La pericia ordenada por el juez federal Julián Ercolini analizó durante casi tres años la documentación de Papel Prensa para determinar el valor que tenía la empresa y cuánto pagaron los accionistas de Clarín y La Nación a la familia Graiver.
Según el informe elaborado por la querella, FAPEL, la empresa creada por La Nación, Clarín y La Razón para comprar Papel Prensa, compró bajo presión las acciones que habían pertenecido a David Graiver por 8,3 millones de dólares: 3,7 a Galería Da Vinci, 3,6 a Rafael Ianover y 1 millón a la sucesión de Graiver, representada por Lidia Papaleo.
Según se tomen los valores de las acciones en septiembre o en diciembre de 1976, el valor de la compra que realizaron los grandes diarios argentinos estuvo entre el 30 y el 80 por ciento por debajo del valor real de ese paquete accionario.
Los peritos de las querellas y del Ministerio Público Fiscal estimaron una diferencia negativa de 3,4 millones de dólares en septiembre de 1976 y de 7,6 millones en diciembre de 1976.
Si se tiene en cuenta un informe realizado por el Banco Nacional de Desarrollo (Banade) en 1977, la diferencia negativa entre el valor pactado y el valor real fue de 5,7 millones de dólares.
A pesar de los precios pautados bajo las amenazas de secuestros y torturas, que finalmente se llevaron a cabo semanas después, esos valores nunca se pagaron: la familia Graiver recibió apenas un adelanto de 27 mil dólares y luego todos sus bienes fueron decomisados.
El informe también puso el foco en los préstamos recibidos por Papel Prensa por parte del Estado: una vez en manos de Clarín, La Nación y La Razón, la papelera recibió 37 mil millones de pesos en créditos del BANADE.