La expresidenta Cristina Fernández habló en una extensa entrevista con un canal de Youtube. Dijo que está haciendo un informe sobre la Constitución del 94, a 30 años de su sanción, y sostuvo que el sistema político argentino debería atravesar por una nueva reforma constitucional que “modifique el período de elecciones”, para que sean cada cuatro años en vez de cada dos, y que cambie “el sistema judicial”, una de las demandas históricas de la dirigenta, para que no haya «magistrados a perpetuidad y que se puedan elegir a través del voto popular».

En ese contexto, la exmandataria aprovechó para rechazar las versiones sobre un supuesto acuerdo entre Unión por la Patria (UxP) y el gobierno nacional respecto del denominado proyecto de ficha limpia, que proscribe a quienes tengan sentencias en segunda instancia. “Cuando escucho decir eso me pregunto ‘¿esta gente me está tomando el pelo?’, dijo. “No pudimos conseguir que Diputados derogue el DNU 70/2023. En el Senado se lo derogamos, pero en la cámara baja no podemos juntar el número”.

“¿Quiénes no se juntan? Los dialoguistas y los del PRO. ¿Quiénes le dieron los números para que aprobaran el RIGI y todo lo que hicieron? Los dialoguistas y el PRO. ¿Y quiénes son los que no permiten que se derogue el DNU de las condiciones para reestructurar la deuda? Los dialoguistas y los del PRO. ¿Y quiénes votan en contra de todo eso? El bloque de Unión por la Patria. ¿Y resulta que los que acordamos con Milei somos nosotros? La verdad, son muy caraduras. Son ellos el PRO y los bloques dialoguistas los que le están permitiendo a Milei hacer cualquier cosa”.

Cristina recordó que su participación en la Convención Constituyente de 1994 fue la que generó su idea de presentarse como senadora por Santa Cruz para “pasar del plano provincial al nacional”. “Fue una decisión que tomamos con Néstor”, contó. “No pensaba ser senadora, como tampoco pensé ser presidenta; nunca tuve un plan, se fueron dando circunstancias”, relató.

Respecto a la nueva Carta Magna, sostuvo que los cambios que se hicieron ese año tras el Pacto de Olivos “quedaron acotados al tema de la reelección”. “Fue un acuerdo de gente que se desconfiaba entre sí”, recordó. Eso sí, concedió que “en el capítulo federal hubo cuestiones muy importantes”, aunque reconoció que no hubo cambios sustanciales en el tema de la coparticipación. “Fue importante incorporar algunas cláusulas, pero lo que Alfonsín buscaba era un reformismo y atenuar el sistema presidencialista. ¿Lo logró? A mi criterio, no. La Argentina es hiperpresidencialista y a los resultados me remito”. “La elección de cuatro años le da al presidente una intensidad muy fuerte, la incorporación de los DNU (que antes eran excepcionales) ya adquirieron un trámite parlamentario más”, opinó.

Cristina cuestionó a su vez que la creación del Consejo de la Magistratura. “No hizo más que politizar la Justicia como nunca se vio en la historia”. “El grado de mala politización que tiene hoy el Poder Judicial es producto de la introducción del Consejo de la Magistratura”, sentenció.

Para la expresidenta, en la reforma del ’94 debió introducirse un sistema de enmiendas, como la Constitución de Estados Unidos. “Que cada vez que se quiera reformar la Constitución haya que lograr los dos tercios del Congreso para convocar a una convención y a elecciones para convencionales es algo que no pasa en ninguna parte del mundo”. “Hoy, Brasil, México y Estados Unidos tienen un sistema de enmiendas, que es un sistema que no se introdujo en ese momento”. Por eso, agregó, “yo creo que hay que reformar la Constitución” aunque reconoció que “hoy los números (para una reforma constitucional) no están pero la necesidad de reformarla, sí”.

Foto: Charly Diaz Azcue Comunicación Senado

Además, sostuvo que hay que modificar el período de elecciones. “No puede haber elecciones cada dos años. Tiene que haber elecciones cada cuatro años, acomodar los mandatos en ese tiempo”.

Con respecto a la Justicia dijo que “también hay que modificar el Consejo de la Magistratura y el sistema judicial. El sistema presidencialista no fue atenuado y tampoco el Poder Judicial actúa en su función específica para los excesos del Poder Ejecutivo”, argumentó y puso como ejemplo “lo que está pasando con el decreto de necesidad y urgencia 70/2023 que Javier Milei lanzó a días de haber asumido.

“No hay en la historia un DNU que derogue 80 leyes y que modifique otras 300 (…) ¿Qué dijo la Justicia? Absolutamente nada”, y el planteo que hizo la oposición en la Corte Suprema “duerme el sueño de los justos”, criticó.

