Horacio Rodríguez Larreta se prepara para una elección que puede resultar más complicada que lo previsto y en el oficialismo creen que será muy difícil ganar en primera vuelta. La crisis económica se llevó puesta la imagen de Mauricio Macri y amenaza con arrastrar al jefe de Gobierno porteño.
«Estamos mejor a nivel nacional. En la Ciudad no hay un escenario de triunfo en primer vuelta pero no lo descartaría», le dijo a Tiempo uno de los dirigentes que sigue más de cerca la evolución de los números porteños. Si se repitieran los resultados de los pasados comicios legislativos, cuando el oficialismo se quedó con el 50,9% de los votos, el alcalde capitalino sería reelecto. Pero en el macrismo saben que la situación es completamente distinta a la de 2017.
La inflación creciente deteriora la imagen de Macri. Si bien la Ciudad es el distrito donde mejor mide el presidente, sus números están al menos siete puntos por debajo de los de Larreta. Por el momento el alcalde tiene entre 42 y 44% de intención de voto, mientras que el líder el PRO roza el 35 por ciento.
En el gobierno porteño decidieron pegar los comicios locales a los nacionales pero se tomaron su tiempo para decidir la fecha del balotaje. A pesar de que desdoblar la segunda vuelta estuvo en la cabeza de los cerebros electorales del PRO, finalmente, y en caso de ser necesaria, la votación será el 24 de noviembre próximo, el mismo día que el país elija presidente.
En Parque Patricios intentarán que la campaña porteña sea «hiperlocal». En las próximas semanas se inaugurarán las obras más importantes de la Ciudad. Antes de mediados de mes, el tren Mitre circulará elevado por los viaductos y los camiones comenzarán a transitar por el Paseo del Bajo. Además, en la semana de la Revolución de Mayo, los subtes de la Línea E llegarán hasta Retiro.
«De cada 15 personas con las que hablamos diez están contentas con la Ciudad. Si les contás que vas a abrir una plaza, o sobre el viaducto la respuesta siempre es positiva. El tercio restante es un voto duro antimacrista», explica un funcionario que suele supervisar las caminatas que realiza el oficialismo por el territorio capitalino.
Larreta decidió cambiar el timbreo por otra «actividad de cercanía» que le rinde mejores frutos. «La gente está un poco desconfiada, capaz la encontrás ocupada, le tocás el timbre y baja de mal humor, eso lo vimos ya en la campaña anterior», señaló el funcionario que sigue con atención la campaña electoral del alcalde porteño.
El timbreo se empezó a utilizar en los años ’80 para sumar afiliados con la vuelta de la democracia. En los ’90 ya había pasado de moda. La modalidad volvió a escena en febrero de 2007 en las elecciones que consagraron a Macri como jefe de Gobierno de la mano de los peronistas que formaban parte de PRO.
La gestión de Larreta tiene una evaluación positiva que alcanza los 60 puntos, cuatro o cinco puntos más que su antecesor en la Jefatura de Gobierno, confían en su entorno.
«Siempre hay más desgaste en el gobierno nacional que en Ciudad, los datos duros de la economía siempre se los endilgan al gobierno nacional», resumieron desde Parque Patricios al analizar la intención de voto de Macri.
«Cuanto mejor le vaya a Horacio mejor le va a ir a Mauricio y eso se logra con gestión. Es cierto que por una cuestión de perfil del votante hay más corte que en Provincia», dijeron. Aunque recordaron que María Eugenia Vidal ganó con un corte de boleta récord en territorio bonaerense.
En los comicios capitalinos se votará con boleta de papel, mismo sistema que se utilizará en las elecciones nacionales. Repartir boletas cortadas no es una opción en el larretismo donde por ahora se mantienen fieles a Macri. «