La decisión de la Cámara Federal de Casación al reabrir dos causas contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner se sucedió en una trama de cuatro episodios. Y hay otro que se aproxima sin mucho disimulo.
Los fallos que firmaron los jueces Diego Barroetaveña y Daniel Petrone son sólo la punta del iceberg. La secuencia comenzó con el desplazamiento de la jueza Ana María Figueroa, quien preveía votar en disidencia (por la ratificación del sobreseimiento a CFK en las causas Los Sauces – Hotesur y Memorando con Irán). Figueroa no era importante por su disidencia –que no habría alterado la decisión final de sus dos colegas- sino por lo que podía decir en ese voto. Y porque en el lenguaje de símbolos del Poder Judicial no es lo mismo un voto unánime que uno que una crítica feroz en disidencia.
Como se trata de un fallo de Casación y la eventual etapa de apelación sería la Corte Suprema, las defensas podrán plantear un “recurso de casación horizontal”. Ello significa, en lenguaje simple, una apelación contra las decisiones de la víspera para que otra sala del mismo tribunal, con otros jueces, revise lo que hicieron Barroetaveña y Petrone. Es un paso previo a la Corte Suprema y, por cierto, las posibilidades de ecuanimidad son muy reducidas.
Apartada la jueza Figueroa (con la decisiva intervención de la Corte Suprema), la secuencia posterior incluyó el apuro por sacar ambos fallos porque todavía hay un intento –que parece estéril- por el retorno de la magistrada.
¿Y qué dicen los fallos?
Básicamente, que la vicepresidenta no debió haber sido desvinculada de ambos casos sin antes pasar por el banquillo de los acusados en sendos juicios orales, que serán largos y, por supuesto, también estigmatizantes.
Los fallos ordenan, sí o sí, la realización de esos dos juicios. Es decir que Cristina Kirchner volverá a estar, al menos en dos oportunidades más, sentada frente a tribunales orales que la juzgarán como lo hicieron en la Causa Vialidad. Si a estos dos se le suma la Causa Cuadernos, entonces serán cuatro las eventuales condenas en su contra. Y aún hay otros procesos que amenazan con terminar en el mismo destino.
¿Qué argumentos utilizó la Casación para la reapertura de ambos expedientes?
En el caso de Los Sauces y Hotesur, la vicepresidenta y otros muchos acusados habían sido sobreseídos por el delito de “lavado”, por el que estaban acusados. Pero el máximo tribunal penal opinó que “considerar agotado el examen no solo con relación al delito de lavado sino también respecto de ofrecimiento o admisión de dádivas supone un quiebre en el razonamiento” de la estructura de la acusación.
Los jueces ratificaron el sobreseimiento de Florencia Kirchner, la hija menos de la vicepresidenta. Pero en esa decisión anticiparon que, aunque aún no hubo juicio, ellos creen que su madre y su hermano Máximo son culpables. Dice el fallo: “La asociación de la que Florencia Kirchner habría formado parte se habría conformado cuando era una niña y al momento de su ingreso las operaciones objetadas ya se encontraban consolidadas, con su madre y hermano con roles preponderantes”. La entrelínea del fallo dice que para declarar inocente a Florencia Kirchner, por contraposición, los culpables son su madre, su hermano, y su padre, si estuviera vivo.
En cuanto a la Causa Memorando (la denuncia del fiscal Alberto Nisman cuatro días antes de aparecer muerto en el baño de su departamento en Puerto Madero), el sobreseimiento se basó sobre “el informe de Interpol del 22 de junio de 2020, los sobreseimientos de Ronald Noble y Joell Sollier, y la información de distintos organismos en cuanto a que no se habían incrementado las relaciones comerciales entre la Argentina e Irán”.
Esos tres aspectos desmoronaban la hipótesis delictiva que había esbozado Nisman. Pero según la Casación, en la decisión exculpatoria “los jueces efectuaron una interpretación forzada y arbitraria del art. 361 CPPN (sobreseimiento) al ponderar datos y circunstancias que no eran novedosos y noticias que no revestían el carácter de prueba”.
Lo que cuestionaron, más que el “qué”, fue el “cómo”. Si el ex jefe de Interpol Ronald Noble afirma que las alertar rojas contra los iraníes nunca estuvieron en riesgo por el Memorando, que venga y lo diga en el juicio. Cuando Noble ofreció venir a declarar, el difunto juez Claudio Bonadio lo tomó como “imputado” por su eventual participación en el plan criminal y se lo impidió. Finalmente Noble fue sobreseído y aquella declaración sobre las alertas rojas recobró vigencia para dictar los sobreseimientos. Para la Casación, es insuficiente.
El máximo tribunal penal tomó, además, un reaseguro para la puntería del pelotón de fusilamiento judicial que se avecina. Apartó a todos los jueces que hasta ahora habían considerado que la vicepresidenta no tenía responsabilidad penal en ambos casos: Daniel Obligado, José Antonio Michilini, Gabriela López Iñiguez y Adrián Grünberg.
Ninguno de ellos podrá participar de los juicios orales que se avecinan, aunque ello implique un apartamiento del “principio del juez natural” que tanto cacarean en tribunales.
Casación quiere “jueces independientes”. Y en Comodoro Py queda claro cómo tiene que fallar un juez para ser considerado “independiente”.