Desde que abanonó la Casa Rosada hay algo que a Mauricio Macri lo pone de muy mal humor. El expresidente detesta que sus exfuncionarios y aliados no lo defiendan cuando sus detractores y críticos le enumeran las fallas y consecuencias de su gobierno. El malestar se repite cada vez que casi nadie ataja los dardos que recibe del oficialismo. Por esa razón, el entorno del expresidente se encargó de pedirle a toda la alianza que saliera en su defensa cuando la Justicia decretó la quiebra de Correo Argentino S.A.
La señal de largada fue este domingo cuando Macri publicó una carta en Facebook donde aseguró que el Gobierno quiere perjudicarlo. «Buscan dañarme y tienen como objetivo a mis hijos. Ese acto lo ejecutan a través de la Justicia, manipulada por el procurador del Tesoro, Carlos Zannini. De eso se trata el caso del Correo Argentino SA» denunció. Lo hizo con un texto donde se explaya sobre el caso, uno de los asuntos más incómodos para su familia y también para la alianza opositora.
A los dirigentes del radicalismo, el PRO y la Coalición Cívica todavía no se les borra de la retina la conferencia de prensa que ofreció Macri desde el Salón Blanco de la Casa Rosada, el 17 de febrero de 2017. Señalan en silencio y todavía le critican que uso toda la estructura del Poder Ejecutivo para defenderse de un escándalo que vinculaba a su familia y a funcionarios públicos detrás de una condonación millonaria del Estado a favor de la firma del Grupo Macri, que estaba en concurso de acreedores desde 2001.
“Acá no ha sucedido nada. No se condonó, no se pagó, no se ha hecho nada. Volvamos a la cámara (comercial) y queremos una solución a este problema que heredamos de 14 años sin solución. Hay que resolverlo, perjudica al Estado. Mi tarea es cuidar lo de ustedes, cuidar al Estado”, dijo ese día mientras sus socios miraban impávidos que deberían acompañarlo en una maniobra en la que resultaba muy difícil creer que no estaba al tanto. Mucho menos si tenían en cuenta la obsesión de los Macri con la fallida concesión del Correo y la bomba de relojería que latía en el expediente del concurso y en las indagaciones que llevaba adelante la fiscal ante la Cámara Comercial, Gabriela Boquín.
Cuatro años y cuatro meses después de esos días aciagos para Cambiemos, Macri volvió a referirse sobre esa espina que no logra sacarse. Lanzó su mensaje antes de que la jueza en lo Comercial Marta Cirulli decretara la quiebra de Correo Argentino y diera por cerrado todo el proceso abierto en 2001, que en 2017 tuvo una virtual condonación de deuda que fue frenada a partir del escándalo público que provocó su ventilación, a partir de un claro señalamiento de la fiscal Boquín, desde entonces depositaria de la inquina de todo el macrismo de paladar negro.
El expresidente todavía no vuelve de Europa. En su viaje buscó distanciarse de la interna de JxC luego de una reunión con el alcalde porteño, Horacio Rodríguez Larreta. Con la movida también pudo afrontar desde lejos el fallo en su contra que iba a echar sal en una vieja herida. El caso del Correo volvió a mezclar los intereses familiares de Macri con la alianza que ayudó a fundar y por eso dentro del espacio consideran que es poco probable que haya otro pronunciamiento por fuera del que ofrendó la Mesa Nacional de JxC este lunes, cuando se conoció el fallo de Cirulli.
«Repudiamos la persecución a Mauricio Macri, denunciamos el uso partidista que hace de su cargo (el Procurador del Tesoro) Carlos Zannini y lamentamos otra señal de las instituciones argentinas en contra de la inversión y el Estado de Derecho. El kirchnerismo está jugando con nuestro Estado para ejecutar sus deseos de venganza. Es momento de decirles basta. En las elecciones de noviembre tenemos una oportunidad», sostiene el comunicado que lleva la firma de la titular del PRO, Patricia Bullrich junto a su pares de la UCR, Alfredo Cornejo, y de la CC, Maximiliano Ferraro.
«Las motivaciones detrás de esta decisión son políticas. No están basadas en el derecho, ni el sentido común, ni en los deberes de un funcionario público que debe cuidar el patrimonio de todos los argentinos, en lugar de usar su cargo para perseguir opositores», agrega el pronunciamiento que va en la misma línea argumental de la carta que había difundido Macri un día antes.
De acuerdo a los cálculos de la Procuración del Tesoro, el Grupo Macri le debe al Estado 5.000 millones de pesos y el caso podría seguir escalando. El expresidente dijo en su carta preventiva que «agotados por el atropello político y judicial, y sin expectativas de encontrar justicia, recientemente los accionistas aprobaron el pago del 100% de la deuda y el pago de todos los intereses de esa deuda, según la Justicia determine». Pero «el gobierno rechazó una vez más esta propuesta» y por el contrario «se manifestó en forma aún más hostil e ilegal que los gobiernos anteriores de Cristina Fernández de Kirchner. Ahora, el procurador Carlos Zannini, actuando en contra de los intereses del Estado y de la gente, rechazó cobrar el 100% de lo adeudado. En lugar de ello, excediendo sus facultades, exige sanciones y la quiebra de la empresa».
Por el contrario, Zannini advirtió en una entrevista radial que puede pedir la quiebra de SOCMA, la empresa cabecera del Grupo Macri. Es un escenario que el expresidente debe aguardar y que también podría motorizar su estrategia de autodefensa por fuera del expediente que terminó en el peor desenlace para su patrimonio. «Está demostrado que Correo Argentino no vale nada, por eso nosotros vamos a pedir la extensión (de la quiebra). Estamos estudiando y vamos a ver qué es lo que hace el síndico, quien tiene tiempo hasta el 1° de noviembre para pronunciarse sobre la situación de los administradores y los controlantes (del Correo) y aconsejarle a la jueza la extensión de la quiebra quienes han utilizado la figura jurídica de Correo Argentino», aseguró.
El plazo vence dos semanas antes de las legislativas de este año. El nivel de involucramiento de los socios de JxC en la defensa de Macri confirma que, a pesar del desgano que tienen en hacerlo, deberán sumar el caso del Correo a su discurso defensivo, porque es posible que el avance de la quiebra por la fallida privatización del correo se transforme en un agujero de denuncias y sospechas que podrían devolver al expresidente al pasado reciente con el que menos quiere reencontrarse.