Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta libran una silenciosa batalla por el control del PRO y por la candidatura presidencial de 2023. El jefe de Gobierno porteño debe lograr también una convivencia armoniosa con Patricia Bullrich, quien busca convertirse en su sucesora en la Ciudad.
El exmandatario y el jefe de Gobierno porteño se reunieron el pasado jueves para almorzar en el Hotel Faena de Puerto Madero. El encuentro ocurrió días después de que Macri, junto a Marcos Peña, desplazaran a Larreta de los principales cargos partidarios. El alcalde porteño devolvió las gentilezas y marginó al peñismo del flamante armado de la juventud PRO.
Tras las Paso, cuando parecía que la derrota del oficialismo en Nación y Provincia sería inexorable, el exjefe de Gabinete nacional comenzó a negociar refugio para algunos de sus protegidos en la Ciudad. A cambio ofreció la presidencia del PRO a Rodríguez Larreta.
La recuperación en las elecciones generales reconfiguró el mapa. El 40% le dio otra vida a Macri: a fuerza de polarizar, logró conservar una importante cuota de poder. En ese sendero eligió a Patricia Bullrich como nueva jefa del partido.
La “Piba” solidificó su gestión en el Ministerio de Seguridad a fuerza de situarse en el extremo derecho del espectro político.
A simple vista, la exministra de seguridad y Larreta tienen poco en común. Sin embargo, desde el macrismo aseguran que son algo más que viejos conocidos. “Son socios hace muchos años, incluso antes de que Patricia se acercara a Mauricio”, develaron ante la consulta de Tiempo.
En el PRO explican que la posición de Larreta, amigable con el gobierno nacional, guarda relación con su rol como alcalde porteño. “Está gestionando, no puede decir cualquier cosa”, explican. “No hay que confundirse. Para que se entienda, los tweets de Patricia respecto de la coparticipación fueron acordados con Horacio”, agregan. “Vuelven al látigo y la billetera contra las provincias y CABA”, había escrito Bullrich cuando corrió el rumor de que Alberto Fernández recortaría el porcentaje de coparticipación porteña.
Desde la Ciudad develaron que si bien fue Macri quien ubicó a la Piba como jefa del PRO, hubo una consulta previa con Larreta. El jefe de Gobierno porteño dio su aprobación. No tenía demasiadas opciones, pero tampoco está apurado. Larreta sabe que la disputa real por el liderazgo de la oposición tal vez comenzará recién en 2021 o más posiblemente en 2023.
Por ahora Larreta se dedica a acumular poder. En las últimas dos semanas recibió a intendentes de Córdoba, Buenos Aires y Corrientes, gracias al armado que promueven Rogelio Frigerio y Emilio Monzó, el “ala política” que Macri dejó a un lado cuando fue gobierno.
Cerca de Bullrich creen que la exministra hará una construcción más horizontal en el interior del país. «La idea de Patricia es que los distritos tengan aire para elegir a sus candidatos. Antes estaba muy digitado desde Balcarce por Marcos. Caía en cualquier lado 60 días antes de las elecciones con su equipo de comunicación y sacaban del juego a los que no estaban con él, no había discusión ni explicaciones”, analizan.
Si bien la línea extrema le sirve a Bullrich para polarizar, difícilmente pueda ayudarla para suceder a Larreta. “Si Patricia quiere ser jefa de Gobierno tiene que salir de su postura de extrema derecha. En el corredor norte mide muy bien. También tiene buenos números en el sur, la parte más humilde de la Ciudad. Pero en el eje centro a veces la ven con un poco de susto”, aseguran.
Hasta ahora parece haber un acuerdo entre Larreta y Martín Lousteau para que el economista lo suceda en el gobierno porteño. Pocos creen que el exembajador en EE UU vaya a tener el camino despejado. “Puede ser Patricia la candidata, puede ser Frigerio, el que sea, pero Lousteau no va a tener la jefatura servida en bandeja”, avisan en el PRO.
En el macrismo no ven tantas diferencias entre ambos. “Patricia es más frontal y Horacio intenta buscar el consenso. Pero con sus adversarios es brutal: se fagocitó a toda la oposición en la Ciudad. Y a Gabriela Michetti, que era su rival, la corrió de todos lados. Son peronistas, se les nota en el armado y en la conducción”, comparan.
Por el momento los caminos de Larreta y la Piba parecen no cruzarse. Pero nadie descarta que, si llegado el momento, Bullrich tiene chances de disputar la presidencia, se meta de lleno en la pelea. «