De las cuatro provincias donde se partió Juntos por el Cambio antes de las elecciones, Mendoza podría transformarse en un verdadero obstáculo para la cohesión nacional de la principal alianza opositora. También puede ser un paradigma de la fuga de votos por ultraderecha que tracciona el economista Javier Milei desde 2019. Este martes el diputado nacional del PRO, Omar De Marchi, anunció que no competirá dentro de Cambia Mendoza. Desafiará la hegemonía del radicalismo, que impulsa el regreso de Alfredo Cornejo a la gobernación. Peleará por afuera con un armado que combinará al tradicional Partido Demócrata, con la Coalición Cívica y con el Partido Libertario.
De Marchi ocupa la vicepresidencia primera de la Cámara Baja. A pesar de la ruptura electoral en Mendoza, seguirá siendo uno de los 50 integrantes del bloque PRO y de los 116 escaños de Juntos por el Cambio. Ante las consultas de Tiempo, cerca del legislador confirmaron que «no hay debate en ese sentido, es más, va a continuar como vice primero del cuerpo». Pero la disputa que se avecina en su terruño se acelerará a partir de la semana que viene.
El exintendente de Luján, que comenzó su formación y su carrera política en el PD, terminó con el suspenso antes de Semana Santa. «La opción es una sola. Hay una única decisión irreversible: seré candidato a gobernador de la provincia de Mendoza», escribió en su cuenta de twitter. Con el anuncio concluyó meses de negociaciones y finalmente concretó un amague que ya había hecho hace dos años. Ahora comenzó a correr la relojería del calendario electoral: el 11 de junio se realizarán las PASO mendocinas y las generales para gobernador están previstas el 24 de septiembre. En el medio se concretarán las primarias nacionales del 13 de agosto.Con esa línea de tiempo en la mano, De Marchi argumenta que su decisión de separarse de Cambia Mendoza no afectará la contienda nacional.
La semana que viene tiene previsto lanzar la fuerza con la que construirá su candidatura durante los dos meses que tiene por delante hasta las PASO locales. En esa escena está el anticipo del impacto nacional que tendrá la movida, aunque las chances de ganarle a la UCR son escasas. En la presentación estarán la CC y también el Partido Libertario, un puente directo con Milei a nivel nacional.
«Omar siempre destacó a Milei. Y habla con Milei. Y lo considera a Milei», confiaron cerca del lujanino. Pero no esperan que el diputado nacional de ultraderecha se pronuncie a su favor para incidir en la contienda mendocina. En Buenos Aires creen lo contrario. Que Milei podría capitalizar el cisma del PRO en un distrito donde mide bien y podría contar con un interlocutor con chances de crecer.
La preocupación atraviesa a todos los socios de la coalición opositora porque el cisma no pasa solamente por De Marchi. Con su partida, el PRO fue intevenido y estará en manos del senador nacional Humberto Schiavoni, un hombre de confianza del expresidente Mauricio Macri, que presidió el partido amarillo antes de la llegada de Patricia Bullrich. La intervención llegará a Mendoza sobre los escombros de las gestiones del alcalde porteño Horacio Rodríguez Larreta para evitar que De Marchi se fuera. Los diálogos duraron meses y habían comenzado en un escenario muy diferente al actual: el diputado llegó a ser el coordinador nacional de la campaña presidencial del alcalde porteño. Con la cristalización de las diferencias sobre Mendoza, el papel de De Marchi en el larretismo se fue reduciendo hasta llegar al anuncio del martes.
Rodriguez Larreta no oculta su desacuerdo con la decisión de su exarmador. Su rol ha quedado debilitado con el portazo del mendocino y ahora las riendas del partido local quedarán en manos del macrismo de paladar negro. Bullrich salió fortalecida, pero la situación cuyana quedó estos días en segundo plano por las nuevas incorporaciones que sumó en las últimas semanas en la provincia de Buenos Aires. La exministra de Seguridad cuenta ahora con el respaldo del intendente de San Nicolás, Ismael Passaglia, para su precandidatura presidencial. También podría sumar coincidencias con el jefe comunal de Tres de Febrero, el periodista Diego Valenzuela, que juega un rol clave en el larretismo y en la campaña del exvicejefe porteño, Diego Santilli, como precandidato a gobernador bonaerense.
