El mensaje de 28 páginas que el presidente Alberto Fernández pronunció este martes ante la Asamblea Legislativa sintetizó las claves políticas y conceptuales del paradigma que el flamante gobierno propone construir para abrir una nueva etapa política tras los cuatro años de gestión macrista.
Unidad, diálogo, contrato social, solidaridad, ética, emergencia y una reformulación del histórico catecismo del “Nunca más” que marcó los primeros años de la primavera democrática fueron las ideas fuerza que hilvanaron la convocatoria a un acuerdo sectorial amplio y la formulación de los primeros anuncios de gestión.
Los conceptos que apuntaron a superar la confrontación de la grieta -esa división social que Mauricio Macri había prometido suturar, pero finalmente optó por profundizar- tuvieron un doble objetivo: marcar un nuevo sesgo político y superar a Cambiemos, por un lado; y superar parte de las fallas o errores adjudicados al estilo de administrar el poder de la etapa kirchnerista, por el otro.
Sin hacer nombres propios, el mensaje penduló en el diagrama de ese doble objetivo. Y combinó las promesas y anuncios con varias de las ideas que de algún modo cimentaron la historia de la democracia argentina reciente que, como bien marcó el presidente, se cumplirán 40 años cuando el Frente de Todos culmine su mandato.
Muros
Fernández utilizó la metáfora de derribar muros en varios tramos de su discurso. Para convocar a terminar con la grieta de las divisiones ideológicas, pero también para sumar el compromiso de todos los sectores y actores económico-políticos para enfrentar el primer gran desafío de su gestión: terminar con el hambre.
“Llegó la hora de abrazar al diferente, del respeto en los disensos. En la emergencia social es tiempo de comenzar por los últimos para poder llegar a todos”, subrayó minutos después de recibir los atributos de mando de Mauricio Macri en el cierre de un proceso de transición inédito.
Y agregó: “Hay que recuperar equilibrios sociales y económicos y ser conscientes de las profundas heridas. Tenemos que superar el muro del hambre”.
El flamante presidente convocó a “superar muros emocionales” para que todos los sectores “sean capaces de vivir en la diferencia”. Y se involucró en forma personal en ese desafío: “Quiero ser el presidente capaz de corregir los errores sin estar en el pedestal”.
Emergencia
La meta de atender a los sectores más golpeados por la crisis económico-social fue hilo conductor y argumento para varios de los anuncios como la convocatoria al Consejo del Plan Argentina contra el Hambre como la primera medida de gobierno o la declaración de la emergencia sanitaria.
“Eliminar el muro de las fracturas implica generar una ética de las prioridades y las emergencias. Más de 15 millones de personas sufren de inseguridad alimentaria, necesitamos que la Argentina frene esta catástrofe social; sin pan no hay presente ni futuro”, puntualizó.
Herencia y futuro
Fernández fue enfático en atribuir la crisis económica a la aplicación de “malas políticas” aplicadas por el gobierno de Cambiemos.
Y prometió: “Creemos en un Estado constructor. En los próximos días convocaremos a trabajadores, sindicatos, empresarios para un acuerdo de solidaridad en la emergencia para que sea el cimiento básico para encender los motores de la economía”.
“Transitamos un estrecho y desafiante sendero y va a llevar un tiempo lograr lo que queremos. Tenemos la inflación más alta de los últimos 28 años y la desocupación más alta desde 2006”, puntualizó al trazar una cruda descripción de la herencia macrista.
Fórmula
El mandatario electo planteó en todo su mensaje enfrentar la búsqueda de una salida a la crisis con “un plan de acuerdos básicos de solidaridad”. Fue un anticipo de la convocatoria a trabajadores, sindicatos, empresarios y organizaciones sociales para vertebrar el futuro acuerdo social que servirá de paraguas político para las primeras medidas de gestión.
“La economía y el tejido social son de extrema fragilidad. Tenemos que sortear este escenario con un proyecto propio, no dictado desde afuera. Recibimos un país frágil y lastimado y no hay progreso sin orden económico”, puntualizó el presidente durante su mensaje.
Y, al referirse a la futura renegociación de la deuda, subrayó: “No vamos a prometer planes que no se pueden cumplir”.
Nunca más
Uno de los pasajes más aplaudidos del discurso presidencial condensó los anuncios sobre la futura reforma del sistema de justicia e inteligencia federal. “Sin justicia independiente no hay democracia. Cuando la política entra a los Tribunales, la Justicia escapa por la ventana”, puntualizó.
Tras denunciar un “muro de impunidad estructural”, Fernández prometió “nunca más” a una justicia “contaminada por servicios de inteligencia por operadores judiciales y por linchamientos mediáticos”. El pasaje derivó en el primer aplauso de pie de los miembros de la Asamblea.
Para el final, el mandatario dejó una mención a la recordada liturgia de Raúl Alfonsín, una figura inspiradora para la nueva etapa, y reclamó consensos para convertir en realidad la premisa «con la democracia, se come, se cura y se educa». El desafío comienza hoy.