En ese contexto Cristina recordó lo que el máximo tribunal hizo cuando durante su último gobierno planteó “la democratización de la Justicia”. Luego de ser aprobada por el Congreso, “en menos de 40 días la Corte se abocó y la declaró inconstitucional”.

También sugirió que hay que cambiar la elección de jueces y la duración en sus cargos. “¿Es moderno que alguien que puede decidir sobre tu vida, tu libertad y tu patrimonio, una vez que es nombrado dure toda la vida?”, se preguntó y recordó que las Fuerzas Armadas antes del retorno de la democracia, en 1983 no pasaban por la justicia civil. “¿Te acordás lo que ocurría con las Fuerzas Armadas que se juzgaban a sí mismas? Eso ya no pasa. Pero esto pasa en el Poder Judicial. (Los jueces) se juzgan a sí mismos. Es algo muy corporativo”.

Además, propuso que también sea modificado el modo de elección del Procurador General e igualarlo a como sucede en Estados Unidos, donde “el fiscal general es elegido por el presidente y se va con el presidente. Acá, con la legislación vigente (hace que ese cargo) dure de por vida”, cuestionó. “Tenemos una rémora monárquica en uno de los poderes del Estado, que además es el que tiene que equilibrar y morigerar los excesos que pueden cometer los poderes Ejecutivo y Legislativo”, aseveró. Para Cristina, la durabilidad de los cargos judiciales es sinónimo de “estabilidad para un sistema económico donde los que tienen plata tengan cada vez más plata, y los que tienen menos plata, tengan menos”.

Foto: @CFKArgentina

Con respecto al rol del Estado, Cristina volvió a retomar uno de los preceptos que marcó en sus últimas apariciones sobre cómo tiene que funcionar. “Hay una necesidad de replantearnos y ver qué Estado necesitamos, cuál es el Estado necesario para que sea eficiente y la gente no lo vea al empleado público como un enemigo o un privilegiado, que es lo que le han planteado”. “Cuando la gente ve que el Estado no le da una educación y una salud como la que necesita, termina visualizando al empleado público como un privilegiado y ahí es donde tienen clivaje esos discursos que se solazan de que se eche gente a la calle”, interpretó.

Sobre el rol del actual Poder Ejecutivo en manos de Javier Milei, Cristina dijo que hay “un avasallamiento del Poder Ejecutivo sobre atributos propios del Legislativo” se quejó de la doble vara con que son afrontadas cuestiones como el DNU 70/23, que derogó 70 leyes y modificó otras 300. “Imagínate que lo hubiera hecho yo. Con títulos catástrofe estarían denunciándome a la ONU. Pero como es un DNU que es marcadamente anticonstitucional, pero a favor de los sectores concentrados de la Argentina, nadie dice nada”. También señaló el trato del Gobierno hacia la prensa. “Mirá si yo le hubiera dicho las cosas que Milei le dice a los periodistas. Me hubieran cortado la lengua”, metaforizó.

También descartó cualquier comparación con su propia presidencia. “El grado de ataque que tuve como presidenta se debe a las medidas que tomábamos” y de su condición de mujer. “Los hombres tienen un problema muy grande con las jefaturas femeninas, y en política más aún”.

Con respecto al triunfo de Milei, CFK sostuvo que “la gran apuesta que hizo el no peronismo y el antiperonismo con Macri, que le fue mal” y agregó, que también tuvo que ver “con el fracaso” del gobierno de Alberto Fernández. “Milei ganó por la expectativa que se generó con respecto a lo que se había vivido entre 2003 y 2015 en una suerte de poder reeditarlo en el Frente de Todos, y que notoriamente fracasó”, reconoció.

Con respecto a la gestión de Milei, la expresidenta opinó que: “a la política no la explico desde el consenso y el no consenso. Yo lo veo desde el sostenimiento de un modelo económico”, agregó.

Como ejemplo citó la caída de Alfonsín en 1989. El expresidente radical “no pudo administrar el desastre que dejó la dictadura y terminó en un proceso hiperinflacionario que empezó a incubarse en 1976”, con el inicio de la dictadura y “un proceso de endeudamiento fenomenal”. “Menem acepta el modelo neoliberal a partir de la caída del Muro de Berlín y la globalización”, pero luego el modelo neoliberal y la convertibilidad que impuso duró sin tambalear sólo cinco años, hasta 1995, aunque luego el modelo se cayó en 2001. “Es como que políticamente el neoliberalismo banca cinco años, y después ¡pumba! Empieza el declive”.