El presidente Mauricio Macri decidió que el tono de la campaña electoral debe mostrarlo como un hombre de carácter fuerte, enojado. En una reunión de cerca de mil funcionarios –entre ministros, secretarios, gobernadores, intendentes y legisladores– utilizó el mismo tono agrio y encrespado con que inauguró el 1° de marzo en el discurso de apertura de las sesiones parlamentarias del Congreso. Sólo que esta vez lo hizo ante tropa propia en el Centro Cultural Néstor Kirchner (CCK). “Quiero decirles que estoy caliente, por si no lo notaron», arrancó el mandatario.
Ya transcurriendo el cuarto año de mandato, ¿con quién está enojado el Presidente? Según dije, “con la mentira”. El cónclave, que funcionó como una suerte de gabinete híper ampliado, tuvo como objetivo mostrar a quiénes apunta como contrincantes electorales y, sobre todo, el tono del debate. Ya no se trata de ideas, sino de “sinceros” (el gobierno) versus “mentirosos” (la oposición). “Estoy caliente, siempre me calentó la mentira, y otra vez vuelvo a escuchar a los que vienen a proponer ese atajo, esa solución mágica que nos releva de seguir este camino de trepar la montaña con orgullo, con esfuerzo. ¡Es inaguantable, no lo puedo soportar!”, lanzó el mandatario, según trascendió de fuentes oficiales.
En el comienzo de la reunión se proyectaron imágenes de dirigentes opositores esgrimiendo críticas. Al finalizar, Macri hizo el acting de la respuesta indignada: “Escucho que algunos dicen que esto se arregla creciendo, ¡¿quién no quiere crecer, quién no quiere crecer?!», dijo.
«Para crecer, primero tenemos que hacer cosas de base», completó, dirigiéndose claramente al ex ministro de Economía, Roberto Lavagna, potencial adversario en los comicios de octubre.
El “coaching” de Macri a sus funcionarios duró veinte minutos. Si bien el tono de irritación ocupó los primeros minutos, luego siguió con un ímpetu parecido. Así, volvió a cargar contra el rol del Estado presente: “Hay que aprender a remar en bote, y no ir a upa», dijo, y no se privó de aludir a la herencia recibida: “Por acá todos vamos al futuro, por acá sus hijos van a tener mejor oportunidades que las que tuvieron ustedes. Pero claramente hay que poner el hombro, hay que remar un poco más porque de todo lo que se heredó no se sale de un día para el otro, sin llorarla, pero convencidos de que estamos en el lugar correcto, en la hora indicada, porque somos la generación que vino a cambiar la historia para siempre”.
Al finalizar, hizo una última exhortación de cara a la campaña, que ya está encarando, al menos discursivamente: “Este año más que nunca nosotros tenemos que transmitir algo distinto. Cada uno de los que estamos en esta sala. Liderar significa transmitir esta convicción, que es lo más importante, por lo que estamos haciendo”.