Pero Mendoza seguirá dando dolores de cabeza con una inédita reaparición del viejo Partido Demócrata, que llegó a ser una fuerza colaboracionista de las últimas dos dictaduras militares. Casi todas las vertientes de la derecha mendocina están teñidas por los rastros de esa fuerza política, a cuyos integrantes le llaman «gansos». A la intervención del PRO se sumó la misma medida por parte de la Coalición Cívica. Algunos temen que se debe a la inminente adhesión de un sector de la CC a favor de De Marchi. En Buenos Aires explicaron que la decisión fue adoptada por el presidente del partido a nivel nacional, el diputado Maximiliano Ferraro, a pedido del titular del partido provincial Marcos Quattrini, en medio de una disputa con la dirigente Daniela Stella, que integra la Mesa Ejecutiva Provincial. Ella buscaría que el partido se quede en Cambia Mendoza y hay un sector que se va con De Marchi.
La filial mendocina de la CC está en la mira de Elisa Carrió. De esa provincia viene su gran amigo, el extitular del partido, Gustavo Gutiérrez, un histórico dirigente de origen «ganso». Ahora está detrás de De Marchi y es la tracción que lleva a un sector de los Lilitos detrás del nuevo espacio que tendrá dos meses para instalar al precandidato que se medirá en las PASO sin competidor interno. Su performance refrendará su candidatura o la debilitará, pero también será un termómetro para el radicalismo mendocino que afronta una coalición local en su contra conformada por dos socios de JxC.
«Juntos por el Cambio no existe en Mendoza, la fuerza que gobierna en la provincia es el radicalismo con todo lo bueno y con todo lo malo. El resto de los demás integrantes de Cambia Mendoza estamos fuera» dijo De Marchi este jueves en una entrevista con Radio Con Vos. «La relación con Horacio está intacta. Desde afuera de Mendoza cuesta que se entienda, pero deciamos que no es que se rompe JxC. Horacio ha hecho todos los esfuerzos de sostener esa unidad y tienen que entender en Buenos Aires que esa realidad es muy distinta en Mendoza. Mantener a JxC en mi provincia es como un casaminto por conveniencia. No estamos para andar a los pechones, más cuando la provincia se encamina a una situación de debilidad institucional inédita. Esto es parte de las diferencias que tenemos con la UCR», insistió De Marchi.
La pelea con Cornejo se avecina intensa. En el radicalismo relativizaron el peso del portazo. «No sabemos si afecta al frente, es una invidualidad y es un problema del PRO. Los movimientos que haga son ajenos al Frente Cambia Mendoza. Perdió siempre y las veces que se presentó salió tercero. Siempre perdió por fuera de nuestro frente», analizaron cerca del senador y precandidato a gobernador.
La incógnita sobre el nivel de daño de De Marchi sobre Cornejo es materia de especulaciones. Podría reanimar la fuga de votos por derecha que tiene JxC, aunque en la nueva fuerza que será presentada la semana próxima también cuentan con la posibilidad de sumar «al peronismo desencantado». Se refieren a los dirigentes del «peronismo azul», que antagonizó durante años con el kirchnerismo y en los últimos años pactaron una convivencia ante la extensión de la hegemonía radical en Mendoza.
¿Quedan chances para que se revierta la ruptura? La mayoría de las fuentes consultadas consideran que no, pero no se cortó ninguna interlocución. De Marchi lanzará su espacio la semana que viene y comenzará a corporizar una crítica directa al gobierno radical de Suárez y su continuidad en Cornejo. Nadie sabe hasta donde subirá el tono de ese debate, pero todo parece indicar que la contienda mendocina será mucho más intensa que las otras tres peleas irresueltas en Río Negro, Tucumán y Tierra del Fuego.