Este 17 de octubre los trabajadores y trabajadoras volvemos a estar en las calles, en el kilómetro cero del peronismo en Berisso, donde hace 79 años partieron las primeras columnas para liberar a Perón. Será junto al gobernador Axel Kicillof, uno de los cinco que resisten los ataques del gobierno nacional y enfrenta cada una de sus políticas, y junto a cientos de organizaciones sindicales que desde el primer momento enfrentamos en las calles la etapa de la crueldad del neoliberalismo de Javier Milei. Así como desde SiPreBA lo hicimos con Télam y los medios públicos, junto a los medios autogestivos, y por el salario de los trabajadores y trabajadoras de prensa, cada sector gremial viene dando peleas enormes que quedarán grabadas en la memoria colectiva como parte de una resistencia histórica. Dos paros generales, gigantescas movilizaciones universitarias, de jubilados, de la salud pública, un movimiento estudiantil que comienza a jugar un rol protagónico, son expresiones de un pueblo que está de pie. Sabemos que aún falta más organización pero tenemos la disposición de estar en la calle cada vez que sea necesario para confrontar cada política antipopular de este gobierno.

El 17 de octubre del 45 fue la lealtad de un pueblo con un líder con el que había conquistado sus derechos, había sido incluido en la vida política y por primera vez pasaba a ser parte de la toma de decisiones. No fue un acto administrativo, ni en el que el pueblo delegó de manera pasiva, fue un acto de profunda democracia popular: salir a la calle a defender derechos y confrontar a quienes nos lo quieren quitar. 

Foto: Pedro Pérez

El peronismo se gestó así, en la calle, con un carácter y un contenido revolucionario. Se discutía la participación de los trabajadores en las ganancias, los embajadores obreros, su rol en la dirección de las empresas. La constitución del 49 o los planes quinquenales cristalizaban ese camino. En nuestro caso, con el Estatuto del Periodista sancionado como decreto en el 44 con Perón como secretario de trabajo y hecho ley 12.908 en 1946, conquistamos los derechos más importantes que aún seguimos defendiendo, que incluso periodistas que detestan al peronismo gozan aunque tengan actitudes pro-empresa, y se ven beneficiados ochenta años después. La expropiación de Papel Prensa, otorgada a la CGT luego de un conflicto del sindicato de Canillitas, un medio que operaba contra los intereses nacionales, expresa que había decisión política para tocar y torcer intereses.

Hoy debemos discutir cuál es nuestro programa. Los sectores de la cultura y la comunicación lo estamos haciendo. El 24 nos daremos cita en La Plata para un Congreso Federal del sector convocado por las secretarías de cultura de las centrales sindicales y el Frente Cultural Federal. Este encuentro será el punto de llegada de decenas de congresos en todo el país y el punto de partida para construir ese programa: con justicia social, con salarios dignos, con inclusión, pero sobre todo con los trabajadores y trabajadoras en el centro, siendo parte de las definiciones que se tomen en el futuro.

Los trabajadores y las trabajadoras fuimos y somos quienes estamos en la primera línea de lucha contra este experimento neoliberal que intenta barrer con todos los derechos. Y no hay proyecto sin nosotros. Por lo tanto ningún proyecto popular puede prescindir del movimiento obrero para discutir sobre el mercado laboral, cómo revertir el hambre sin las organizaciones sociales, de la educación sin la docencia o de la salud sin médicos, enfermeros y demás profesionales. En la comunicación, un campo de batalla fundamental en los tiempos que corren, pasa lo mismo.

En nuestro programa debe estar la recuperación de los ingresos como pilar pero también para qué queremos una comunicación y una cultura al servicio del conjunto de la comunidad. Hoy, la defensa de la soberanía informativa representa un aspecto esencial para el funcionamiento de nuestra democracia. El intento de magnicidio de Cristina fue antecedido por discursos de odio e incitación a la violencia promovidos desde sectores políticos y grandes medios de comunicación y plataformas. Esas plataformas, hoy terreno fértil para el doxeo a periodistas y dirigentas -principalmente mujeres- y ámbitos de operación contra los intereses nacionales, deben ser reguladas y gravadas para que paguen por el valor que generamos. De la misma manera, debemos trabajar para que la inteligencia artificial, en lugar de eliminar puestos de trabajo, sea una punta de lanza del crecimiento del sector en beneficio de usuarios y productores de contenidos.

Foto: Pedro Pérez

La producción y el trabajo deben ser las bases, aun en los tiempos de las plataformas, porque la única forma de que se pueda redistribuir la renta es si se genera riqueza y en nuestro suelo tenemos recursos y trabajadores con la suficiente capacidad para llevar adelante esa tarea. Pero también es necesario tener decisión política para poner esos valores en el centro y que la redistribución sea el sentido de ese crecimiento.

El mejor homenaje al 17 de octubre es que hagamos nuestros máximos esfuerzos para la resistencia y la confrontación contra el gobierno neoliberal, pero también para la unidad para construir ese programa, que no debe ser corporativo pero que debe ser diseñado por los propios protagonistas y pensado para el bien común de toda la sociedad.