La nota de Cancillería fue formal y escueta. Se dejaba sin efecto la “función” que Elisa Trotta Gamus había asumido en el país como embajadora autoproclamada de Venezuela en el país, en sintonía con el dirigente Juan Guaidó, quien dice ser presidente «legítimo» del país caribeño. “No podía ser que los medios siguieran hablando de ella como si fuera embajadora”, explicaron en el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Es que, según las mismas fuentes, Cancillería reconoce a Guaidó, pero como opositor. “Por eso se criticó que no lo dejaran entrar a la Asamblea, pero nunca se reconoció –tal como sí lo había hecho Mauricio Macri- como otra cosa que no fuera un político opositor a Nicolás Maduro (mandatario de Venezuela)”, señalaron a Tiempo.
En una nota que firma la subdirectora nacional de Ceremonial de la Cancillería, Mariángeles Bellusci, enviada a Trotta, expresa: «Me dirijo a usted a los efectos de comunicarle que a partir del día de la fecha se pone fin a su misión especial en la República Argentina y a sus funciones en el marco de la misma». El canciller Felipe Solá había calificado de «ilegal» la representación diplomática de Trotta, que había sido aceptada por el anterior gobierno de Mauricio Macri.
Este lunes, tras las escaramuzas que el dirigente opositor generó en su país, la Cancillería argentina había emitido un comunicado crítico con el gobierno de Maduro. “Impedir por la fuerza el funcionamiento de la Asamblea Legislativa es condenarse al aislamiento internacional. Rechazamos esta acción e instamos al ejecutivo venezolano a aceptar que el camino es exactamente el opuesto. La Asamblea debe elegir su presidente con total legitimidad”, sostuvo el ejecutivo argentino.
Si bien el texto no cayó bien en la tierra de Hugo Chávez, al día siguiente, la Cancillería comenzó a desarmar el entramado que Guaidó había querido construir en el país a través de Trotta Gamus, quien fuera -antes de autoproclamarse embajadora- directora de Programas Institucionales de la Legislatura bonaerense.
Macri había reconocido a Trotta como la representante diplomática de Venezuela en el país al darle el título de embajadora “full” y desconoció a los representantes de Maduro. El entonces canciller Jorge Faurie le dio cartas credenciales, inmunidades y seguridad. Fue entonces cuando Trotta Gamus armó una especie de “consulado” de su país en Buenos Aires. Esa aventura terminó de manera formal este martes y ya no hay forma de referirse a ella como embajadora venezolana en Argentina.
En respuesta, el interbloque de diputados nacionales de Juntos por el Cambio, solicitó al gobierno reafirmar su pertenencia al Grupo Lima y condenar “la dictadura venezolana”. “En las últimas horas el Gobierno argentino adoptó posiciones contradictorias en relación a las graves violaciones a la Asamblea Nacional de Venezuela que generan incertidumbre sobre el apoyo o el rechazo del gobierno del presidente Alberto Fernández a la dictadura venezolana”, expresó el interbloque que lidera Mario Negri.