Los referentes de los gremios del transporte, ausentes en la última movilización, serán quienes terminen de empujar a la CGT al postergado paro general. Y también serán protagonistas de dar respuesta al reclamo que la conducción cegetista recibió al final del acto del martes: poner fecha a esa protesta contra las políticas económico-sociales del gobierno de Mauricio Macri. El próximo martes la Confederación Argentina de los Trabajadores del Transporte (CATT) revalidará el título de peso pesado cuando lleve a cabo su reunión de cara al encuentro del Consejo Directivo de la CGT previsto para el jueves en el edificio de la calle Azopardo. Allí la CATT decidirá la fecha del paro general que el Triunvirato de la CGT anunciará el jueves por la tarde.
La UTA de Roberto Fernández, el sindicalista de mejor relación con el gobierno; los Camioneros de Hugo Moyano, otro de los hombres con los que suele conversar el presidente, y La Fraternidad de Omar Maturano fijarán día y hora. El resto acatará.
Los gremios del transporte sostienen que no hay más margen para la dilación. En pos de intentar sostener la representación simbólica de la conducción de la CGT, como los beneficios que eso les da para la defensa de otros intereses ajenos a los de la central obrera decidieron empujar el paro general que, más allá de los anuncios de los triunviros, nunca estuvo firme.
Hasta que se lleve a cabo la reunión del Consejo Directivo, la Corriente Federal de Trabajadores que conduce el bancario Sergio Palazzo insistirá con que la medida de fuerza sea acompañada por una movilización y que se realice el 30 de marzo. Sin embargo, el Consejo Directivo, en el cual Palazzo no tiene voz ni voto, no tendrá en cuenta la propuesta.
El barrionuevismo, que retomó su tono aguerrido luego de que la AFIP allanara la obra social del Sindicato de Gastronómicos en busca de facturas truchas, sigue apostando a que la medida se realice el 31 de marzo o el 3 de abril. Otra propuesta que no tendrá respuesta positiva del Consejo Directivo, que argumentará que son usos y costumbres de la central obrera no realizar paros viernes o lunes.
Así, el camino quedará despejado para la propuesta de la CATT que, en consonancia con lo planteado por Omar Maturano horas después de la finalización de la movilización, será realizar el paro el próximo martes 4 de abril o, en su defecto, el jueves 6.
El empoderamiento de los gremios del transporte dentro de la CGT tiene que ver con el derrumbe del triunvirato y con la histórica posibilidad de ser quienes pueden garantizar el éxito de un paro general.
La decisión de empujar la medida se apalanca sobre todo para los colectiveros en la decisión de la Casa Rosada de continuar con la quita de subsidios al transporte de pasajeros, una medida que termina afectando de manera directa la recomposición salarial de los choferes. Por eso, la UTA que era junto con UPCN uno de los gremios más reticentes al paro cambió su postura.
Anoticiado de las modificaciones en el humor de los colectiveros, el gobierno apuró el fallo que revocó la personería gremial de los metrodelegados y anunció la postergación de una nueva quita de subsidios.
A los dirigentes sindicales no solo les preocupa sostener, por un tiempo por lo memos, a la actual conducción, sino también frenar el avance de Cambiemos sobre el control de las obras sociales. Ambos temas, junto con la fecha del paro nacional, serán parte de la discusión de la reunión del Consejo Directivo.
Conscientes de las tensiones internas y de la posibilidad de que el debate se corra de los carriles deseados y comprometa el normal desarrollo de la reunión de la semana que viene, la conducción cegetista decidió realizar el jueves por la noche una reunión de mesa chica a la que asistieron Moyano, Barrionuevo y Antonio Caló.
En ese encuentro en Obras Sanitarias y sin aviso previo, la mesa chica y los exsecretarios generales terminaron de sellar la estrategia que se desarrollará esta semana. Sin embargo, hay dirigentes que están dispuestos a llevar sus reclamos al Consejo Directivo. Los cuestionamientos del sector más duro identifcado con los gremios de la industria como l a UOM y Curtiembres pivotean sobre la debilidad del triunvirato y apuntan, especialmente, al tenor de las negociaciones con el gobierno. «