La incursión de Alberto Fernández en territorio cordobés es el primer paso para intentar desanudar una larga saga de desencuentros políticos entre los diferentes sectores del peronismo del segundo distrito electoral del país. Esos enfrentamientos convirtieron a la provincia mediterránea en una geografía que el macrismo suele considerar como propia.
Con casi el 9 por ciento del padrón nacional y apenas ubicada por debajo de Santa Fe, Córdoba dibuja decisivos antecedentes favorables para Mauricio Macri. La Casa Rosada identifica a su electorado como la “llave” del triunfo de Cambiemos en 2015: en el balotaje frente a Daniel Scioli, el Presidente cosechó allí el 74 por ciento de los votos y descontó la mayor diferencia a su favor de todo el país.
Cuatro años después, la estructura territorial de Cambiemos en el estratégico distrito está golpeada por el arrasador triunfo del justicialista Juan Schiaretti en las elecciones por la gobernación provincial –el 12 de mayo consiguió casi el 54 por ciento de los votos- y la caída de Cambiemos en la capital provincial, hoy recuperada por el peronismo.
Tras el fallido intento de organizar el frente opositor de Alternativa Federal, Schiaretti se mantuvo en la postura de marcar los límites de su victoria y esquivar la disputa nacional. “Voy a recibir a todos los dirigentes que quieran visitar Córdoba”, dijo en las horas previas a su encuentro con el precandidato presidencial del Frente de Todos. En simultáneo, confirmó que su espacio político se presentaría a los comicios nacionales con “boleta corta”, es decir sin adherir formalmente a la oferta de presidente y vice.
El mandatario peronista permanece atento al perfil “selectivo” del votante cordobés. “Se trata de un electorado reacio al peronismo, crítico del kirchnerismo cuando se trata de una elección presidencial. Un votante que ya demostró que puede pronunciarse en diferentes sentidos partidarios, según estén en juego cargos municipales, provinciales o nacionales”, subrayó a Tiempo la politóloga Ana Paola Zuban.
Según datos de la consultora Gustavo Córdoba y Asociados, con base operativa en la provincia mediterránea, la imagen positiva de Macri comenzó a repuntar levemente en el último mes aunque las expectativas sobre la marcha y futuro de la economía continúan siendo negativas. “La estabilidad del precio del dólar y la reedición de los planes de cuotas como Ahora 12 son algunos de los indicadores que revirtieron la caída. Sin embargo, son factores que rápidamente se interpretarán insuficientes”, amplió Zuban.
Atento a ese escenario, Fernández llegó a Córdoba con un discurso conciliador. “No tendría ningún problema en decirles a los cordobeses que, si nos equivocamos con ellos, nos perdonen. Sería de necio no reconocer que uno se equivocó. No me imagino una Argentina sin Córdoba”, planteó este lunes en la conferencia de prensa en la ciudad balnearia de Mar del Plata.
Los ´desencuentros´ acumulan varios hitos con eje en las figuras centrales del kirchnerismo: el apoyo dividido de la Casa Rosada a Luis Juez y Schiaretti en los comicios de 2007; y el alineamiento del actual gobernador y José Manuel de la Sota con los productores agropecuarios en pleno conflicto por la Resolución 125 durante 2008 delinearon el origen de los cortocircuitos. El recelo se alimentó luego por las ideas y vueltas en el financiamiento para la extensión de gasoductos durante el primer mandato de Cristina Fernández y la posterior acusación del gobierno provincial, en 2013, de obturar el auxilio de la Gendarmería Nacional durante un huelga de la Policía local.