Ganaron sus internas partidarias y se impusieron al oficialismo en sus respectivos distritos. Pero no sólo eso. Los casos de Mariel Fernández, Fernanda Raverta y Florencia Saintout reflejan una tendencia que se expande en la provincia de Buenos Aires y todo el territorio nacional: el empoderamiento de las mujeres también se manifiesta de modo institucional.
«En 150 años nunca hubo una intendenta mujer. En este momento, Moreno necesita una intendenta mujer. Las mujeres tenemos la capacidad de hacer miles de cosas a la vez». Esta frase de Mariel Fernández al portal La Nación Trabajadora resultó premonitoria. La dirigenta de la CTEP se impuso el domingo en la interna del Frente de Todos para la intendencia de la populosa comuna del Conurbano bonaerense y desplazó a Walter Festa, el actual intendente.
Mariel no fue la única mujer en celebrar. En Quilmes, la camporista Mayra Mendoza arrasó en la interna peronista, pero además se llevó puesto al intendente macrista Martiniano Molina con un estilo similar al que utilizó Axel Kicillof a nivel provincial: el contacto cotidiano cara a cara con el electorado.
En La Plata, Florencia Saintout se impuso en la interna del Frente de Todos, que, sumadas sus líneas internas, logró superar por 10 puntos al oficialismo de Julio Garro.
¿Qué tuvieron en común estos casos? Enfrentaron internas con entre cinco y siete candidatos respectivamente, con referentes de mucho peso, e historia en cada distrito. Y además, todas ellas provienen de organizaciones o instituciones surgidas o multiplicadas durante los años del kirchnerismo. Son la renovación, no sólo en términos generacionales. Crecieron políticamente en un contexto de avance sostenido de la agenda feminista, y participaron de procesos colectivos de militancia.
Fernández nació políticamente en Cuartel V, de Moreno, con un activismo barrial que arrancó en el movimiento fomentista, luego derivó en la creación de un Centro Cultural –La Chicharra– y más tarde en la dirigencia del Movimiento Evita. En 2011 asumió como concejala y responsable del Evita en Moreno, mientras su pareja, el «Gringo» Castro, se lanzaba a armar la CTEP.
Mayra Mendoza empezó dictando clases de apoyo en un comedor comunitario de Quilmes y pasó a La Cámpora desde su creación, en 2006. En 2011 se convirtió en la única mujer en la mesa de conducción nacional de esa organización que, tras la derrota electoral del kircherismo de 2015 debió reformular ese modelo de conducción para abrir paso a su rama feminista.
Un caso similar es el de la marplatense Fernanda Raverta, quien se candidateó para la intendencia de General Pueyrredón, donde obtuvo el segundo lugar detrás de la interna de Cambiemos.
Saintout no proviene de la militancia barrial, pero forjó su carrera política desde la Universidad Nacional de La Plata de cuya facultad de Periodismo y Ciencias de la Comunicación fue decana entre 2010 y 2018. Saintout se construye como referente a partir de dos de los estandartes de la gestión kirchnerista: la Ley de Medios y el alineamiento con los países latinoamericanos de la «Patria Grande». Más acá en el tiempo, también se convirtió en referente del movimiento LGTBI y de la lucha por el aborto legal. «