodríguez Larreta. Sobre las preferencias de sus 2,5 millones de electores giran las incógnitas íntimas de la sobrevida de Cambiemos, especialmente respecto de Carrió, impulsada por buena parte del macrismo como la mejor candidata del oficialismo en el área metropolitana de Buenos Aires.
«No, en Provincia no es la cosa», despejó un jugador de La Plata presente en el trámite que intentó vender cierta liturgia partidaria, diluida minutos después entre los rostros amargos de los asistentes. La aclaración buscó remarcar que Lilita, a los ojos del macrismo, debería ser la primera candidata de Cambiemos en la Capital: una forma de contener las ambiciones del actual embajador en Washington, Martin Lousteau, que las reitera cada vez con mayor insistencia al calor de sus buenas chances en las encuestas. En ese emergente radica una preocupación del PRO y Carrió podría obturar tales riesgos.
El blanqueo del nuevo elenco de Cambiemos a un año de ganar la primera vuelta presidencial de 2015, contó con el titular del gremio de estibadores Gerónimo «Momo» Venegas, jefe del partido FE, uno de los cinco que conforman a Cambiemos junto al PRO, la Coalición Cívica, la UCR y el Demócrata Progresista, además de fuerzas menores.
«Acá, lo bueno es que pudimos salir del default y, si entendemos que el Estado es el árbitro entre los intereses de los trabajadores y los empresarios, vamos a ir bien. Yo soy peronista, pero no de los peronistas que persiguen a los argentinos, no soy un peronista corrupto», dijo en la conferencia el sindicalista, uno de los pocos que apareció en los Panamá Papers como titular de una firma llamada Gerónimo Venegas Corp, radicada en Miami.
La reunión fue encabezada por el presidente. La diversidad fue una prueba para todos», fue una de las pocas frases que trascendieron del discurso de Macri, quien no participó de la conferencia de prensa posterior.
«Si supieran lo que fueron mis primeros encuentros con Gerardo (Morales). Y ni les digo con este angelito celeste que tengo acá al lado (en alusión a Carrió). Las cosas que pasaron, bromeó el mandatario.
Pero la diputada no se quedó atrás y le replicó: Y las que seguirán pasando…. «Algo que aprendí en este tiempo es que ella siempre tiene la última palabra», cerró Macri el pequeño paso de comedia.
También hablaron el radical Ernesto Sanz, el lilito Fernando Sánchez y la vicepresidenta Gabriela Michetti, quien explicó que la Mesa Nacional es una segunda instancia de la coalición oficialista para salir de lo que fue la urgencia electoral y construir «un trabajo más orgánico e institucional»