En 2018, cuando la presidencia de Mauricio Macri comenzó a desmoronarse, la vuelta de Cristina Fernández de Kirchner al Ejecutivo era impensada y el Frente de Todos ni siquiera formaba parte de la imaginación de los más fantasiosos, el micromundo de Twitter optó por sintetizar su incertidumbre con la frase «no hay 2019». La reaparición de Alberto Fernández y la decisión de CFK de ubicarse como vicepresidenta devolvió las esperanzas a un peronismo que, una vez más en su larga historia, parecía derrotado. A casi tres años de esa elección histórica y con la carta del factor sorpresa ya utilizada, ¿hay 2023?
A un año de las presidenciales, y sin un candidato concreto, el oficialismo lucha contra las iniciadas campañas de Juntos por el Cambio. Sin Mauricio Macri definido, la oposición tiene una larga fila de figuras anotadas para pelear en las primarias. De esa lista, Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta se desprenden como los principales. Según el informe de octubre de la consultora Zuban Córdoba, la presidenta del PRO tiene una intención de voto segura del 16,3% y otro 32,5% de posibles electores, posicionándose primera en las encuestas frente al alcalde, quien cuenta con 10,5% de votos seguros y 27,9% posibles.
«Tanto Bullrich como Larreta tienen posibilidad de ganar las PASO, pero el apoyo –o no– de Mauricio Macri a uno de ellos, será lo que los termine consolidando. Por el momento, el expresidente se está mostrando más cercano a la presidenta del PRO, lo que le complica la elección al jefe de gobierno. A esto se le suma la pérdida de imagen positiva de Larreta, porque él también se está agrietando», analiza Hilario Moreno Del Campo, director de Dicen Consultora.
Aunque busca dar batalla, la UCR no obtiene los resultados deseados. El informe de Zuban Córdoba muestra que tanto Facundo Manes como Gerardo Morales comparten un 1,8% de intención de voto real cada uno. Esta brecha se amplía cuando el neurocientífico muestra 16,9 puntos de posibles votantes frente a los 14,1 que recolecta el presidente del radicalismo. Con estos números, Paola Zuban, directora de investigación en Zuban Córdoba, sostiene: «A pesar de los bajos índices, el radicalismo tiene un crecimiento muy significativo a nivel nacional. Si bien Morales es un dirigente que tiene varios años en la política, hay una gran renovación en toda su dirigencia, lo que le permite planear a futuro. Si continúan construyendo, en 2027 podrían tener chances de disputar la presidencia».
En la riña segmentada por distritos, la Ciudad de Buenos Aires se lleva gran parte de la atención. La capital fue la cuna de la mayoría de los presidentes, por eso su elección resulta fundamental. La oposición cuenta ahí con dos grandes candidatos: Martín Lousteau y Jorge Macri. Si bien ambos sostienen una estrecha relación con el actual jefe de gobierno, esta semana la paz se terminó. Patricia Bullrich apoyó la candidatura del primo del expresidente y eso generó un inmenso disgusto en las bases larretistas, quienes tomaron el gesto como una provocación. «Frente a esto, el precandidato a presidente no cuenta con otra opción que no sea dejar de lado a Macri y cerrar líneas con los radicales», afirma Diego Reynoso, presidente y director de Opinión Lab.
Del otro lado del charco, el Frente de Todos no expone cuál será su ruta en 2023. Si bien desde el albertismo insisten en que el presidente buscará mandar por otro período, por ahora los números no acompañan su deseo, según las encuestas. Por su parte, y a pesar de las altas expectativas que generó su arribo al Ministerio de Economía, Sergio Massa cuenta con 4,9% de intención real y 21,8% de posibles sufragios. En este punto, los tres profesionales coinciden en que el superministro se encamina a pelear las elecciones del 27, en la que se presentaría, en caso de que el frentetodismo pierda el próximo año, como el candidato de una posible nueva unidad.
Por otra parte, a pesar de no dar ningún indicio de su candidatura y la duda que sembró su hijo Máximo, Cristina Fernández de Kirchner es, a la fecha, la figura con más intención de voto del oficialismo con más del 28%. Esto pone en manifiesto, una vez más, que será ella quien decida el futuro del partido. «Wado de Pedro podría ser uno de los posibles candidatos, pero la resistencia de los gobernadores hacia la elección de una figura camporista es bastante grande. Con el alto nivel de fidelidad de sus votantes que tiene la vicepresidenta, puede traspasar sus votos a cualquiera, pero deberá buscar consensos si lo que no quiere es romper el Frente de Todos», concreta Moreno del Campo.
El resultado de las próximas elecciones es, obviamente, desconocido. A pesar de las dudas que puedan generarse en los espacios de discusión política, virtuales o físicos, hay algo que no entra en duda: habrá 2023. «