Aunque aclararon que no se haría efectiva porque cumple “prisión rigurosa”, los jueces del Tribunal Federal Oral N°1 de La Plata le otorgaron, una vez más el beneficio de la prisión domiciliaria al genocida Miguel Osvaldo Etchecolatz. En el mismo fallo pidieron al Poder Ejecutivo que de hacerse efectiva la medida “que se eviten mayores molestias a los vecinos del lugar”. La aclaración es memoriosa: los vecinos del Bosque Peralta Ramos de Mar del Plata, fueron los principales opositores a la presencia del genocida en su barrio durante el verano pasado, en el breve lapso que gozó del beneficio.
La resolución del Tribunal hizo lugar a un pedido de prisión domiciliaria realizada por Miguel Etchecolatz en la causa por “El Infierno”, el centro clandestino de detención que funcionó en la Brigada de Lanús ubicada en Avellaneda, en la que está procesado. El fallo fue resuelto por mayoría con la firma de los jueces Germán Castelli y Alejandro Esmoris y la disidencia del juez Pablo Vega.
Etchecolatz estuvo en prisión domiciliaria en su chalet del bosque Peralta Ramos entre el 27 de diciembre de 2017 y marzo de este año. Obtuvo ese beneficio luego de que el Tribunal Oral Federal N°6 de Capital le otorgó el beneficio en la única causa en la que no lo había conseguido.
El repudio generalizado en Mar del Plata y el colectivo Vecinos sin Genocidas nacido a su llegada, generó la presión social suficiente y el genocida volvió a cárcel común en Ezeiza.
El 31 de octubre pasado, la Corte Suprema de Justicia de la Nación le revocó las domiciliarias que tenía en otras causas: Circuito Camps y Pozo Banfield –en la que está procesado con preventiva-. Etchecolatz tiene incidentes de prisión domiciliaria en cada expediente en el que fue juzgado o es investigado.
Los jueces del TOF 1 argumentaron su decisión en estudios de peritos oficiales y aseguraron que la situación de salud de Etchecolatz, de 89 años, empeoró. Para fortalecer sus dichos enumeraron sus patologías: hipertensión arterial, problemas neurológicos (“paresia braquio-crural derecha moderada junto con déficits sensitivos homolaterales”), signos de parkinsonismo, disminución auditiva derecha, tiene una sonda vesical y divertículos colónicos.
Además, criticaron la decisión de la Corte Suprema de revocar las domiciliarias entregadas por la misma alzada y citaron el fallo en el que el máximo tribunal otorgó la domiciliaria al Felipe Jorge Alespeiti, condenado por la desaparición del escritor Haroldo Conti, entre otros.
Con esos argumentos decidieron “hacer lugar a la prisión domiciliaria de Miguel Osvaldo Etchecolatz”, pero aclararon: “no obstante, no se hará efectiva por encontrarse detenido con prisión rigurosa” en el marco de la misma causa y en la causa del Tribunal Nº 6 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Al mismo tiempo ordenaron que, en caso de efectivizarse la domiciliaria, el Patronato de Liberados deberá efectuar una “supervisión quincenal y presencial del cumplimiento de la detención domiciliaria” y que el genocida deberá usar un sistema de vigilancia electrónica.
El repudio generalizado que recibió el genocida durante el breve lapso que pasó en su casa del Bosque Peralta Ramos no pasó desapercibido a los jueces. Por eso, pidieron al Poder Ejecutivo Nacional y Provincial, que de efectivizarse la prisión domiciliaria, “adopte las medidas necesarias y coordinadas para preservar la integridad física de Miguel Osvaldo Etchecolatz como de terceros”.
Y aclararon que “en particular y dentro de lo razonablemente posible, que se eviten mayores molestias a los vecinos del lugar”.