Lidera la Junta Interna de ATE INDEC que jugó un papel protagónico en la lucha contra la manipulación de los datos del organismo en el período de 2008 a 2015. A pesar de haber enfrentado firmemente a un gobierno kirchnerista en aquella disputa ATE Nacional se alineó con la candidatura de Alberto Fernández. De todas formas, el dirigente asegura que mantendrán la independencia con relación al gobierno a la hora de defender el salario y el pago íntegro del aguinaldo de los estatales.
Cree que las reducciones salariales y el pago en cuotas del aguinaldo abonan a la estigmatización de los estatales que pregonan sectores de la derecha. Por último, garantiza la credibilidad de los datos oficiales de inflación de los últimos dos meses amparada en la seriedad de los trabajadores del INDEC.
-¿Cómo evalúas, en general, la política sanitaria y económica que promovió el gobierno para transitar la pandemia?
-No podemos circunscribir la situación sólo a lo que pasa en la Argentina. Hay que enmarcarlo en una situación de crisis económica mundial, de crisis del capitalismo que golpea fuertemente la situación local que se arrastra desde el gobierno de Macri. Que dijo que en el segundo semestre de 2018 iba a resolverlo pero se siguió perpetuando hasta el cambio de gobierno. Lo que tenemos que evaluar es cómo se actúa atacando el coronavirus y la prevención de contagios. En el mundo hay dos grandes posturas: la de dejar la economía abierta manteniendo los negocios y la que tomó el gobierno que es la de cerrar generando un aislamiento preventivo obligatorio planteando defender como valor fundamental de la sociedad, como bien jurídico protegido, la vida. Sin embargo, en ambos casos tienen que enfrentar problemas en sus economías. Va a haber más pobreza y desocupación en la Argentina. Se abordó una política de contención y prevención tratando de evitar que explote y se propague muy rápido generando una problemática como la que hemos visto en otros países como Brasil o Ecuador donde el sistema público y privado se vio desbordado. Ninguna postura podrá evitar que la crisis económica se agrave y que se profundice la desigualdad.
-El gobierno desplegó una política de subsidios primero los sectores más vulnerables y después a las patronales. Todo a expensas del gasto público sobre la base del cual debiera financiarse el salario de los estatales que no concluyeron su paritaria… ¿Qué opinas?
-La política de ayuda del Estado para paliar la emergencia estuvo bien. Pero hay un dogma en el derecho que dice “la justicia tardía no es justicia”. El estado estuvo bien con una política audaz de ayuda a los sectores populares pero llegó tarde. El pago de los salarios a las empresas llegó mucho antes que el IFE. Hubo más empeño para que saliera rápidamente el subsidio a las empresas que a la gente más necesitada.
-¿Están dispuestos a admitir una postergación de la paritaria inconclusa de 2019 y la del 2020 en nombre de la crisis por la pandemia?
-No estamos en condiciones de renunciar a nada. Desde noviembre de 2015 hasta abril de 2020, un trabajador que gana $31.000 más los $ 4.000 que dio el Estado, ha perdido $430.000. Son cinco años de pérdida. Vamos a seguir reclamando que se cierren la paritaria 2019 que llegó a un 28% contra una inflación del 55%. No podemos renunciar a eso y tampoco a la del 2020 que podría postergarse unos meses. No estamos dispuestos a resignar la dignidad del trabajador ni su economía ni la de sus familias. Sería una manera de abonar a esa estigmatización que hacen los sectores de la derecha con los trabajadores estatales.
-Siempre se caracterizaron por ser defensores de la rigurosidad de la metodología del Indec. Los números de la inflación dieron bajos y no parecen condecirse con lo que pasa en los barrios…
-Los trabajadores del INDEC son muy responsables aunque trabajan en condiciones muy desfavorables. Sólo el 21% de la planta es permanente y el resto somos todos precarios y monotributistas. Hay compañeros que volvieron a sus puestos de trabajo y son garantía de seriedad. No lo es ni Marco Lavagna ni los directores que quedaron del macrismo. Lo qube sucede es que la canasta que mide el Indec es una canasta promedio. Uno percibe la realidad en función de lo que uno consume. Los aumentos dan 0 e incluso bajo cero. La inflación también dio negativa en Estados Unidos en Uruguay y en Brasil. Con este párate de la economía tiene lógica. Cuando se levante la cuarentena uno va a poder saber fehacientemente cuál es la situación. Hay que agradecer a los compañeros que están invisibilizados pero que son fundamentales para la credibilidad del organismo.
-¿Ves una amenaza en la irrupción del teletrabajo?
-Para nada. Si nos circunscribimos a lo que pasa ahora no debiera haber ningún problema. Sí hay una luz de alarma en las multinacionales. Lo que tenemos que reclamar como trabajadores y como sindicatos de base es que se regule. En casa tuvimos que comprar una Notebook para poder trabajar los dos. Hay que regularizar la actividad teniendo en cuenta todos los gastos que uno tiene. En esta situación extraordinaria las patronales tienen que garantizar los gastos y el derecho a desconexión. Además, el teletrabajo genera una mayor disparidad entre los géneros porque los datos indican que el 70% de las tareas del hogar recae sobre las mujeres. Hay que regularizar eso.
-¿Estarías de acuerdo en que las nuevas modalidades metodológicas persistan en el INDEC?
-Habrá que ver cómo discutimos una metodología que contenga las situaciones de emergencia pero, para nosotros, el trabajo presencial de nuestros encuestadores es fundamental. Permite la repregunta cuando se hace la encuesta y la posibilidad de solucionar cualquier percance.
-La ATE apoyó la candidatura de Alberto Fernández. Imagino que habrán tenido alguna expectativa de recomposición salarial. Si esa recomposición no se produce o incluso se agrava ¿van a un conflicto y una ruptura con el gobierno?
-Nosotros mantenemos la independencia con los patrones, los gobiernos y los empresarios. También lo extendemos a los bonistas y al FMI. Por eso como ATE INDEC vamos a seguir reclamando la recomposición salarial y la canasta familiar que nosotros calculamos que en abril ya estaba en $ 67 mil, así como la regularización de nuestros compañeros. No puede faltar el repudio al espionaje ilegal de la AFI y la solidaridad de nuestra junta interna con todos aquellos que fueron espiados de muchos casos periodistas comunicadores y luchadores y delegados de trabajadores como por ejemplo, y en particular, de nuestra compañera Ana Laura Lastra.
– ¿Y con el anuncio del pago del aguinaldo en cuotas?
-Datos de gestión pública indican que casi el 95% de los trabajadores están prestando servicio de manera mixta. El 14% lo hace remotamente, un grupo menor lo hace íntegramente en forma presencial y sólo un 5% o 6% está gozando de licencias. Además, el Estado empleador todavía tiene una deuda con los trabajadores por lo perdido. Este medio aguinaldo, además, va a servir para compensar los gastos extraordinarios que ha tenido que enfrentar una trabajadora y un trabajador del Estado nacional. Gastos extra de dispositivos, insumos para actualizar equipo informático, uso de internet. El aguinaldo es un derecho adquirido. En situaciones extraordinarias como esta, buscan estigmatizarnos frente a los grandes medios y la derecha más rancia que gobernó los últimos cuatro años. Pero estamos trabajando en la línea de contención y en el funcionamiento del Estado qué es fundamental en este momento de pandemia.